
Sergio R. Palacios en la Universidad Isabel I.
11 de diciembre de 2025. El director del Instituto para la Innovación y la Sostenibilidad (INIS) de Argentina, Sergio R. Palacios, visitó la Universidad Isabel I para formalizar un convenio marco entre la institución académica y las uniones industriales del Gran La Plata y de la provincia de Buenos Aires. Con décadas de experiencia en gestión universitaria, economía política y desarrollo territorial, Palacios analiza en esta entrevista el nacimiento del INIS, las circunstancias que atraviesa actualmente el ecosistema productivo argentino y las oportunidades que abre el nuevo escenario internacional, especialmente ante la aprobación del acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur previsto para el próximo 20 de diciembre.
Su visión combina economía, sostenibilidad, política internacional, transformación digital y realidad empresarial. Palacios señala que la empresa moderna ya no puede funcionar sin conocimiento científico, sin visión medioambiental y sin estándares éticos que la conecten con una sociedad cada vez más informada. El director del INIS recalca cómo el convenio con la Universidad Isabel I permitirá conectar la experiencia española y europea con las necesidades productivas y formativas de Argentina lo que abrirá nuevas vías de colaboración en inteligencia artificial, economía circular, prácticas ASG y desarrollo territorial.
El Instituto para la Innovación y la Sostenibilidad (INIS) nace para responder a un problema estructural, que no es otro que la desconexión histórica entre el mundo del conocimiento (universidades, investigadores, desarrolladores científicos) y el mundo de la acción (empresas, producción y consumo). Según Sergio R. Palacios, en un planeta cada vez más complejo y tecnológicamente acelerado, ambos mundos ya no pueden vivir separados. El INIS se integra dentro del ecosistema empresario argentino con un propósito claro, el de crear un puente permanente entre ciencia y empresa, generando información, formación aplicada y espacios de investigación que ayuden a la industria a innovar de forma sostenible. El instituto está impulsado por la Unión Industrial Argentina, la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires y la Unión Industrial del Gran La Plata, territorios que representan nada menos que el 40 % del PIB del país. El convenio con la Universidad Isabel I es la primera gran alianza internacional del instituto.

El profesor Palacios frente a la fachada principal de la Universidad.
¿En qué consiste realmente el Instituto para la Innovación y la Sostenibilidad (INIS)?
El INIS surge como respuesta a una necesidad contemporánea, la de unir el conocimiento y la ciencia con la acción de las empresas. Durante décadas, el mundo académico desarrolló teorías y tecnologías que luego la industria aplicaba, pero sin un puente entre ambos. Hoy la complejidad social y tecnológica es tal que esa separación es inviable ya que vivimos transformaciones aceleradas por la inteligencia artificial, la innovación digital y los límites ambientales del planeta.
Las empresas, por su parte, se ven absorbidas por crisis económicas, deudas, proveedores, políticas macroeconómicas y urgencias diarias, por lo que no tienen tiempo para investigar. Entonces, pensé: “Alguien debe ocuparse de pensar por la empresa, de unir conocimiento con experiencia”. Esa fue la génesis del INIS. Es un instituto de conocimiento, pero nacido dentro del ecosistema empresario, apoyado en la Unión Industrial Argentina, la de Buenos Aires y la del Gran La Plata.
Y esto es importante porque la provincia de Buenos Aires genera el 40 % del PIB de Argentina, por eso esta iniciativa tiene tanta proyección.
Innovación y sostenibilidad, ¿van necesariamente de la mano?
Totalmente. La innovación sin sostenibilidad reproduce el error histórico del siglo XX, que se define por producir y consumir, como si los recursos fueran infinitos. Kenneth Baldwin lo explicaba con ironía: “Quien cree que se puede producir infinitamente en un planeta finito, o está loco o es economista”.
Hoy la innovación debe trabajarse con un cambio de paradigma. La sostenibilidad ya no es un adorno, sino una condición necesaria para producir respetando los ciclos del planeta y pensando en las generaciones futuras.
¿Cómo describiría el espíritu general del convenio firmado con la Universidad Isabel I?
Lo definiría como un primer gran paso de colaboración internacional. Yo conozco la Universidad Isabel I desde hace tres años, a través de un convenio previo con la universidad privada en la que ejercí como decano de Derecho (Universidad del Este de la Plata, con la que la Isabel I tiene convenio de colaboración internacional). En ese marco se hicieron actividades científicas, congresos, y lo más importante, las dos jornadas sobre medioambiente.
Cuando decidimos crear el INIS, pensé inmediatamente en la Universidad Isabel I porque reúne tecnología, infraestructura, capacidad científica y una cultura de trabajo muy afín. Además, entre Argentina y España tenemos lazos culturales, familiares e históricos indisolubles al ser parte de una misma comunidad.
A esto se suma un hecho crucial, la posible aprobación del acuerdo Unión Europea–Mercosur el próximo 20 de diciembre que abre una puerta gigantesca para cooperación en comercio, inversión y conocimiento.

Sergio R. Palacios en los jardines del Palacio de la Isla, en la capital burgalesa.
¿Qué permite este acuerdo marco con la Universidad Isabel I?
Permite que profesionales argentinos como directivos, técnicos o mandos medios accedan a titulaciones oficiales y títulos propios de la Universidad Isabel I, cursados online desde Argentina. Incluso prevé que la Unión Industrial pueda facilitar instalaciones para actividades académicas o exámenes.
Pero también abre la puerta a actividades científicas conjuntas y, muy importante, a vincular empresas argentinas con empresas españolas para generar sinergias, asociaciones y proyectos en común.
¿Cree que la globalización actual facilita estas colaboraciones entre instituciones privadas?
Sin duda. La globalización ya no es solo comercio. Existe una interacción humana directa. Hoy yo puedo estar sentado aquí, frente a ti, representando a una entidad empresarial argentina, sin necesidad de pedir permiso a ningún Estado, ni depender de una negociación diplomática.
Antes, la integración dependía exclusivamente de los gobiernos. Hoy las personas, las universidades y las empresas pueden crear valor por su cuenta. Las tecnologías de comunicación permiten corregir, enviar y firmar un convenio en cuestión de horas. Esta es la era de la colaboración y nuestro convenio es un ejemplo.
El convenio contempla actividades formativas y divulgativas. ¿Cuáles son prioritarias en esta primera etapa?
Tres ejes iniciales:
- Cómo mejorar la competitividad argentina en medio del terremoto económico actual. Las reformas han sido muy fuertes (algunas positivas y otras no tanto) y estos cambios generan incertidumbre. Las empresas buscan nuevos modos de competir; no desde el recorte sino desde la innovación.
- Inteligencia Artificial aplicada a la empresa. Tanto España como Argentina estamos en las primeras etapas y hay muchísimo que intercambiar.
- Economía circular y sostenibilidad. Europa tiene estrategias avanzadas y Argentina necesita incorporarlas para exportar, certificarse y adaptarse a los estándares internacionales.
A eso se suman programas sobre legislación europea, prácticas empresariales, integración, ASG y certificaciones ambientales. Todo un mundo para intercambiar y enriquecer la formación a ambos lados del Atlántico.
Ha mencionado la situación económica e ideológica de Argentina. ¿Cómo influye en este proyecto?
Influye totalmente. Argentina está atravesando una transformación muy veloz, con cambios ideológicos profundos. Yo estoy del lado que defiende la globalización humana, los derechos humanos, el medio ambiente y la igualdad. No creo en la globalización neoliberal de los años 80, sino en una globalización que genera valor, no desigualdad.
Las empresas argentinas están atrapadas entre crisis sucesivas e inmersa en una falta de previsión. Y el país oscila entre extremos, entre el “abstemio y el alcohólico”, como digo metafóricamente. Falta equilibrio.
Lo que buscamos desde el INIS es dar ciencia, no dogma. Mostrar hacia dónde va el mundo a través de las energías renovables, la sostenibilidad, la innovación y la cooperación.

Sergio R. Palacios con las profesoras Nuria Puentes Ruiz, Marina Martín Moro y Ester Renedo Santamaría de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Económicas.
En su análisis menciona también cambios sociales profundos, como el auge de la alimentación saludable en Argentina.
Sí, es un fenómeno fascinante. En plena crisis económica, con dos años de caída del consumo, Argentina ha visto crecer de forma exponencial los locales de comida saludable, el consumo de alimentos orgánicos y los productos premium vinculados al bienestar.
Los supermercados han creado góndolas específicas para estos productos y la demanda no deja de crecer, aunque los precios de estos productos son más altos.
Mi tesis es que el paradigma ha cambiado: pasamos de “comer placer” a “comer salud”. La salud se ha vuelto una prioridad, incluso por encima del presupuesto. Y esto abre todo un campo de investigación, formación y cooperación con universidades como Isabel I, que trabajan en nutrición, seguridad alimentaria y salud preventiva.
¿Prevén formaciones orientadas al ecosistema empresarial argentino y su relación con Castilla y León?
Sí. Aunque en Argentina las universidades no dependen de los territorios como en España, nosotros crearemos triángulos de vinculación entre las Universidades argentinas, el INIS y la Universidad Isabel I.
Ya hemos hecho eventos con varios municipios, empresas tecnológicas como Globant y universidades nacionales. Ahora, queremos extender esa lógica de trabajo territorial a través de España, formando redes y haciendo que las actividades académicas impacten en ciudades, empresas y sectores productivos.
¿Qué demandas formativas detectan hoy en la industria argentina?
Necesitamos investigar más mediante encuestas y diálogo directo, pero hay líneas claras:
- Condiciones de inversión y comercio ante el acuerdo UE–Mercosur.
- Tecnología aplicada a la agricultura y a la industria.
- Certificaciones y sellos europeos que faciliten exportaciones.
- Prácticas ASG y economía circular.
- Vinculación de empresas espejo, donde las industrias de un país estén conectadas con industrias homólogas del otro.
Primero debemos detectar la demanda real y luego crear los programas formativos que respondan a esa demanda.
¿Cuáles son las áreas de investigación conjunta más prometedoras?
Tres especialmente:
- Inteligencia Artificial aplicada a la industria. Es pilar para la competitividad y una de las primeras actividades del INIS.
- Economía circular y gestión ambiental. Incluye tratamiento de residuos industriales, Lean Manufacturing y transición energética.
- Prácticas ASG y certificaciones sostenibles. Muy relevantes para exportaciones a la Unión Europea.
A partir de ahí surgirán otras áreas vinculadas al desarrollo territorial, la innovación social y los procesos productivos.
Sergio R. Palacios desvela un momento clave para Argentina y para las relaciones euro-latinoamericanas. El INIS aparece como una institución destinada a corregir una fractura histórica, sintetizada en la idea de la separación entre quienes producen conocimiento y quienes producen bienes. El convenio con la Universidad Isabel I acerca dos mundos que necesitan caminar juntos, donde el ecosistema empresarial argentino está inmerso en transformaciones profundas; el tejido académico y tecnológico español, con amplia experiencia en sostenibilidad, normativas europeas e innovación digital puede colaborar en ese desarrollo internacional y globalizado.
La visión de Sergio R. Palacios sobre este acuerdo combina realismo económico, sensibilidad ambiental y una lectura global del presente. En un escenario donde los países todavía oscilan entre viejos modelos y un nuevo futuro, la apuesta del INIS y la Universidad Isabel I es clara: construir conocimiento útil y aplicable que prepare a empresas, profesionales y territorios para un futuro donde la innovación solo puede ser sostenible.