Beatriz Robles Martínez Profesora del grado de nutrición humana y dietética
Mié, 20/03/2024 - 11:02

Vaca mirando de frente y sacando la lengua en un pradoVaca en un prado.

Serie: 'La Vitamina Inquieta' (XLVII)

El 20 de marzo de 1985 se celebró a instancias de FARM (Farm Animal Rights Movement, en su momento Farm Animal Reform Movement) el primer Great American Greatout, que sería el germen del actual Día Mundial sin Carne. El Great American Meatout surgió como réplica a la resolución del Senado Norteamericano de declarar la semana del último domingo de enero como la National Meat Week. Tomó como inspiración el Great American Smokeout, el movimiento antitabaquismo que había surgido unos años antes a iniciativa de la American Cancer Society para fijar un día que animase a la población a dejar de fumar a través de distintas iniciativas. La fecha del 20 de marzo se escogió por ser el inicio de la primavera que podía representar un nuevo comienzo.

Celebrar el Día Mundial sin Carne es una forma de crear conciencia alrededor de las consecuencias de consumir carne desde distintas perspectivas: éticas, económicas, laborales, medioambientales y, por supuesto, para nuestra salud.

Según el Informe del Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) sobre recomendaciones dietéticas sostenibles que por primera vez tiene en cuenta el impacto medioambiental de los alimentos, más del 43 % del impacto ambiental de nuestra alimentación se debe al consumo de carne y es la carne roja de rumiantes la que implica una huella mayor.

Nuestro consumo de carne es elevadísimo. Según el Informe de Consumo Alimentario de 2022 del Ministerio de Agricultura, la ingesta de carne per cápita fue de más de 39 kilos, y el dato solo tiene en cuenta el consumo en el hogar. Esto supone más de 750 g de carne a la semana, cantidad que duplica las recomendaciones del Fondo Mundial de Investigación del Cáncer o de la propia AESAN, que establece un consumo máximo de 3 raciones semanales (con un peso por ración de 100-125 g).

En un contexto cultural como el nuestro en el que la carne es la protagonista de muchas de las ingestas diarias y en el que parece que una comida sin carne “no es comida” merece la pena detenerse a subrayar que la recomendación de AESAN establece una pauta de consumo de carne de 0 a 3 raciones, es decir, puede no consumirse carne en absoluto. No hay ningún nutriente que se encuentre exclusivamente en la carne, de forma que podemos obtenerlo de otros alimentos. No hay alimentos imprescindibles, lo que es imprescindible son sus nutrientes.

foto de un filete de vaca con un cartel encima que indica no carne

Filete de carne roja con un cartel en el que se puede leer "no carne" en inglés.

Yendo un paso más allá, es posible eliminar los alimentos de origen animal de forma totalmente segura en cualquier etapa de la vida. Las dietas vegetarianas estrictas se consideran una opción nutricionalmente válida en todas las etapas de la vida y así lo manifiestan entidades como la Academy of Nutrition and Dietetics cuando indica que “la dieta vegetariana, incluida la vega, adecuadamente planificadas son saludables, nutricionalmente adecuadas y pueden aportar beneficios para la salud (…). Son apropiadas para todas las etapas vitales incluido el embarazo, lactancia, infancia, adolescencia, adultos mayores o deportistas”. Referencias más cercanas como la Agencia de Salud Pública de Catalunya manifiesta la misma postura y se ha mostrado favorable a que en los menús escolares se ofrezcan alternativas vegetarianas, en base a “un sólido cuerpo de evidencia científica”.

Como dietistas-nutricionistas, siempre que hablemos de la conveniencia de la dieta vegetariana debemos hacer hincapié en que, en todos los casos, ya sea vegetariana estricta u ovolactovegetariana, es necesaria la suplementación con vitamina B12.

Todos los cambios, por pequeños que sean, tienen un impacto. La sustitución de carnes rojas y procesadas por proteína de origen vegetal (fundamentalmente debemos pensar en legumbres) puede reducir la huella de carbono de nuestra dieta en un 25 %. El Día Mundial Sin Carne puede ser la excusa para hacer esos cambios pequeños y repensar cómo comemos.

Editor: Universidad Isabel I

ISSN 2792-1824

Burgos, España

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