ficus buena

Ficus benjamina.

8 de septiembre de 2022. El profesor Álvaro Bayón, docente de biología y geología en el Máster en Formación del Profesorado de la Universidad Isabel I, ha publicado junto a Óscar Godoy, de la Universidad de Cádiz y Montserrat Vilá, de la Universidad de Sevilla, un artículo en los Anales del Jardín Botánico de Madrid. Los autores del artículo indican que tanto los parques como los jardines urbanos son una de las vías más importantes para la introducción deliberada de especies de plantas no nativas y algunas de ellas causan impactos ambientales y socioeconómicos.

En el estudio se analizan 486 especies leñosas no autóctonas de 46 parques urbanos en 23 ciudades de la España peninsular, clasificándolas en función de su estado de invasión. Los investigadores han descubierto que “solo la planta Ficus benjamina, llamada también caucho benjamín, (estos nombres los recibe en ciertas regiones de Latinoamérica. En España, el Boj es Buxus baccata y el laurel de la india es Ficus microcarpa) no tiene potencial para invadir y se encuentra en la lista verde de especies”. Esta planta es un árbol para interior de crecimiento rápido y muy resistente, originaria de Malasia y Tailandia. Se trata de una planta arbórea estranguladora que, en condiciones naturales puede alcanzar los 30 metros de altura y producir pequeñas frutas similares a los higos.

El equipo de Álvaro Bayón ha señalado en su estudio 47 especies invasoras o potencialmente invasoras que pueden causar un alto impacto en el medio ambiente, a las que se suman otras 12 especies que originarían un impacto mediano. “No hay parques sin especies invasoras o potencialmente invasoras”, explican. Hasta el 80% de las especies invasoras o potencialmente invasoras que cohabitan en los parques pueden causar problemas de competencia, el 71% modificar el hábitat y el 52% pueden causar impactos en la salud humana. En este sentido, los autores del trabajo han identificado 31 especies con potencial para causar impactos en la salud humana, relacionados con la competencia por los nutrientes del suelo, la toxicidad o la alteración de la sucesión natural y la estructura del hábitat, generando sustancias tóxicas, alergias, espinas o envenenamiento del ganado, entre otras.

Para los autores de este trabajo es de suma importancia identificar aquellas especies con potencial de volverse invasoras y causar daños en el ecosistema y la biodiversidad. Consideran fundamental desarrollar protocolos de evaluación de riesgos para identificar y predecir posibles invasiones. A su juicio, “promover el uso de especies nativas ornamentales puede generar un efecto de conciencia que favorezca el interés de las personas por la flora nativa y los parques urbanos se consideren de interés para la conservación”, indican. Igualmente, recomiendan que estas especies invasoras se eliminen de los parques.

jardín

Campo de flores.

Aunque algunos árboles no nativos pueden colaborar en la regulación del clima, la fertilidad del suelo y el control de la erosión, los autores del artículo indican que es necesario regular el uso de las especies invasoras en función de las condiciones climáticas, el tipo de árboles o las condiciones socioeconómicas del área de introducción.

En sus conclusiones, los expertos en biología destacan que “a pesar de que las especies invasoras y potencialmente invasoras son una minoría del número total de especies presentes en los parques urbanos españoles, todos los parques albergan algunas de ellas. Estas especies tienen el potencial de causar varios impactos si escapan de estos ecosistemas y se establecen en la naturaleza”, matizan.

Revista

Revista del CSIC.