
El rector entrega una flor blanca en el homenaje a Miguel Ángel Blanco.
10 de julio de 2025. La ciudad de Burgos ha rendido este miércoles un emotivo homenaje a Miguel Ángel Blanco, concejal del Partido Popular en Ermua, asesinado por la banda terrorista ETA en 1997. Han pasado 28 años desde su secuestro y ejecución, un crimen que sacudió a la sociedad española y dio lugar al denominado Espíritu de Ermua, símbolo de unidad cívica frente al terrorismo.
Entre los asistentes al acto ha estado el Rector de la Universidad Isabel I, Alberto Gómez Barahona, quien ha querido mostrar su respeto y compromiso con la memoria de Miguel Ángel Blanco. Visiblemente emocionado, recordó cómo vivió aquellos días: “Todavía se me hace un nudo en la garganta. Estaba en una boda y todo se paralizó. Aquello simboliza el compromiso con la libertad, la democracia, la tolerancia... Ojalá aprendamos de la historia para que nunca más se repita”, afirmó.

El rector de la Universidad Isabel I, en el minuto de silencio entre las autoridades.
El homenaje se ha celebrado junto al monolito erigido en honor a Miguel Ángel Blanco ha comenzado con un minuto de silencio, en la rotonda que lleva su nombre, en la confluencia de la avenida de Palencia con la calle Reina Leonor. Allí se ha depositado una corona de laurel y flores blancas en un acto que ha reunido a representantes institucionales, fuerzas de seguridad y ciudadanía. La alcaldesa de Burgos, Cristina Ayala; el presidente de la Diputación, Borja Suárez; el subdelegado del Gobierno, Pedro de la Fuente, y el delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Roberto Saiz, dieron lectura al manifiesto elaborado por la Fundación Miguel Ángel Blanco.

Las autoridades portan la corona de laurel en honor a Miguel Ángel Blanco.
Borja Suárez: “Un símbolo de dignidad y unidad”
Borja Suárez abrió la intervención institucional recordando la trascendencia del crimen y lo que representó para el país: “Nos reunimos hoy aquí para rendir tributo a su memoria y al legado cívico que representa: un símbolo de la dignidad, de la unidad frente al terrorismo y del compromiso democrático”. Subrayó el valor colectivo de aquellos días de 1997: “Seguimos recordando a Miguel Ángel Blanco porque su secuestro y asesinato cambiaron la historia de la lucha contra el terrorismo”.
Pedro de la Fuente: “No claudicamos, nos rebelamos cívicamente”
Pedro de la Fuente insistió en la firmeza con la que reaccionó la sociedad española: “ETA chantajeó al Gobierno y a toda la sociedad… No claudicamos, nos rebelamos cívicamente y nos mantuvimos firmes”. Destacó cómo el espíritu de Ermua simbolizó la resistencia ante el miedo: “Se mantuvo la dignidad por encima del miedo… No vamos a olvidar ni la maldad de los asesinos, ni la inocencia de la víctima”.

Roberto Saiz en la lectura del manifiesto.
Roberto Saiz: “La memoria como antídoto contra la banalización del terrorismo”
El delegado de la Junta, Roberto Saiz, apeló a la responsabilidad colectiva de preservar la memoria: “Esta parte de nuestra historia reciente nos pertenece y nos conforma como sociedad”. Defendió el papel de Miguel Ángel Blanco como referente moral: “Se ha convertido en un símbolo de convivencia y unidad, en el suelo ético sobre el que debemos construir nuestras libertades”.
Cristina Ayala: “No podemos legitimar el terror”
La alcaldesa Cristina Ayala fue especialmente contundente en su intervención, al advertir sobre el legado ideológico de ETA: “Aunque ya no mata, su brazo político, Bildu, sigue legitimando el terror”. Denunció que el blanqueamiento del terrorismo es “una anomalía democrática que revictimiza a las víctimas” y exigió justicia: “Los asesinos de Miguel Ángel Blanco deben cumplir sus condenas sin atajos ni impunidad”.

Autoridades presentes en el acto de homenaje a Miguel Ángel Blanco.
Una muerte que conmocionó a todo un país
El 10 de julio de 1997, Miguel Ángel Blanco fue secuestrado por tres miembros de ETA: Francisco Javier García Gaztelu (“Chapote”), Irantzu Gallastegui (“Amaia”) y José Luis Geresta Mujika (“Oker”). La organización terrorista exigió al Gobierno el traslado de todos sus presos al País Vasco en un plazo de 48 horas. De lo contrario, matarían al concejal.
El plazo expiró sin que se cediera al chantaje. El 12 de julio, poco antes de las cinco de la tarde, los secuestradores lo sacaron de su escondite y lo llevaron a una pista forestal en Lasarte-Oria. Allí, maniatado, con los ojos vendados y de rodillas, le dispararon por la espalda con dos tiros en la cabeza. Fue hallado aún con vida por dos personas que paseaban por la zona, pero falleció doce horas después en el hospital.
Su asesinato desató una de las mayores movilizaciones ciudadanas de la historia de España. Millones de personas salieron a las calles, no solo en el País Vasco sino en todo el país, en una protesta masiva contra ETA. Bilbao congregó a más de medio millón de personas con las manos alzadas y teñidas de blanco. El impacto social fue tal que consolidó una firme unidad política y cívica contra el terrorismo.
El Foro de Ermua nació tras el encuentro de un grupo de profesores convocado a raíz del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. Su impulso inicial fue un manifiesto de condena en el que se rechazaba cualquier tipo de diálogo con ETA que no tuviera como único objetivo su disolución como banda armada. Además, abogaba por la unidad de acción antiterrorista entre los dos principales partidos del país, el PP y el PSOE.