Una madre apoya en los estudios a su hijo que está con los libros sobre la mesa

31 de julio de 2020. La profesora de Psicología de la Universidad Isabel I, Mirtha del Prado-Morales, ha realizado un estudio internacional que analiza las diferencias en la participación de los padres en el aprendizaje de un estudiante y cómo su nivel cultural y el clima de motivación familiar influyen en los resultados académicos.

El estudio realizado a más de 1000 estudiantes españoles y cubanos revela que las diferencias culturales en cada país pueden cambiar la implicación de los padres en la educación de sus hijos. La principal conclusión de este trabajo determina que el 74% de los alumnos mejoran su aprendizaje cuando los padres se implican en su formación.

La cultura de un país puede influir tanto en las pautas parentales que se llevan a cabo, como en la propia implicación de los padres para favorecer el clima motivador y orientado al aprendizaje de los estudiantes. Para poner a prueba esta posibilidad, se estudió la validez transcultural del modelo de clima motivacional de la familia”, explica Mirtha del Prado-Morales. En el estudio han participado también los profesores Cecilia Simón-Rueda, de la Universidad Autónoma de Madrid y Jesús Alonso-Tapia, de la Universidad Europea de Madrid.

La implicación de los padres

El trabajo determina que hay elementos sustanciales que inciden en la motivación, y con ello en el esfuerzo y satisfacción de los alumnos, tales como la comunicación entre padres e hijos, la supervisión de las tareas escolares en el hogar, la colaboración de los padres en las tareas, la participación paterna en el ámbito escolar o el contacto de los padres con el centro. En resumen, la `implicación parental´ que se analiza como uno de los valores de éxito o fracaso en la motivación y el aprendizaje de los estudiantes.

Sin embargo, la cultura de cada país y los valores que son relevantes en cada familia, están también íntimamente relacionados con el rendimiento académico. El trabajo de investigación refleja que los estudios realizados con muestras “chinas, latinoamericanas y afroamericanas han demostrado que los estudiantes están más motivados para aprender cuando entienden los mensajes de sus padres sobre el valor de la educación como medio para alcanzar un estatus social más alto”, revela esta investigación.

Aumento de la autoconfianza y autonomía

El trabajo expone que los estudiantes cubanos (88%), en mayor medida que los españoles (70.5%) consideran importante que los padres los alienten a tener autonomía, se aseguren de que los entornos de estudio sean adecuados para realizar las tareas escolares y sean un reflejo para ellos en su interés por la lectura. Este modelo aumenta la autoconfianza y autonomía de los adolescentes además de su motivación para aprender.

La relación emocional que mantengan los padres con los hijos influye en el proceso de aprendizaje de los niños. Para los psicólogos que han elaborado este estudio, “la relación que tengan los padres con sus hijos en el proceso de aprendizaje lleva a que se potencien en los niños una serie de valores como la determinación o la autonomía”. La calidad en la relación emocional entre padres e hijos ayuda a los niños a sentirse reconocidos, competentes, estimulados y autónomos, lo que fomenta el aprendizaje y la motivación para conseguir el logro académico.

Establecer unas normas

Por su parte, las expectativas que tengan los padres respecto al rendimiento académico de sus hijos destacan, según los autores de este trabajo, con las creencias culturales y esto influye en el resultado de los alumnos en el contexto académico. Las normas que se establezcan en el hogar, el nivel de control sobre los hijos, las rutinas diarias, el aprecio por la cultura, la sensibilidad hacia la lectura o la búsqueda de conocimientos generales son algunos de los pilares del rendimiento académico. “Insistir en que los niños terminen las tareas, establecer normas claras de estudio y una buena comunicación son claves para obtener altas calificaciones”, enfatiza la profesora de la Universidad Isabel I, “sin embargo, la participación de los padres puede ser mejor para algunos niños que para otros. Siempre se debe tener en cuenta la personalidad de cada alumno”.

Por otro lado, se ha demostrado que la participación de los padres en las actividades escolares o la relación de la familia con los docentes también influyen en la motivación de los niños para aprender.

Los investigadores concluyen que las rutinas familiares diarias ayudan a que el adolescente tenga más oportunidades para ordenar su tiempo de estudio con el de ocio. Consideran que es importante inculcar a los niños el interés por aprender cosas nuevas, leer y disfrutar de la cultura en general. También el valor de confiar en la educación que los maestros y la escuela ofrece a sus alumnos.

La muestra de este estudio es de 1031 estudiantes de dos escuelas públicas de Madrid (583 alumnos) y una en Santiago de Cuba (448 estudiantes) de secundaria con edades entre los 12 y 17 años.