
Manos de chimpancé y de humano tocándose.
3 de noviembre de 2025. El profesor Álvaro Bayón, biólogo y docente del Máster en Divulgación Científica de la Universidad Isabel I, ha rendido homenaje a la primatóloga Jane Goodall en el programa La mecánica del caracol de Radio Euskadi, dirigido por Eva Caballero, en el que es colaborador habitual. Durante su intervención, el profesor Bayón repasó la trascendencia del trabajo y el legado de la investigadora británica, fallecida el pasado 1 de octubre a los 91 años, cuya vida y descubrimientos “cambiaron para siempre nuestra manera de entender lo que significa ser humano”.
Goodall dedicó más de seis décadas al estudio de los chimpancés en el Parque Nacional de Gombe, en Tanzania. En 1960, su observación de un chimpancé —al que llamó Barbagris (Greybeard)— utilizando una rama modificada para pescar termitas, transformó la historia de la ciencia. “Hasta entonces se pensaba que el uso de herramientas era exclusivo del ser humano, pero Goodall derribó esa frontera”, explicó Bayón. Recordó también la célebre reacción de su mentor, el paleontólogo Louis Leakey, quien escribió: “Ahora debemos redefinir el concepto de herramienta, redefinir el concepto de humano o aceptar a los chimpancés como seres humanos”.
Los chimpancés tienen personalidades únicas y expresan emociones
El profesor de la Universidad Isabel I destacó que “Jane Goodall no solo descubrió que los chimpancés fabrican herramientas. Durante sus décadas de investigación expuso que también transmiten prácticas culturales y emocionales”. Sus investigaciones documentaron guerras territoriales, jerarquías sociales complejas y expresiones de afecto, duelo o empatía entre los primates. “Goodall demostró que los chimpancés tienen personalidades únicas, que sienten alegría, tristeza o compasión, y eso nos obliga a replantearnos qué nos hace humanos realmente”, señaló Álvaro Bayón.
En su conversación con Eva Caballero, el divulgador recordó que la primatóloga británica “revolucionó la metodología científica introduciendo la observación a largo plazo y consideró a los animales como individuos, con emociones, voluntades y miedos, algo que hasta entonces se identificaba exclusivamente con los seres humanos”. Para Bayón, este cambio de enfoque fue “una auténtica revolución en la investigación con animales”.
Científica y activista
Además de su contribución científica, Goodall dejó una huella profunda como activista. Nombrada Mensajera de la Paz por la ONU, centró sus esfuerzos en la conservación de especies y en la educación ambiental, convencida de que el conocimiento debía impulsar la acción. “Fue una científica que no se limitó a observar, sino que utilizó su voz para transformar el mundo. Creó la figura del científico activista, alguien que comprende los datos, pero también lucha por cambiar la realidad”, subrayó Bayón.
El profesor también destacó el papel de Goodall como referente femenino en la ciencia: “Abrió el camino a generaciones de mujeres que hoy ocupan puestos de liderazgo en investigación. Siguiendo el ejemplo de Rachel Carson (bióloga marina considerada como la creadora del movimiento ecologista moderno creando la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos en 1970), Jane Goodall demostró que la ciencia y la sensibilidad pueden caminar juntas”.
El Instituto Jane Goodall, fundado por la primatóloga en 1977, continúa su labor con proyectos de conservación y desarrollo sostenible en África, además de programas educativos que alcanzan a más de un centenar de países. “Su legado perdurará mucho más allá de su tiempo", concluyó Bayón, "porque nos enseñó que los humanos no somos los únicos con cultura, emociones o conciencia”.