foto recomendada por David  Mota

Imagen del artículo sobre el terrorismo en la música contestataria española. Publicado por Culturalresuena.com.

1 de febrero de 2022. La Revista Trépanos, del Ateneo Guipuzcoano de San Sebastián, publica un artículo de David Mota Zurdo, coordinador del Grado en Historia, Geografía e Historia del Arte de la Universidad Isabel I, titulado ‘El terrorismo en la música contestataria española’. La revista Trépanos está dedicada a dedicada a estudios de arte, literatura y filosofía. En este caso, el profesor Mota Zurdo analiza la influencia que ha ejercido el Rock Radikal Vasco, que en la década de 1980 reflejó la situación de violencia vivida entonces y el uso de la música como medida contracultural y arma arrojadiza, que se enmarcó en el ámbito del partido político radical vasco, de la izquierda nacionalista vasca, Herri Batasuna.

Los grupos actuales de música en el País Vasco se han nutrido de esta música antisistema y de extrema izquierda, incluyendo en sus letras referencias de carácter violento y radical. Evaristo Páramos o Fermín Muguruza han sido frontmans a los que se ha mitificado, por ser pioneros en la difusión de la música contestataria rock, y en los que se fijan bandas y raperos actuales como Pablo Hásel, Los Chikos del Maíz (LCDM), Habeas Corpus o Riot Propaganda.

David Mota Zurdo analiza la situación de este tipo de música en la década del 2000, haciendo hincapié en la imagen del “conflicto” y del terrorismo y en la influencia que esta corriente underground ha tenido en algunos músicos actuales.

El historiador de la Universidad Isabel I destaca que las nuevas generaciones, expuestas diariamente a los medios digitales, tienen mayor facilitad para “ser bombardeadas con mensajes políticos de todo tipo, desde la ultraderecha a la extrema izquierda, como queda evidenciado en la selección de bandas de renombre que han elegido. Éstas han enaltecido la figura de personas catalogadas de terroristas, el discurso que lanzan desde sus letras suele ser, en muchos casos, de apoyo a la violencia política, y, por consiguiente, se han ubicado próximos al radicalismo”.

Una canción de LCDM destaca por este contenido. Su título Disparen sobre Leire Pajín’ (2010), hace referencia a la exsecretaria de Organización del PSOE y exministra de Sanidad, Política Social e Igualdad en la legislatura 2010-2011. La canción es un llamamiento a la agresión, con una letra humillante (aunque sea en sentido figurado), enarbolando la libertad de expresión. En 2011, LDCM publicaron Pasión de Talibanes, un disco repleto de colaboraciones en letras e interpretaciones de políticos como Pablo Iglesias, Arnaldo Otegi e Iñigo Errejón o el actor Willy Toledo, entre otros, “donde se definen ideas marxistas y se auto-ensalzan como personas íntegras, superiores al resto”, destaca el profesor, haciendo referencia a “Retales de mi cuaderno”.

Por su parte, éstos interpretan junto a Habeas Corpus la canción en T.E.R.R.O.R.I.S.M.O. (2012): una de las canciones más polémicas con letras que pueden generar un sentimiento de indignación como “terrorismo no es la kale borroka, es el presidente bocas del foro de familia” o “basta mirar y comprobar que el miedo es solo una herramienta más, en manos de aquellos que se han erigido en dueños del poder. El terror no es solo una palabra, es la esencia de la democracia”.

Por su parte, Habeas Corpus, incluyó en su disco A las cosas por su nombre (2000), incluyó la canción ‘Basta ya’, en referencia directa al movimiento ciudadano contrario al terrorismo, pero en su letra acusaron a esta iniciativa ciudadana de instrumentalizar a las víctimas y no atender a otras como los obreros fallecidos en accidentes laborales. Para David Mota, en un tono frívolo, duro e insensible, arremetieron contra el citado movimiento con letras como “asistimos a todas las concentraciones. Fuimos a las mil y una manifestaciones. Vestimos lazos de colores. Sus palabras permitieron que no dijésemos nada. Aquellos días vestimos de tolerancia cerramos filas en torno a la democracia. Ciudadanos bien, ciudadanos de pie, causando no sé qué, acusando a no se quién. Fuimos testigos de todo ese gran teatro de los comunicados de condena y de repulsa de las banderas con la bandera a media asta de esa inmensa mayoría, de los gritos de ya basta. ¡Basta ya! ¡Basta ya! Ni sus manos son tan blancas. Ni son blancas sus palomas. Ni es tan blanca su bandera. Ni tampoco sus entrañas”.

Sin embargo, ha sido Pablo Hásel el más incisivo en sus letras: “Merece que explote el coche de Patxi López”, “No me da pena tu tiro en la nuca”, “Es un error no escuchar lo que canto, como Terra Lliure dejando vivo a (Jiménez) Losantos”, “los GRAPO eran defensa propia ante el imperialismo y su crimen”, “quienes manejan los hilos merecen mil kilos de amonal” o “farsa de la transición, tienes suerte de que no fueran a por ti (Santiago Carrillo) los GRAPO”. Este cantante fue condenado en 2014 por pedir el asesinato de políticos y elogiar en sus letras a miembros de ETA y GRAPO.

En sus conclusiones, David Mota Zurdo destaca que este tipo de referencias al terrorismo en la música underground española es habitual, razón por la que la mayoría han sido denunciados públicamente por asociaciones y colectivos de víctimas del terrorismo, al ensalzar la figura de los victimarios, la ideología y las acciones de grupos terroristas como ETA y GRAPO.

Como contrapartida, otro grupo de músicos, grupos y cantantes han dedicado su atención a las víctimas. Es el caso de ‘Jueves’, de la Oreja de Van Gogh, ‘Fragilidad’, de Ismael Serrano o ‘Jueves 7:36 horas’ de Marwan, que son un homenaje a las víctimas del 11-M. Se han sumado a esta iniciativa, grupos underground como Kannon, que compuso ‘Chaval’ o Los Suaves, ‘Víctimas de destrucción’.