Trastornos alimenticios

Deportista haciendo una pausa para comer una manzana.

20 de marzo de 2024. El investigador Iago Portela Pino, profesor del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Isabel I, en colaboración con otros investigadores de Vigo y Colombia, han llevado a cabo un estudio exploratorio para evaluar el riesgo de trastornos alimentarios en adolescentes deportistas colombianos. El artículo examina la relación entre el perfil deportivo y el riesgo de trastornos alimentarios en este grupo poblacional.

El estudio, realizado de manera transversal y cuantitativa, incluyó a 354 adolescentes deportistas colombianos, con una edad media de 15.59 años, de los cuales 182 participantes de la muestra eran hombres y 172 mujeres. Los participantes fueron evaluados mediante un cuestionario sociodemográfico y la escala EAT-26 para determinar el riesgo de trastornos alimentarios.

Riesgo de trastornos alimentarios

Los resultados revelaron un riesgo significativamente bajo de trastornos alimentarios en el 21.2% de los participantes, sin diferencias significativas entre sexos. “Este porcentaje coincide con otros estudios llevados a cabo en el mismo país, que indican que los deportistas sufren riesgo de trastornos alimentarios, poniendo como ejemplos deportes de combate, el 27,4% en karate; el 50% de las boxeadoras y el 52,9% de las luchadoras”, explicó Iago Portela sobre el estudio de los deportistas en Colombia. Los datos señalan que, en otros países como Perú, el riesgo de sufrir este problema es del 77,4% en deportes como la gimnasia, la natación sincronizada o el ballet, por lo que además debería “ser necesario tener en cuenta las diferencias culturales”.

Los investigadores han encontrado una relación estadísticamente significativa entre el riesgo de trastornos alimentarios y variables como el resultado de la última competición, el tipo de deporte, los años de práctica deportiva y el número de horas de entrenamiento diario. Iago Portela explica que cuando se trata de atletas de élite, como los revisados en esta investigación, podría pensarse que poseen un mayor conocimiento sobre las consecuencias que podría incurrir en su salud y el rendimiento deportivo si padecen trastorno alimentario. Sin embargo, en el 20,36% de los hombres se encontró una prevalencia de riesgo de trastornos alimentarios en un estudio realizado en España, y en el caso de las atletas femeninas, la cifra asciende al 49,4%.

El riesgo de trastornos alimentarios en atletas adolescentes se vincula con el síndrome de deficiencia energética relativa en el deporte (RED-S), que afecta tanto a mujeres como a hombres en diversas disciplinas deportivas. Este síndrome puede inducir la tríada de la atleta femenina, con disfunciones menstruales, baja disponibilidad energética y baja densidad ósea.

Novedad del estudio

Este estudio presenta una novedad al considerar variables adicionales que podrían influir en los trastornos alimentarios entre los participantes. Se exploran aspectos como las horas de entrenamiento diario, la duración de la práctica deportiva a lo largo de los años y el nivel de la última competición en relación con estos trastornos. “Las variables personales, el estrato socioeconómico, la zona de residencia, el sector de estudio, el nivel educativo y el medio de transporte no influyen en el riesgo de trastornos alimentarios. No obstante, los investigadores advierten de que se debe tener en cuenta como parte de la búsqueda de logros deportivos elevados y la renovación generacional de atletas a la hora de valorar los trastornos alimentarios en este colectivo.

Aunque el estudio destaca que los adolescentes deportistas presentan un riesgo relativamente bajo de trastornos alimentarios, resalta la importancia de la prevención y el cuidado de la salud mental en este grupo. Se sugiere la implementación de programas de prevención que aborden factores de riesgo específicos, fomentando hábitos alimentarios saludables y promoviendo el bienestar emocional y social de los adolescentes deportistas, fortaleciendo así su autoestima.