Prosumiendo

Sheila López Pérez y Julio César Pérez Herrero, invitados en el podcast 'Prosumiendo' de Javier Cantón.

3 de febrero de 2025. El impacto de la inteligencia artificial (IA) en la docencia universitaria es un tema que cada vez genera más debate en cómo debe evaluarse en la educación superior. La irrupción de herramientas como ChatGPT o sistemas avanzados de generación de contenido ha planteado preguntas fundamentales sobre la transparencia, la honestidad académica y la propia naturaleza de la enseñanza, así como del aprendizaje en la educación superior.

Este ha sido el tema principal del último episodio del podcast Prosumiendo, del profesor Javier Cantón, docente del Grado en Periodismo, que tuvo como invitados a Sheila López Pérez, Directora del Grado en Filosofía, Política y Economía, y Julio César Pérez Herrero, periodista, escritor y profesor del Grado en Periodismo de la Universidad Isabel I, con más de 25 años de experiencia en la docencia y el ámbito de la comunicación.

La transparencia en el uso de la IA

 ¿Es necesario que los estudiantes comuniquen de manera explícita si han utilizado IA en sus trabajos académicos? Sheila López defiende que es fundamental establecer normas claras que fomenten la transparencia: "Si el alumno quiere usar la IA, debe decirlo e indicar cómo la ha usado: si ha escrito contenido con ella, si ha citado fuentes... Esto garantiza la honestidad académica y permite evaluar su nivel de aprendizaje".

Según la profesora López, este requisito no marcaría un cambio tan radical en la manera en que se conciben los trabajos universitarios, ya que, históricamente, los trabajos de los estudiantes han estado compuestos por contenidos ajenos: citas, ideas provenientes de libros y de autores, etcétera. Estos contenidos, como la IA, deberían ser debidamente citados para proteger la honestidad intelectual, así como para que el docente pudiera evaluar, de manera adecuada, los conocimientos adquiridos por sus estudiantes.

¿Evaluar el uso de la IA o la capacidad real del estudiante?

Desde una perspectiva más crítica, Julio César Pérez Herrero planteó dudas sobre la utilidad de permitir que los estudiantes utilicen IA en sus trabajos. Para él, la clave de la enseñanza universitaria es evaluar lo que cada estudiante es capaz de hacer por sí mismo, sin depender de herramientas externas. "El trabajo debe ser el que el alumno sea capaz de hacer, no un trabajo tuneado o realizado por la IA. Lo importante es conocer la evolución del alumno durante el curso y saber hasta dónde llega. Es eso lo que debo evaluar", señaló Pérez Herrero.

El profesor reflexionó sobre la idea de confiar en la inteligencia artificial para la realización de trabajos académicos. A su juicio, el uso de esta herramienta puede afectar negativamente la adquisición de habilidades fundamentales. Según el profesor Pérez Herrero, si un estudiante no realiza el esfuerzo de escribir, investigar y reflexionar por sí mismo, su formación quedará incompleta. "Con la IA no se adquirirán las destrezas necesarias para posteriormente llevar a cabo el trabajo correspondiente en el entorno laboral", advirtió.

Ante esta situación, Pérez Herrero planteó la necesidad de explorar nuevas formas de evaluar a los estudiantes, como la elaboración de vídeos o proyectos interactivos; no obstante, también advirtió sobre las limitaciones de estos métodos:  "Podríamos pedir a los alumnos que graben un vídeo explicando su trabajo, pero sigue siendo una solución relativa, porque el estudiante podría estar simplemente leyendo un texto. Esta actividad dependerá mucho del tipo de estudio que realice. Un estudiante de periodismo, por ejemplo, deberá usar programas para montar y editar vídeos, mientras que un estudiante de arquitectura podría tener que desarrollar un proyecto visual. Lo que sí está claro es que hay que cambiar el tipo de trabajo que se les pide a los alumnos", reflexionó el periodista.

El papel del docente ante la IA

Otro punto clave del podcast fue el impacto de la IA en el rol del profesorado. Sheila López defendió que los docentes deben adaptarse a estas nuevas tecnologías y aprender a utilizarlas de manera efectiva en su trabajo académico. "La IA no deja de ser un motor de búsqueda de información y un filtro de esa información", explicó. En su opinión, la inteligencia artificial puede ser una herramienta útil para los profesores en procesos administrativos, en la creación de materiales didácticos o en la personalización del aprendizaje. Sin embargo, advirtió que su uso debe estar supervisado por el propio docente, ya que la información de la IA a veces no es correcta, y desde luego no puede sustituir el trabajo crítico y reflexivo del docente. "El cambio no es tan disruptivo. La IA puede servir para procesos de gestión o burocráticos, pero no puede reemplazar los procesos de calidad en la educación", afirmó.

Por su parte, Julio César Pérez Herrero fue más escéptico y alertó sobre el riesgo de que la inteligencia artificial reemplace el papel del profesor en el aula. "Lo que no es correcto es que una IA utilice la imagen e incluso la voz de un docente para impartir una clase en su lugar", advirtió.

Para el periodista, el verdadero problema de la docencia en la era de la inteligencia artificial no es integrar esta tecnología sin más, sino garantizar que la enseñanza siga siendo un proceso basado en la interacción humana y el pensamiento crítico.

La universidad como espacio de reflexión

Más allá de la discusión sobre su uso en el aula, ambos profesores coincidieron en que la universidad tiene una responsabilidad fundamental en el debate sobre la inteligencia artificial y su impacto en la sociedad. "La universidad debe ser una plataforma que diga a otros sectores de la sociedad cómo están yendo estos procesos de integración de la IA en la vida de las personas", destacó Sheila López. Mientras, Julio César Pérez Herrero insistió en que la discusión sobre la IA en la educación apenas acaba de comenzar y que aún hay muchas preguntas sin respuesta: "Hay publicaciones y cursos sobre cómo organizar la IA en el aula, pero me importa más que el alumno sepa cómo utilizarla. Es decir, ¿para qué se está dando clase? La IA es capaz de presentar un trabajo, pero ¿qué se supone que debe hacer el profesor? ¿En qué se debe formar al alumno? ¿Le animo a que piense? ¿Le doy pautas para que haga otras actividades? Estas son las preguntas que debemos hacernos", planteó el profesor.

Herrero también propuso que una posible solución sea volver a métodos de evaluación más tradicionales, como los exámenes orales, que resultan prácticamente imposibles de falsificar con inteligencia artificial.

La educación superior debe adaptarse a esta nueva realidad, estableciendo normas claras y garantizando que la IA se utilice de manera ética y transparente, manteniendo el equilibrio entre la tecnología y la formación académica real.