Joven y entrenadora

Joven con síndrome de Down y su entrenadora que realizan una actividad deportiva al aire libre.

14 de octubre de 2025. El profesor Augusto Jiménez de la Fuente, docente del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (CAFD) de la Universidad Isabel I, junto con la investigadora Pilar Pérez Serrano, ha publicado un estudio sobre los efectos del Campus de Verano Unidiversidad: ENFOCAD2023 en los niveles de actividad física de jóvenes con discapacidad intelectual. El trabajo aparece en la revista científica Retos: nuevas tendencias en educación física, deporte y recreación.

El estudio, realizado con 41 participantes de entre 18 y 30 años, aplicó una metodología mixta que combinó cuestionarios de autoinforme (IPAQ-S) y mediciones objetivas con acelerometría. Los resultados muestran que los participantes aumentaron significativamente su actividad física durante el campus, aunque con notables diferencias entre los datos autorreportados y los registrados por acelerometría.

“El programa tuvo un efecto positivo en la percepción de los jóvenes sobre su nivel de actividad, pero los acelerómetros revelaron que la práctica se concentró en intensidades ligeras y moderadas, mientras que la actividad vigorosa fue escasa”, explica el profesor Jiménez de la Fuente.

Entre los hallazgos destaca que el grado de discapacidad no condicionó la participación en la actividad física, aunque se observaron diferencias entre hombres y mujeres: ellas dedicaron más tiempo a actividades ligeras, mientras que los hombres mostraron mayor variabilidad en las de intensidad moderada.

Los autores subrayan que el campus, financiado por la Fundación ONCE con apoyo del Fondo Social Europeo, “favoreció la inclusión y el desarrollo personal a través de actividades adaptadas y cooperativas”. Este enfoque resultó clave para motivar la participación activa de los jóvenes y reducir las barreras sociales que a menudo limitan su acceso al deporte.

El estudio también pone de manifiesto la necesidad de emplear herramientas de medición objetivas. “Los autoinformes tienden a subestimar el sedentarismo y sobreestimar la actividad vigorosa, por lo que recomendamos el uso de acelerómetros en programas de evaluación con esta población”, apunta el investigador de la Universidad Isabel I.

Beneficios del deporte en adolescentes con discapacidad intelectual

La investigación confirma que la práctica deportiva adaptada aporta beneficios físicos, psicológicos y sociales a los jóvenes con discapacidad intelectual. Entre ellos se encuentran la mejora de la salud cardiovascular, el control del peso, la prevención de enfermedades crónicas y el aumento de la autonomía funcional. Además, el deporte contribuye al desarrollo de la autoestima, la reducción de la ansiedad y el fortalecimiento de las habilidades sociales, favoreciendo la integración y la calidad de vida.

“Más allá de los resultados cuantitativos, lo relevante es que los participantes encontraron en el deporte un espacio de inclusión y crecimiento personal, donde sentirse parte de un grupo y superar barreras que habitualmente enfrentan en su vida cotidiana”, concluye Jiménez de la Fuente.

El artículo se publica en la revista Retos (Q1) bajo el título Impacto del Campus de Verano Unidiversidad en los niveles de actividad física de jóvenes con discapacidad intelectual, y constituye una referencia para el diseño de futuros programas de actividad física inclusiva en el ámbito universitario y social.