Olaia Abadía García de Vicuña Decana de la Facultad de Ciencias de la Salud. Doctora en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte
Lun, 01/06/2015 - 22:51

David Llorente

David Llorente, alumno de primer curso del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte,
subcampeón del mundo sub 23 de K1, en Brasil (2015)

Me gustaría dedicar esta primera entrada en el blog de la Universidad Isabel I a poner de relieve la importancia de la formación académica en todos los niveles para nuestros deportistas.

Aunque las instituciones, hoy en día, están haciendo grandes esfuerzos, ello no es suficiente. Buena prueba de esto son los frecuentes casos de deportistas de élite que, una vez que han finalizado su carrera deportiva, ven desaprovechada su vida al no encontrarse con algo por lo que luchar.

La sociedad conoce los casos de los deportistas más mediatos, pero desconoce la situación de aquellos anónimos que dedicaron una parte importante de su vida al deporte.

Cada día va en aumento el número de deportistas que pueden vivir dignamente de la profesión, pero es escaso el de aquellos capaces de generar recursos suficientes para vivir de las rentas tras abandonarla. Por ello es tan importante compatibilizar la carrera deportiva con la formación. El hecho de tener otra actividad significativa, como proyecto de futuro, le permitirá afrontar con mejor ánimo las lesiones, los malos resultados, las crisis económicas de las entidades deportivas, etc.

Una de las figuras más importante a la hora de mentalizar a los deportistas y a sus familias de esta necesidad es el entrenador, que debe aparecer como un referente y un apoyo para ellos. Tanto entrenadores como deportistas tienen que autoconvencerse de que una formación «extra» va a redundar en beneficio de los resultados deportivos.

Mi experiencia como asesora técnica de deportistas de alto rendimiento me permite atestiguar que con la compatibilidad los resultados son mejores a medio y largo plazo.

Creo que la clave del éxito para poder armonizar ambas actividades radica en la óptima gestión del tiempo. Claro ejemplo de lo que venimos diciendo es la entrevista a David Llorente en El Correo de Burgos del 11 de mayo, donde explicaba su día a día:

«Por ejemplo, un lunes, me levanto a las 8.15 y estudio una hora y media antes de ir al entrenamiento de la mañana que dura 2 horas. Después voy a comer, descanso un poco y a las 16.00 vuelvo a entrenar 2 horas y media. Al acabar el entrenamiento, vuelvo a casa para seguir estudiando. El sábado entreno todo el día y el domingo, normalmente solo por la mañana. Aprovecho la tarde para diseñar el planning de la semana siguiente. También para salir con mis amigos».

No hay que olvidar que para conseguir el éxito en el deporte resulta imprescindible el trabajo en equipo. Por ello animo a todos los integrantes del mundo deportivo a interiorizar las necesidades de la formación en todos los niveles (deportivo, profesional, de grados oficiales…), para una salida más exitosa y segura al mundo laboral.

Los deportistas que sean capaces de compaginar su formación deportiva con una formación académica son y serán profesionales altamente cualificados, muy demandados por las empresas por su capacidad de organización, de gestión de su tiempo; por su constancia, espíritu de sacrificio y por su capacidad para trabajar en equipo.

 

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