Rubén Herrero Carrasco - Vie, 29/10/2021 - 12:00
Partido de fútbol sala de las selecciones de España y Brasil en el Pabellón Multiusos de Cáceres.
Las lesiones, pese a ser inherentes a la práctica deportiva, son una de las mayores preocupaciones en el deporte de alto rendimiento. Éstas constituyen uno de los peores escenarios posibles para un deportista, afectando tanto a su nivel deportivo como al ámbito personal.
En el fútbol sala se producen aproximadamente entre 9,9 lesiones por cada 1000 horas de entrenamiento y 61,1 lesiones por cada 1000 horas de competición (López-Segovia et al., 2019). Las lesiones tienen consecuencias negativas no sólo para el rendimiento del deportista, sino que la disponibilidad de los jugadores/as en el terreno de juego también está relacionada con el rendimiento del equipo en competición (Hägglund et al., 2013).
A todo esto, hay que sumarle que las lesiones deportivas también generan grandes pérdidas económicas a los clubes (Eliakim et al., 2020). Este contexto, provoca que las entidades deportivas estén adquiriendo un compromiso cada vez mayor en la labor de prevención de lesiones.
Igualmente, federaciones nacionales e internacionales también están preocupadas por cuidar la salud de los deportistas, lanzando programas de investigación con el objetivo de aumentar la seguridad en las competiciones.
Por todo ello, la prevención de lesiones se ha convertido en uno de los pilares principales de la preparación física actual. Incluso, llegando a integrarse dentro de los cuerpos técnicos la figura del readaptador o especialista en lesiones deportivas.
El primer paso para implantar un protocolo de prevención de lesiones es conocer el alcance del problema. Dedicando especial atención a tres indicadores fundamentales que son: la incidencia lesional (registrada cada mil horas), la frecuencia de lesiones severas y la disponibilidad de los deportistas para la competición.
Una vez conocido el alcance del problema, se debe obtener toda la información sobre el jugador para controlar y proteger todos los factores intrínsecos y extrínsecos que pueden constituir un riesgo lesión en el deportista.
A partir de ahí, se deben integrar rutinas de trabajo para reducir las lesiones de sus deportistas basados en la evidencia científica y en la experiencia de los profesionales. Para ello, se tiene en consideración tanto la etiología y el mecanismo de lesión para reducir la casuística lesional de cada especialidad deportiva como el mapa de riesgo individual de cada jugador/a.
Y para finalizar, se debe evaluar la eficacia del programa, para ello, deberemos seguir con el primer paso, comparando si el programa preventivo establecido ha ayudado a reducir las lesiones o por el contrario, no ha cumplido con el objetivo marcado y tenemos que modificarlo.
Referencias
Ekstrand, J., Hägglund, M., & Waldén, M. (2011). Epidemiology of muscle injuries in professional football (soccer). American Journal of Sports Medicine, 39(6), 1226–1232.
Eliakim, E., Morgulev, E., Lidor, R., & Meckel, Y. (2020). Estimation of injury costs: financial damage of English Premier League teams' underachievement due to injuries. BMJ open sport & exercise medicine, 6(1), e000675.
Hägglund, M., Waldén, M., Magnusson, H., Kristenson, K., Bengtsson, H., & Ekstrand, J. (2013). Injuries affect team performance negatively in professional football: an 11-year follow-up of the UEFA Champions League injury study. British journal of sports medicine, 47(12), 738–742.
López-Segovia, M., Vivo Fernández, I., Herrero Carrasco, R., & Pareja Blanco, F. (2019). Preseason Injury Characteristics in Spanish Professional Futsal Players: The LNFS Project. Journal of strength and conditioning research, 10.1519/JSC.0000000000003419. Advance online publication.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2697-1992.
Burgos, España
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