Raúl Márquez Zamora Profesor de la Universidad Isabel I
Mar, 26/07/2016 - 13:30

 

Otras diez cosas que aprendí trabajando con drogodependientes

En mi anterior post (aquí), reflexionaba sobre diez de las cosas más importantes que aprendí trabajando con drogodependientes. Una vez que lo hice, sentí que me había dejado algunos aprendizajes más en el tintero. Si me lo permitís, ahí van:

1- Pon siempre en duda lo que te cuente un adicto. Han vivido mucho tiempo mintiendo para poder consumir y saben hacerlo realmente bien.

2- Conocí más hombres que mujeres que pidiesen ayuda. No obstante, hay una importante población oculta de mujeres con problemas con el alcohol que consumen en su hogar sin que nadie las vea.

3- Si un adicto se enfrenta a su sustancia, la consumirá. Su enfermedad es precisamente eso. La única manera de no consumirlas es evitar las situaciones directas de riesgo.

4- Un adicto es incapaz de tomar solo un poco de su sustancia y parar. De nuevo, su enfermedad consiste en ello. Sería algo así como si a un oso hormiguero, en presencia de miles de hormigas, le pidiésemos que se comiese solo un par de ellas.

5- Ya que hay un punto en que es incapaz de no consumir, y además no podrá parar, parte de nuestro trabajo es identificar estos «puntos de no retorno», y dotarles de herramientas para detenerse cuando aún es posible.

6- Un adicto que siga consumiendo otras sustancias siempre tendrá mal pronóstico. Un cocainómano o un heroinómano que siga consumiendo alcohol o cannabis es muy probable que acabe recayendo. Igual que la timidez puede desaparecer con el consumo de alcohol, todo el trabajo que hayamos hecho contra su adicción también se diluye en la bebida.

7- Apenas conocí toxicómanos, a secas. Aunque solían tener una sustancia preferida, en su gran mayoría eran politoxicómanos. Como ya comenté en el anterior post, si hay una excepción a esta regla, tiene que ver, nuevamente, con el alcohol: hay personas que solo son alcohólicas.

8- No se pueden identificar causas concretas que lleven a una persona a desarrollar una adicción. Hay factores de riesgo y factores de protección. Por mi experiencia, una de las situaciones de riesgo más importantes es la que representa un grupo de adolescentes, un día entre semana por la tarde, en un banco de una plaza de su barrio, sin nada que hacer.

9- Sin entrar a valorar cuál podría ser causa y cuál efecto, o si es una correlación, el autocontrol está severamente afectado en una adicción. Independientemente de su incapacidad para controlar el consumo, un adicto pasa de 0 a 100 en menos de un segundo.

10- Creo que los casos más complicados a los que me he enfrentado son los padres que saben que sus hijos adolescentes están teniendo problemas, y cuando hablas con el adolescente, suele decirte que está haciendo lo que hace todo el mundo. Aunque es algo aplicable a cualquier proceso terapéutico, es especialmente relevante en el campo de las adicciones: si una persona no considera que tiene un problema, no hará nada por resolverlo.

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