Cabecera del webinar

Cabecera del webinar.

10 de mayo de 2023. El webinar titulado Alimentación en la Enfermedad Renal Crónica (ERC), organizado por la Facultad de Ciencias de la Salud, fue presentado por Alba Abia, coordinadora del Grado en Nutrición Humana y Dietética y la colaboración como moderadora de Nelia Mediavilla. La profesora Abia ha dado respuesta a preguntas como ¿Sabías que en la enfermedad renal crónica uno de los pilares del tratamiento es la alimentación? Este webinar ha tenido como objetivo dar las claves para una alimentación adecuada en cada una de las etapas de la enfermedad renal. Desde la enfermedad renal crónica avanzada, pasando por los tratamientos sustitutivos renales hasta el esperado trasplante renal.

El papel del dietista-nutricionista tiene como objetivo enlentecer el progreso de la Enfermedad Renal Crónica, prevenir la desnutrición, y el control de los electrolitos para evitar efectos secundarios.  Además, los profesionales de la nutrición acompañan al paciente desde el diagnóstico y a lo largo de todas las fases, individualizando sus pautas nutricionales y resolviendo todas las dudas que van surgiendo. El objetivo final es mejorar la calidad de vida de los pacientes.

ERCA, Enfermedad Renal Crónica Avanzada

En la Enfermedad Renal Crónica Avanzada, la nutrición tiene como objetivo frenar el deterior renal. Para ello, se prestará atención a las proteínas, el sodio, el potasio y el fósforo. Tradicionalmente se realizaban recomendaciones más restrictivas sobre la ingesta de estos nutrientes, pero hoy en día “no es necesario ser tan restrictivo en las pautas dietéticas, siempre y cuando esté supervisado por un profesional, que va a mejorar la adherencia a la pauta”, explicó la profesora Abia Heras.

Alba y Nelia en el webinar

Nelia Mediavilla y Alba Abia durante el webinar.

En cuanto a las proteínas, se deben consumir tanto de origen animal como vegetal, limitando su consumo a los 0,8 g/kg de peso al día.

Limitar el consumo de sodio es otra de las recomendaciones, no cocinando con sal de mesa o evitando alimentos ricos en sal añadida. “El pan, por ejemplo, es uno de los alimentos que tiene mayor sal, por lo que hay que tener cuidado”, explicó la docente, quien recomendó que se pueden utilizar especias o hierbas aromáticas para sustituir este producto en las recetas.

El potasio es un mineral soluble en agua. Las fuentes dietéticas del potasio están en verduras, hortalizas, frutas, frutos secos, cereales integrales, legumbres o chocolate. Se puede disminuir su contenido con determinadas técnicas de cocción. Así, “la congelación, el remojo o la doble cocción son métodos que pueden reducir el contenido de potasio, siendo la más recomendable el remojo prolongado en agua abundante”, recomendó la ponente.

Alba en el webinar

Alba Abia Heras.

Alba Abia destacó que existen otros recursos para tener opciones rápidas y fáciles a la hora de cocinar, como son las conservas de verduras en general (dejándolas a remojo 3 o 4 horas y lavándolas con agua abundante) o las congeladas, (descongelándolas en agua). La docente señaló que hay que tener en cuenta los aditivos de la industria alimentaria, que muchas veces no se especifican en las etiquetas.

Por último, el fósforo también se excreta a través de la orina. Es un mineral no soluble en agua y existen dos formas: orgánico (proteínas de origen animal y vegetal) e inorgánico (aditivos en embutido, bebidas azucaradas, repostería industrial, derivados cárnicos y carnes procesadas). El fósforo que más se absorbe es el que se encuentra en los aditivos, por lo que hay que prestar atención a estos alimentos. En cuanto al fósforo orgánico, es importante tener en cuenta la cantidad de fósforo de los lácteos, “cuanto más desnatados, tendrá más proteínas y por tanto, más fósforo, por lo que se recomienda el consumo de lácteos con leche entera”, indicó.

Proceso de diálisis

Cuando los riñones dejan de funcionar, es necesario iniciar el proceso de hemodiálisis o diálisis peritoneal. En esta fase aumentan las necesidades de proteínas, por lo que si no se adapta a la alimentación estos pacientes tienen un mayor riesgo de sufrir desnutrición. “En Burgos, no hay dietistas nutricionistas en el hospital para abordar el tratamiento de los pacientes en esta fase, pero confío en que se ofrecerá este servicio en un futuro como medida preventiva”, explicó la profesora Abia.

Trasplantes

Cuando se llega a la tercera fase, la del trasplante, también se acompaña al paciente para controlar sus nuevas necesidades y ayudarle a adoptar hábitos de vida saludables que aseguren el buen funcionamiento del riñón durante años.

Finalmente, Alba hizo hincapié en la gran labor que realizan las asociaciones de enfermos, en este caso ALCER (Asociación para la lucha contra las enfermedades del riñón), la cual ofrece un recomienda que se creen para el entorno de a estos pacientes grupos de apoyo, talleres de cocina, de alimentación saludable, etc. “Estas asociaciones llegan a dónde la sanidad pública no lo hace”, destacó la docente.

La profesora recomendó, para finalizar, hacerse donante de órganos para permitir que otras personas tengan una segunda oportunidad.

Sigue el webinar completo.

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