Carátula del webinar sobre cómo se investiga la historia y se publica en formato divulgativo.
14 de noviembre de 2022. Daniel Aquillué Domínguez, profesor del Grado en Historia, Geografía e Historia del Arte de la Universidad Isabel I ha ofrecido, dentro de las actividades que organiza la Universidad en la Semana de la Ciencia, un webinar sobre cómo se investiga en la Historia. Bajo el título ¿Cómo se investiga la historia y se publica en formato divulgativo? el profesor Aquillué destacó que tanto las fuentes fidedignas como la correcta divulgación de las investigaciones son dos pilares fundamentales en el trabajo del investigador.
Hoy en día, las preguntas que se plantean por los historiadores son diferentes a las de otros momentos históricos, con la revisión y verificación de lo que se ha escrito previamente. “Siempre hay nuevos archivos o yacimientos que nos aportan nueva información sobre ese pasado”, destacó. El historiador actual acude a las fuentes locales, donde los microcosmos históricos aportan un gran número de detalles sobre los momentos históricos. “He trabajado en archivos locales y provinciales en Zaragoza para mis libros, por ejemplo, para seguir la trayectoria de José de Pallafox en su lucha contra las tropas de Napoleón”. No obstante, su trabajo se amplía a archivos regionales o nacionales cuando necesita tener una visión más global de un momento histórico. En 2022 contamos con muchas ventajas al tener archivos digitalizados y los archivos de las diputaciones provinciales, creadas en el siglo XIX, ofrecen igualmente una rica información sobre algunos temas.
Cristóbal Ruitiña y Daniel Aquillué.
Cristóbal Ruitiña, Director del Grado en Periodismo de la Universidad Isabel I, que ha guiado la conversación del webinar con Daniel Aquillué, quiso hacer referencia a los orígenes de la prensa y cómo ha influido este medio de comunicación en las investigaciones del historiador. El profesor Aquillué señaló que "la prensa es una fuente fundamental, siendo más importante cuando hay libertad de prensa, lo que permite tener informaciones contradictorias sobre un mismo hecho y definir cuál es la que más se acerca a los hechos".
Cuando hay regímenes dictatoriales, la prensa se convierte en un altavoz de la autoridad, sin ser necesariamente una fuente ajustada a los hechos históricos. “Para la historia del tiempo presente, sin una prensa libre, no hay posibilidad de realizar una investigación periodística”, subrayó el profesor Aquillué, al nombrar las fuentes en las que se ha basado su último libro “Soldados”, sobre la guerra en Afganistán.
El historiador sigue un método científico para llevar a cabo su investigación. Un historiador nunca parte de cero sino que puede basar su trabajo en la comparativa de distintas fuentes o las investigaciones previas de otros historiadores. A ello hay que añadir el periodo histórico que se analice, ya que algunos momentos de la historia ofrecen mayor información que otros. Así, en los trabajos de otros historiadores, se puede destacar el corte político de alguno de ellos o la fiabilidad de las fuentes consultadas por ellos.
“Cuantas más fuentes y más perspectivas tengamos en la investigación, más enriquecedor será ese periodo de la historia, porque no hay una verdad absoluta sobre un acontecimiento”, explicó el docente. Hoy en día, hay incluso debate sobre si las redes sociales son una fuente fiable para analizar la historia, cómo entiende la población cada suceso histórico o qué relevancia podría tener Twitter, por ejemplo, en investigaciones presentes o futuras.
La divulgación en la historia
Los historiadores no escriben para un grupo reducido de personas, sino que debe conectar con la sociedad y darle difusión a sus descubrimientos. “Hay interés en la historia, con la intención de crear identidades y reafirmar el pasado de una zona concreta”, explica, pero hay que tener cuidado en aplicar la rigurosidad en la difusión y divulgación de la Historia, para que sea lo más fiel posible a la realidad.
Daniel Aquillué durante su exposición.
El historiador se encuentra en sus investigaciones con problemas de acceso a archivos privados, documentos oficiales que son secretos y tienen una fecha para su desclasificación o archivos históricos en los que no se puede realizar fotografías a la documentación, lo cual, ralentiza mucho el trabajo del historiador para desentrañar el pasado más reciente.
El divulgador histórico puede combinar conocimientos históricos llegando al público a través, por ejemplo, de un relato histórico en formato de novela. "Se debe tratar una lectura de los hechos fluida, sin muchas notas a pies de página, pero cuando ya se ha enganchado al lector, se puede profundizar en la complejidad de un momento histórico en el que se pueden añadir personalidades, razones para actuar de una manera determinada, política, sociedad… lo que permite realizar una reconstrucción fidedigna”, destacó el docente.
Daniel Aquillué indica que no hay que renunciar a ningún medio para recoger información histórica, incluso en las redes sociales. Al mismo tiempo, recomienda utilizar un lenguaje divulgativo que pueda ser comprendido. En redes sociales, hay que responder con profesionalidad a las provocaciones que se plantean por los seguidores.
Webinar completo.