
La profesora Liliana Bertoni, docente de Derecho internacional en la Universidad de Buenos Aires y directora del Departamento de Publicaciones de IELEPI.
4 de julio de 2025. La profesora Liliana Bertoni, docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA, Argentina) en derecho internacional y directora del Departamento de Publicaciones del IELEPI (Instituto Eurolatinoamericano de Estudios para la Integración), reflexiona sobre el papel de la multilateralidad en el mundo contemporáneo, los retos de la cooperación birregional y el rol clave de la institucionalidad. En esta conversación, realizada con motivo de su asistencia al III Congreso UE-CELAC, repasa también el lugar del MERCOSUR en las negociaciones con la Unión Europea y el valor del pensamiento académico en la construcción de nuevas agendas globales.
Profesora Bertoni, usted ha destacado en distintos foros el papel central de la multilateralidad como herramienta para el diálogo político y jurídico, ¿cree que hoy esa multilateralidad supone un vínculo entre la Unión Europea y la CELAC?
Bueno, sí, es cierto. Yo siempre resalto que el multilateralismo es, digamos, el adalid de nuestros tiempos. Los problemas, los desafíos que enfrentan los Estados y la comunidad en general necesitan de acciones multilaterales tanto de los Estados como de los particulares. Y eso va a fortalecer, de alguna manera, lo jurídico, lo económico y lo social, porque el multilateralismo va siempre a la búsqueda de un equilibrio, de un consenso, que es lo que necesitamos para resolver desafíos importantes que tenemos hoy en día.
Sin embargo, en un mundo cada vez más bilateral estratégicamente y con bloques cerrados, ¿cree que el multilateralismo sigue siendo un enfoque viable y eficaz para afrontar los retos globales?
Yo creo que sí, y de hecho lo voy a decir en mi próxima conferencia. El multilateralismo nos dio un espacio de tranquilidad, de paz y de comercio. Hoy está más enfocado en la geopolítica, y es la base de la geopolítica mundial. Las cuestiones más relevantes son multilaterales entre Estados que buscan, de alguna manera, un balance de poder a través de estas acciones.
¿De qué forma pueden las instituciones evitar desequilibrios de poder entre regiones, como a veces ocurre entre Europa y América Latina, de manera que no se condicionen los contenidos ni los resultados de la cooperación?
Ha tocado un tema importantísimo. Las instituciones fuertes han sido y son la base de toda organización sistémica de los Estados. Pero tenemos que actualizarlas, acomodarlas a los tiempos actuales. Hoy hay un actor muy importante: la sociedad civil organizada. Hay que atender a ese tipo de demandas y reflejarlas en instituciones sólidas. Y una buena institucionalidad también crea un ámbito jurídico para trabajar. No es casual que en 2024 se haya otorgado el Premio Nobel de Economía a profesores norteamericanos que han trabajado justamente sobre el vínculo entre institucionalidad y economía. Una institucionalidad fuerte da paso a una mejor economía.
¿Qué papel cree que tiene el MERCOSUR como interlocutor regional válido en las negociaciones con la Unión Europea, especialmente cuando la CELAC actúa como un foro más amplio y heterogéneo?
Hay diferencias importantes. La CELAC es un foro político, de discusión. Ayuda, sí, pero no tanto como se quisiera, porque los regímenes del MERCOSUR son, en general, presidencialistas, y todo depende del presidente de turno. Podemos hacer mucho análisis jurídico, pero esa es la realidad.
¿Hasta qué punto considera que el acuerdo Unión Europea-MERCOSUR, aún no ratificado, puede convertirse en un punto de inflexión para redefinir las relaciones birregionales? ¿O cree que ejemplifica las limitaciones del multilateralismo?
Es un claro ejemplo de que el multilateralismo no termina de cerrar muchas cuestiones. El multilateralismo de posguerra ayudó a consolidar un espacio de paz y económico, y dio lugar a instituciones regionales como la Comunidad Económica Europea, o globales como Naciones Unidas. Hoy está en un momento de inflexión, pero el camino sigue siendo multilateral. Los desafíos actuales (como el clima, por ejemplo) no pueden ser resueltos por un país solo.
Señalaba que MERCOSUR sí es una entidad política. ¿Existen actualmente acciones internas que permitan presentar una postura coherente ante la Unión Europea, o hay divergencias notables entre sus miembros?
El MERCOSUR, como todo proceso, atraviesa etapas. Ahora mismo está en una etapa de amesetamiento, podríamos decir, con prioridades políticas distintas en cada gobierno. Y eso, como decía, depende mucho de las ideas políticas de cada presidente. En este momento, esas ideas son divergentes y, de alguna manera, dinamitan lo que se pensó inicialmente como un interés común.
La profesora Bertoni.
Para finalizar, como directora del Departamento de Publicaciones del IELEPI, ¿Cómo valora el papel de la divulgación científica y la producción académica en el fortalecimiento del pensamiento multilateral?
Yo creo que es esencial. Hoy, por ejemplo, en la mesa se trataron ideas que surgen desde la academia. Somos los estudiosos los que pensamos y, muchas veces, los cambios importantes comienzan en las universidades. Por eso, es fundamental desarrollar congresos, encuentros interuniversitarios y espacios de diálogo. Yo, desde la academia, creo que aportamos el sostén de muchas ideas futuras.
La profesora Bertoni deja claro que, pese a las tensiones globales y las dificultades internas de los bloques regionales, el multilateralismo sigue siendo, para ella, el horizonte imprescindible. Frente a los desafíos del presente, insiste en la necesidad de instituciones fuertes, actores sociales activos y pensamiento académico comprometido. La cooperación birregional, dice, no será posible sin una mirada compartida y sin consensos que se construyen desde abajo, desde lo cotidiano y desde el debate público informado.