Marx en un mural

Karl Marx representado en el arte callejero de la actualidad.

29 de marzo de 2022. La revista Brocar. Cuadernos de Investigación Histórica acaba de publicar un artículo del profesor Sergio Cañas Díez, docente del Grado en Historia, Geografía e Historia del Arte de la Universidad Isabel I. El artículo analiza las repercusiones teóricas y metodológicas que la teoría de la Historia de Marx ha tenido para la ciencia histórica y sus repercusiones historiográficas desde el siglo XX hasta la época actual.

Karl Marx es uno de los intelectuales más influyentes de la época contemporánea. Por su faceta como analista de la realidad social, por su política revolucionaria al desarrollar la ideología comunista y por su vertiente más epistemológica, al desarrollar diversas ramas del conocimiento científico-social y humano. Precisamente el profesor Cañas Díez pone el acento en las contribuciones que Marx hizo para el conocimiento de la historia, independientemente de las posiciones ideológicas de los historiadores “porque para entender la Historia es fundamental estudiar la estructura social, las relaciones económicas de los individuos que la componen, las atribuciones y proyectos de las distintas clases sociales, las formas de dominación y ejercicio del poder, sin esconder el conflicto social como máximo exponente de la interrelación de todos esos factores”, indica.

Para el docente de la Universidad Isabel I, Marx fue un renovador de la historia y sus teorías no eran solo cuestiones escolásticas sino que se situaban “en el lugar donde confluyen la interpretación del mundo y el intento de cambiarlo”. Para el profesor Cañas, el materialismo histórico, la teoría marxista de la historia, supuso una auténtica superación teórica del historicismo y de la historiografía nacionalista, al considerar los factores socioeconómicos como el motor del proceso histórico, en general, y del cambio histórico, en particular. Marx diseñó un método científico para estudiar la historia basado en la división entre la estructura y la superestructura social, que le sirvió para ofrecer una lectura bastante acertada y completa de la Historia en el siglo XIX. Aunque posteriormente se haya completado por las aportaciones de otras escuelas historiográficas, y corregido en la medida de lo necesario. Pues la intención del autor alemán no solo era explicar la realidad sino transformarla en clave revolucionaria. “Por eso, imbuido de la enorme influencia de la teoría evolucionista, su método fue al mismo tiempo, crítico e histórico, para acentuar las contradicciones de la sociedad capitalista y observar el presente en su dimensión histórica, dejando un tanto al margen aspectos como el orden material, sociocultural o espiritual”, como dice Sergio Cañas.

No obstante, el profesor Cañas no considera que el marxismo sea una corriente terminada y caducada. Pese a reconocer que vivió un momento álgido tras la Segunda Guerra Mundial y se hundió a finales del siglo XX, ligada su suerte con el fin de la URSS, actualmente “no está en vía muerta”. Tampoco piensa que su marginalidad relativa se deba a sus propios fundamentos como a la lógica histórica del tiempo presente. Porque para explicar el retroceso del marxismo en los años 90 “también se debe señalar la influencia intelectual que supuso la contrarrevolución conservadora de los años 80, puesto que se hizo fuerte en la misma medida que el marxismo dejó de serlo a partir de 1989 y la caída del muro de Berlín”.

En sus conclusiones, el historiador de la Universidad Isabel I incide en la relevancia que ha tenido la doctrina marxista aplicada a la ciencia de la Historia. Para Cañas, el seguimiento y atención que ha tenido la teoría de Marx en la historia ha estado salpicada de altibajos desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días. “Cualquier historiador que se precie debe aplicar los logros del marxismo a sus propios estudios, pues la metodología de Marx es, en la práctica, más flexible que su teoría sobre le materialismo histórico, ya que fundamentalmente se basa en el análisis político. Por ende, un historiador que se reclame marxista o quiera continuar pensando a la sombra de Marx, sin olvidar su impronta y sus enseñanzas positivas, debería estar, como el propio Marx hizo en vida, en formación constante y siempre activo”. Algo que “en buena lógica debe ser una guía para cualquier historiador con independencia de la escuela de pensamiento o intelectual en la que se inscriba o esté inscrito por las lógicas académicas actuales”, concluye.