
Marcos Iturriaga en los trabajos de excavación de Klounioq.
4 de septiembre de 2025. El arqueólogo Marcos Iturriaga, trabajador de Personal de Administración y Servicios (PAS) de la Universidad Isabel I, ha participado en la última campaña de excavaciones en el yacimiento arqueológico de Klounioq, un enclave próximo a la ciudad romana de Clunia (Burgos). Con el apoyo de los ayuntamientos de Quintanarraya, su equipo ha sacado a la luz restos de un antiguo poblado arévaco abandonado hace más de dos mil años. En esta entrevista, el doctorando Marcos Iturriaga explica los hallazgos más relevantes, el valor patrimonial del yacimiento y la importancia de implicar a la comunidad local en su conservación.
Cuéntanos, Marcos, ¿cómo ha sido la campaña de excavación de este año?
La campaña ha sido intensa y un poco apresurada, porque solo disponíamos de diez días para trabajar y había que aprovechar al máximo los medios. Afortunadamente, contamos con el apoyo de los ayuntamientos de Quintanarraya, que nos facilitaron terreno público y una retroexcavadora. Eso nos permitió avanzar mucho más rápido de lo que hubiéramos podido hacer solo con pico y pala. En general, el balance es positivo.

Marcos Iturriaga realizando labores de detalle en la excavación.
¿En qué zona os habéis centrado exactamente?
Trabajamos en una ladera, una zona protegida naturalmente, con agua cercana y campos de cultivo productivos, lo que la convertía en un lugar ideal para el asentamiento humano en época prerromana. Nuestra hipótesis era que en este yacimiento se encuentra la ciudad de Klounioq, y los restos hallados nos indican que efectivamente hubo ocupación.
Restos encontrados en esta campaña
¿Qué restos habéis encontrado en esa zona?
Lo más significativo es un poste bastante grande, que sugiere la existencia de un edificio. Podría tratarse de una vivienda comunal, o bien, un edificio de carácter industrial. Hemos encontrado restos de adobe, cerámica celtibérica e incluso indicios de elementos de forja, lo que confirma que allí se desarrollaba la vida cotidiana.
También mencionas piezas romanas. ¿Qué habéis descubierto en relación con el asedio?
Sí, hemos hallado elementos romanos, sobre todo tachuelas de calzado militar. Son clavos que los soldados llevaban en sus sandalias, y su presencia en la zona confirma que allí hubo actividad militar romana, probablemente durante el asedio. Los arévacos, que eran los pobladores de la zona, no usaban ese tipo de calzado, así que son pruebas claras de la intervención romana.
Además de cerámica, ¿habéis hallado algún resto escrito?
No, todavía no. Encontrar inscripciones celtibéricas sería muy interesante, pero es casi imposible. Además, debemos tener en cuenta que la zona ya había sido expoliada con detectores de metales, lo que dificulta la posibilidad de hallar piezas excepcionales.
Yacimiento de enormes dimensiones
¿Qué parte del yacimiento habéis excavado hasta ahora?
Muy poco, en torno a un 1% del total. La ciudad llegaría a ocupar unas 80 hectáreas. Hasta el momento hemos documentado la muralla del oppidum y hasta este sector habitacional, lo que nos ayuda a reconstruir cómo vivían sus habitantes y cómo se produjo la destrucción.

Visita a la excavación del grupo de la Universidad Isabel I.
¿Qué ocurrió con la población tras la conquista romana?
Las élites tuvieron la opción de romanizarse: adoptar la lengua, la escritura, la vestimenta y las costumbres romanas. Fue una romanización forzosa que supuso la desaparición de la cultura arévaca local.
¿Dónde se conservarán los restos que habéis hallado?
El convenio que tenemos establece que las piezas más significativas se catalogarán y enviarán al Museo Provincial de Burgos, en la calle Miranda de la capital burgalesa. Allí los técnicos decidirán qué se expone al público.
¿Qué papel están teniendo los pueblos de la zona en este proyecto?
El apoyo de la alcaldía y de los vecinos es fundamental. Ven en la excavación una oportunidad para revalorizar su patrimonio y luchar contra la despoblación. Para mí, la arqueología no solo es rescatar objetos del pasado, sino también ponerlos al servicio de las comunidades que hoy habitan esos territorios.
El apoyo de la Universidad Isabel I
¿Qué relación ha tenido la Universidad Isabel I con el proyecto?
La Universidad Isabel I ha respaldado la excavación, facilitando que estudiantes de distintos grados y másteres participen en ella. Esto es muy valioso porque les permite adquirir experiencia de campo difícil de conseguir de otra forma. Al mismo tiempo, la universidad contribuye a divulgar el patrimonio local, lo que refuerza su compromiso con la provincia de Burgos.
La campaña de excavación en Klounioq, coordinada por el arqueólogo Marcos Iturriaga, ha permitido avanzar en el conocimiento sobre la vida cotidiana en los alrededores de la antigua ciudad romana de Clunia. Aunque solo se ha intervenido en una pequeña parte del yacimiento, ofrecen nuevas pistas sobre la ocupación y posterior decadencia.

Marcos Iturriaga actúa como guía durante la visita de la Universidad Isabel I.
El proyecto no solo tiene valor científico, sino también social y cultural. Por un lado, los materiales serán estudiados y, en los casos más relevantes, exhibidos en el Museo Provincial de Burgos. Por otro, la excavación ha contado con el apoyo del ayuntamiento de Quintanarraya, que ve en esta iniciativa una oportunidad de poner en valor el patrimonio local y dinamizar la vida de su municipio.
Además, la Universidad Isabel I, a través de la participación de estudiantes y el respaldo institucional, contribuye a que la investigación arqueológica se convierta también en una experiencia formativa y divulgativa. En palabras del doctorando Marcos Iturriaga, el objetivo último es que los restos del pasado sirvan no solo para comprender mejor la historia, sino también para dar futuro a las comunidades que habitan hoy ese territorio.