carteles con dos de los protagonistas de la serie Presunto Culpable

 

17 de septiembre de 2020. Las producciones televisivas documentales y de ficción que se han emitido en España en los últimos 20 años sigue analizando el problema de ETA como un tema de primer orden, tanto en informativos como en series de ficción.  El profesor de la Universidad Isabel I, David Mota Zurdo ha publicado en la revista Historia Actual Online un trabajo de investigación titulado “ETA, Presunto Culpable. El tratamiento del terrorismo vasco y sus víctimas en una serie de ficción”.

El profesor de Historia de la Universidad Isabel I aborda desde diferentes narrativas este tipo de telefilmes y series que han contribuido a reconstruir la memoria de las acciones de ETA y sus víctimas en televisión. Para David Mota Zurdo este trabajo analiza “cómo se puede comprender, asimilar, reflexionar e impulsar la convivencia en la etapa posterrorista. Este artículo analiza cómo se refleja la historia de ETA, sus víctimas y problemáticas que se evidencian en la serie televisiva Presunto Culpable, ambientada en el País Vasco en los últimos años”.

En los últimos 20 años, las cadenas públicas y privadas han utilizado el drama de la actuación de la banda terrorista ETA, con más o menos acierto, a través de películas o series basadas en hechos reales (El asesinato de Carrero Blanco, 48 horas, Una bala para el rey, El precio de la libertad o El padre de Caín) o meras ficciones (Aupa Josu, La fuga, Los hombres de Paco o Cuéntame cómo pasó).

Presunto Culpable entra dentro de la categoría de ficción. Es una serie que trata abiertamente cuestiones intrínsecas de la historia de ETA en la trama principal. Los 13 episodios, emitidos por Antena 3 durante el otoño-invierno de 2018, se convirtió en la tercera serie más vista de ese año después de La Casa de Papel y Fariña. La serie superó la barrera nacional gracias a su reposición en Amazon Prime Vídeo, y en 2019 ganó el premio a la mejor serie extranjera en el Festival Internacional de Shanghai.

La serie televisiva va avanzando progresivamente, para mantener la suspense, la historia paralela a la principal en el papel de Joseba, que sale de la cárcel después de varios años cumpliendo condena por sus actos delictivos. La serie ahonda en las circunstancias que atraviesan los presos de ETA arrepentidos públicamente, “destacándose que muchos de ellos perciben como un engaño la colaboración con las autoridades porque consideran que estas procederán arbitrariamente una vez que hayan conseguido la información buscada, revelando datos sensibles de sus negociaciones para la reducción de penas y poniéndoles en la diana de sus excompañeros”, explica David Mota.

Este personaje en la serie se utiliza para mostrar cómo el terrorista es para unos un asesino y para otros un héroe. “Mientras está en la cárcel, familiares y amigos próximos al nacionalismo vasco radical el alzan como un héroe hasta convertirle en un modelo y un mártir de la causa al que hay que agradecer su servicio a la patria”, matiza el profesor de la Universidad Isabel I.

Otra escena importante se produce cuando ya sale de la cárcel en la Herriko Taberna, donde se ve al personaje dubitativo sobre si debe retomar el juego de pelota vasca o no. Otra opción es la de ser el candidato del nacionalismo vasco radical a las elecciones municipales. Sus familiares cercanos le instan a ello. Con el cese definitivo de la actividad armada en 2011, ciertos sectores del nacionalismo radical vasco han sustituido la lucha armada por el juego político. En la conversión de terrorista en político “se produce una contradicción que muestra como una persona aprovecha los mecanismos del sistema democrático para ganarse la vida después de haberlo criticado por represivo”, argumenta Mota Zurdo.

Finalmente, tras una filtración al entorno de Joseba, el personaje pasa a estar en el punto de mira de sus compañeros de militancia. Se sabe que ha proporcionado datos sensibles sobre la ubicación de pisos francos y miembros de eta que favorecieron su detención. Así, pasa de ser un héroe a ser un chivato, con pintadas en su casa en la que se le acusa de traidor.

Las escenas más conmovedoras se refieren al tratamiento de las víctimas en la ficción televisiva. La descripción de estos personajes es el de personas sensibles y empáticas, con trayectorias de superación personal (la hija de un militar asesinado, un mutilado por una bomba lapa, los familiares de los terroristas estigmatizados…).

Como conclusiones de su trabajo, David Mota Zurdo explica cómo ha cambiado la percepción del fenómeno del terrorismo en el País Vasco en los últimos 20 años. Para el docente “el asesinato de Miguel Ángel Blanco en 1997 causó un gran impacto sobre la sociedad civil y ha influido en cómo se ha tratado a víctimas y verdugos en estos años en la sociedad vasca. Esta serie trata el problema con un tono conciliador”, concluye.