Gustavo Eduardo Toledo Lara Profesor de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Isabel I
Jue, 09/06/2016 - 14:30

chicos ante ordenadorCon mucha frecuencia, se suele percibir cierto temor ante la llamada sistematización y análisis de la información dentro de la investigación cualitativa. Esto responde generalmente a que, de manera equivocada, se piensa que este tipo de investigaciones no son válidas del todo ya que para algunos la ausencia del matiz cuantitativo le «resta» cierto rigor. Esto es totalmente discutible ya que la validez y el rigor de una investigación no se producen al determinar si es cualitativa o cuantitativa. Por lo tanto, la tan ansiada validez de una investigación nos la va a aportar precisamente cómo se lleva a cabo el proceso y desarrollo de esa investigación y, desde luego, el diseño metodológico de la misma va a responder a la naturaleza de aquello que queremos investigar.

La construcción de la comprensión del problema de investigación es relevante al asumir el carácter cualitativo de la perspectiva metodológica. En este orden de ideas, y según Martínez Carrazo (2006):

En una investigación cualitativa, lo principal es generar una comprensión del problema de investigación, en lugar de forzar los datos dentro de una lógica deductiva derivada de categorías o suposiciones. Por lo tanto, es importante que los datos sean analizados en forma inductiva, guiado por la literatura inscrita en el marco teórico de la investigación. (p. 186)

Por lo tanto, la sistematización y análisis de la información es un proceso dinámico y cognitivo que supone la asimilación de una serie de condiciones, con la finalidad de contar con la capacidad de inferencia y pensamiento complejo. Junto a esto, la técnica para acercarse a los documentos y el modo como se procesan conformaron una parte sustantiva de este estudio; es decir, al momento en que se formaliza el objeto de estudio, la naturaleza misma de dicho objeto incrementa su nivel de complejidad, y con ello, la adición de aspectos sustantivos del proceso investigativo. Un lugar destacable lo constituye el investigador, razón por la cual ha de contar con las habilidades propias de este tipo de estudios. Estas habilidades se presentan a modo de procesos cognitivos, que Morse (2003) identifica de la siguiente manera.

Cuatro procesos cognitivos se presentan de manera integral para todos los métodos cualitativos: comprehender, sintetizar, teorizar y recontextualizar. Aunque la naturaleza del tema de investigación, su propósito, el tipo de preguntas, las limitaciones derivadas del lugar y de los participantes, y los antecedentes disciplinarios del investigador tienen algo de importancia, en un nivel más amplio los métodos cualitativos escogidos son los que proporcionan la base epistemológica del método. El método de investigación es el que da la lente, y dicta cómo se sopesan, se enfocan y se secuencian los cuatro procesos de comprehender, sintetizar, teorizar y recontextualizar. También restringe la intensidad con la cual se usan y el nivel de abstracción logrado, y en últimas dicta cómo se presentan los hallazgos. (p. 32)

Sin restar importancia a la referencia anterior, Salgado (2007) refiere, respecto al análisis de los datos en la investigación cualitativa, que, efectivamente, no existe un único criterio o pauta acordada comúnmente para este tipo de acciones. Además de ello, hace una presentación de dos propuestas con la intención de confirmar esta hipótesis y, desde luego, brindar a los investigadores dos posturas para el abordaje del análisis de los datos desde una perspectiva cualitativa:

De tal modo, el investigador se encuentra con un conjunto de datos que debe descodificar y clasificar. Estos datos se incrementan conforme la investigación se desarrolla y es precisamente en el momento de la formalización de la estructura metodológica de la investigación cuando se establecen los parámetros y criterios a asumir para poder decantar todos los datos a los que se tiene alcance. Es más, según afirma Salgado (2007):

Hay un momento en el que el investigador se encierra a solas con los datos y es entonces cuando comienzan verdaderamente las dificultades, pues tiene que responder a preguntas, tales como: ¿cómo realizar técnicamente las seductoras propuestas de la teoría?, ¿qué hacer con una información tan heterogénea?, ¿cómo debe ser el manejo para hacer emerger ese torrente de conceptos y proposiciones que sugiere el análisis cualitativo? (p. 73)

Ahora bien, varios investigadores coinciden en que, dentro de la investigación cualitativa, al hablar de muestra, nos estamos refiriendo a un muestreo intencional y razonado. Aunque la siguiente cita literal supera los 10 años de edición, vale la pena tomarla en consideración (Pla, 1999):

Los llamados «sujetos de estudio» no son unidades de observación que tienen connotaciones individuales (el todo es la suma de las partes), sino «informantes» o «participantes» que dan cuenta de su visión de la realidad. La captación del sentido por parte del investigador/a se planteará de forma holística. Algunos autores plantean dos tipos de muestreo: muestreo opinático y muestreo teórico. El primero se considera que es de tipo estratégico y que los criterios de elección son formulados de forma explícita a partir de determinados intereses, facilidades, situaciones, etc. El segundo es el que se llama muestreo teórico y responde siempre a criterios de elección teóricos. (p. 296)

No obstante, y durante el desarrollo de la investigación, el encuentro de unidades y dimensiones también conforma parte sustantiva del muestreo; es decir, cuál es el contexto en el que se desarrolla el caso observado y qué datos acompañan dicho contexto. Esta dinámica vincula, además, el reconocimiento de la información encontrada a través del proceso investigativo.

En este mismo orden de ideas, el rigor científico impone también la necesidad de asegurar la validez en la investigación cualitativa. «En este sentido, los criterios que comúnmente se utilizan para evaluar la calidad científica de un estudio cualitativo y por ende su rigor metodológico son la dependencia, credibilidad, auditabilidad y transferibilidad» (Salgado, 2007, p. 74). También es oportuno acotar que los conocidos como criterios de rigor científico deben referirse, por un lado, al diseño de la investigación y recolección de datos, y por otro lado, a la elaboración y presentación de los resultados. En este sentido, podemos acercarnos al reconocimiento de las pruebas para evaluar la calidad y objetividad del estudio de casos expuesta por Martínez Carrazo (2006), las cuales se reflejan en el siguiente cuadro:

Tal y como se desgrana del cuadro anterior, el proceso de garantía de la validez en la investigación no se circunscribe a un solo momento; es decir, es una consecución de pasos que ocurren durante el desarrollo del estudio ya que, dentro de este paradigma metodológico, la obtención de datos, el análisis de los mismos y el proceso crítico reflexivo e inferencial son aspectos sustantivos y medulares del rigor científico dentro del paradigma cualitativo. En este punto se hace propicia la oportunidad para hacer referencia a la denominada «triangulación». Si se parte de la premisa que es la aplicación de manera sincrónica de varios métodos con la finalidad de obtener una mejor visión de la realidad a partir de diferentes perspectivas, probablemente no nos estemos refiriendo de manera taxativa a un modo para conseguir algún grado de validez o credibilidad de la investigación, sino más bien a una propuesta de metodología para la investigación de un fenómeno desde el contraste de datos y teorías. No obstante a la anterior consideración, la triangulación sí puede formar parte del ejercicio del aseguramiento de la calidad dentro de la investigación cualitativa.

 

Referencias bibliográficas:

Martínez Carrazo, P. (2006). El método de estudio de caso: estrategia metodológica de la investigación científica. Pensamiento & gestión, (20), 165-193.

Morse, J. (2003). Emerger de los datos: los procesos cognitivos del análisis en la investigación cualitativa. En Asuntos críticos en los métodos de investigación cualitativa. Medellín: Universidad de Antioquia, 29-52.

Pla, M. (1999). El rigor en la investigación cualitativa. Aten Primaria, 24(5), 295-300.

Salgado, A. (2007). Investigación cualitativa: diseños, evaluación del rigor metodológico y retos. Liberabit, 13(13), 71-78.

 

Entrada publicada el 09/06/2016

Editor: Universidad Isabel I

Burgos, España

ISSN: 2659-5222

Comentarios

Excelente artículo, muy útil. Tomaré en cuenta sus argumentos. Gracias

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