Primer Bloque

Primer bloque de debate de la jornada compuesto por Ana Fuentes Cano, Myriam Rodríguez Lorenzo, Adolfo López Novas, María Hernández Moreno y Sandra Suárez Castro.

5 de junio de 2025. La Facultad de Criminología ha celebrado su I Jornada en Criminología y Seguridad, un encuentro académico de profesores e investigadores de la Universidad Isabel I. Esta jornada se ha orientado a reflexionar sobre los problemas que afronta la sociedad contemporánea en materia de prevención, justicia y protección, con un enfoque transversal que une teoría y práctica. Con un objetivo divulgativo, la jornada ha sido recreado el escenario perfecto para compartir conocimiento, difundir buenas prácticas y acercar la criminología y la ciencia de la seguridad a la sociedad.

Durante la inauguración, el Decano de la Facultad y director del Máster en Seguridad, Defensa y Liderazgo, Reinaldo Batista Córdova, subrayó la urgencia de sacar el conocimiento académico de los libros y ponerlo al servicio de la ciudadanía: “Nos enfrentamos a fenómenos complejos como la violencia extrema, la inteligencia artificial o el cambio climático. La academia tiene el deber de responder con responsabilidad”. Igualmente, el profesor Batista insistió en la necesidad de recuperar el pensamiento colectivo: “Queremos ofrecer herramientas para no vivir de forma alienada. Pensar en comunidad es el primer paso hacia la seguridad compartida. Es un placer inaugurar esta primera jornada de criminología y seguridad”.

Reinaldo Batista

El decano Reinaldo Batista en la inauguración de la jornada.

Trata de seres humanos y tecnología: luces y sombras

El primer bloque de investigación, presentado por Adolfo López Novas, ha analizado cómo la tecnología influye en la comisión de delitos como la trata de personas, las migraciones, el true crime o la delincuencia juvenil.

La primera intervención, corrió a cargo de Ana Fuentes Cano, directora del Grado en Criminología, quien alertó sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la trata de seres humanos. Citando datos recientes, señaló que “en 2022 había más de 50 millones de personas explotadas y en 2023 se detectaron más de 85 millones de vídeos vinculados a explotación sexual”. Aunque destacó el potencial de la inteligencia artificial para detectar estos delitos, advirtió sobre los riesgos éticos: “La tecnología puede ser aliada o amenaza, según cómo se utilice. Debemos garantizar derechos, privacidad y equidad en herramientas como Biogen en España”. La profesora Fuentes Cano incidió en la necesidad de aplicar principios éticos en la legislación europea, la privacidad y protección de datos, la igualdad de trato y la transparencia y auditabilidad. Igualmente señaló la importancia de comprender todo lo que rodea el delito, las víctimas y reflejarlo en la normativa, además de formar a quienes deben interpretar la realidad en torno a ese hecho delictivo.

A continuación, la profesora Myriam Rodríguez Lorenzo, profesora del Grado en Criminología, abordó el vínculo entre cambio climático y desplazamientos forzados, señalando que en 2024 se registraron más de 83 millones de desplazamientos, y aunque la mayoría de ellos se debieron a conflictos bélicos, un total de 9 millones de ellos ocurrieron por desastres naturales. “Este fenómeno está ligado a la pobreza y la exclusión”, explicó, apelando a una justicia ambiental y social. En su propuesta, defendió medidas como el visado humanitario o la tipificación del ecocidio, dentro de una “criminología crítica, verde e interseccional”. La docente señaló que es necesario repensar en las actuales fronteras entre países valorándolas desde la justicia social y ambiental, donde se respeten los derechos humanos y la igualdad de las personas.

Por su parte, la profesora María Hernández Moreno, coordinadora de investigaciones del grado en Criminología, ofreció un análisis del auge del género true crime y su efecto en la percepción de seguridad. “Es el segundo género más consumido en internet, con un 40% de las escuchas de podcast total y un crecimiento del 150% en los últimos años. Consumir este tipo de contenidos “nos permite sentirnos seguros desde el sofá, pero también puede distorsionar la realidad”, advirtió la criminóloga. Son consumidos en un 80% por mujeres, lo que puede reflejar la sensación de inseguridad que sienten y cómo, consumir este tipo de contenidos puede dar una “falsa sensación de seguridad al conocer qué ha ocurrido a otras personas cuando han sufrido un delito". La profesora Hernández recordó que estos contenidos, pese a su valor divulgativo, no deben sustituir al conocimiento riguroso: “No podemos confundir entretenimiento con evidencia científica”.

El bloque se cerró con la intervención de la profesora Sandra Suárez Castro, docente del Grado en Criminología, quien abordó el preocupante aumento de la delincuencia juvenil. Con un incremento del 45% en delitos cometidos por menores de 14 años en los últimos años, según datos del Instituto Nacional de Estadística y el Informe de la Fiscalía, Suárez subrayó la importancia de actuar desde la prevención: “Debemos educar en el uso crítico de la tecnología, reforzar la educación afectivo-sexual y limitar el acceso a redes desde edades tempranas”. Aunque los datos pueden ser alarmantes, la ponente indicó que son conductas delictivas estables, fruto de la fragilidad emocional, las dificultades para asumir el fracaso, la falta de referentes adultos… y que lo que ha cambiado en los últimos años es la naturaleza de las conductas y los medios empleados. Considera que la educación debe estar presente en materias como la afectivo-sexual, las TIC, los comportamientos sociales… con el objetivo de ofrecer “una mirada más preventiva que punitiva”.

Segundo bloque

Segundo Bloque de la Jornada formado por Sheila López Pérez, Tania Vidal López, Reinaldo Batista Cordova y Víctor Rodríguez González.

Tecnología, conflictos híbridos y algoritmos: seguridad en la era digital

El segundo bloque de las jornadas, moderado por la profesora Sheila López Pérez, estuvo centrado en los impactos tecnológicos y geopolíticos sobre la seguridad actual.

La profesora Tania Vidal López, coordinadora del Grado en Ciencias de la Seguridad, abrió la sesión con una ponencia sobre guerras híbridas y la inteligencia artificial, donde analizó el uso de tecnologías autónomas en conflictos recientes como Ucrania o Gaza. “La IA ya toma decisiones en el campo de batalla. ¿Quién responde por esas acciones?”, se preguntó. Vidal denunció la falta de regulación y abogó por mantener un control humano efectivo: “No se trata de demonizar la IA, sino de usarla con ética. Pero el derecho internacional va por detrás de los avances tecnológicos”. Al mismo tiempo, la profesora Vidal considera fundamental el control humano de la IA y la supervisión internacional efectiva realizada por humanos y no por máquinas.

El profesor Reinaldo Batista Córdova retomó el debate desde una perspectiva geopolítica, explorando los ecos de la Guerra Fría en los conflictos actuales. “Muchos enfrentamientos modernos están enraizados en decisiones de la posguerra, como la creación del Estado de Israel por intereses de las potencias”, afirmó. Batista puso en valor el concepto de guerra justa y denunció la impunidad de ciertos estados: “La ONU ha perdido su capacidad de actuar porque teme sancionar a países respaldados por grandes potencias”. El historiador subrayó los principios de la legislación internacional en materia de derechos humanos al matizar que se deben tener en cuenta aspectos éticos como: el principio de proporcionalidad y el no ataque a la población civil durante los conflictos armados. El profesor Batista apeló a la apertura de vías de comunicación para trata de solventar los conflictos bélicos.

Cerró el panel el profesor Víctor Rodríguez González, director del Grado en Ciencias de la Seguridad, quien ofreció una crítica al uso de la IA en el ámbito criminológico. Desde Lombroso hasta los algoritmos de reconocimiento facial, seguimos repitiendo errores bajo nuevas apariencias”, advirtió. Rodríguez denunció el sesgo de sistemas predictivos que clasifican a personas por sus rasgos físicos: “No podemos permitir que una máquina decida el futuro de una persona. Estamos ante una forma de discriminación tecnificada que no debemos tolerar”.

Cesar Lombroso (1835-1909) fue el primero en estudiar si la fisiología de una persona puede ser un patrón para definir si se convertirá en un futuro en un delincuente, y lo hizo a través de su libro ‘El hombre delincuente’. Aunque posteriormente no se pudo demostrar científicamente su teoría, esta idea ha llegado hasta nuestros días con la aparición de las nuevas tecnologías. El profesor Rodríguez indicó que el primero de los estudios actuales siguiendo estas pautas se publicó en 2026 en China, en el que un algoritmo reconoció a criminales en un 89.5%. Estos patrones están formados por enormes sesgos y los sospechosos no estereotipados se escapan de este control, por lo que no existe una herramienta eficaz para este tipo de análisis. Rodríguez indicó al respecto que se debe mantener la ética para futuros programas de IA.

Herramientas clave ante una sociedad compleja

La clausura de las jornadas estuvo a cargo de María Hernández, quien subrayó la necesidad de integrar conocimiento, ética y tecnología en la práctica criminológica. “Frente a una sociedad cada vez más compleja, necesitamos enfoques amplios y colaborativos que ofrezcan respuestas útiles, comprensibles y éticamente sostenibles”, señaló.

Hernández reivindicó el valor de la Criminología como disciplina aplicada y llamó a reforzar su presencia social: “Muchas veces permanece invisible por desconocimiento.

Finalmente, hizo un llamamiento a continuar fomentando la investigación y el desarrollo de estas disciplinas, emplazando a los asistentes y colaboradores a participar en futuras ediciones: “Estas jornadas no son un punto final, sino el inicio de un camino que debe continuar con más encuentros, más estudios y más diálogo”.

Sigue la jornada completa en el siguiente enlace.