
Metáfora de la biodiversidad de los ecosistemas en el planeta.
18 de agosto de 2025. El biólogo y profesor del Máster en Divulgación Científica de la Universidad Isabel I, Álvaro Bayón, ha subrayado en el programa La mecánica del Caracol de la ETB con el que colabora habitualmente, que la preservación de la biodiversidad enfrenta graves desequilibrios, según resaltan dos estudios recientes.
El primer análisis, realizado por la Universidad de Hong Kong, revela un sesgo taxonómico alarmante: solo el 6,2 % de las especies en peligro han recibido financiación alguna vez, mientras el 27 % de los fondos se destinan a especies que inicialmente no están amenazadas. Según Bayón, “la mayor parte de la financiación va a animales vertebrados bandera” — especies emblemáticas como elefantes o primates — lo que deja desprotegidas a innumerables especies clave como invertebrados, anfibios, hongos o plantas. Estas especies, esenciales para el equilibrio de los ecosistemas, no reciben la atención necesaria, subrayó el experto.
Por otra parte, el profesor ha hecho referencia a un segundo estudio publicado en Science y respaldado por la Universidad de Cambridge que advierte sobre la llamada “fuga de biodiversidad”: la protección de ciertas áreas puede simplemente desplazar los impactos perjudiciales a regiones limítrofes. Bayón explicó que “una reducción de la intervención en zonas protegidas desplaza el impacto a otras áreas, deslocalizándolo”, afectando especialmente a especies carroñeras con grandes territorios, como los buitres, cuya actividad se ve alterada por el aumento del turismo rural cercano. La relevancia del fenómeno también se extiende a la agricultura, donde los cambios de cultivos pueden ampliar el daño a otros territorios.
Los estudios, en consonancia con observaciones en entornos como Europa, señalan que las áreas preservadas en un país muy probablemente despliegan la presión hacia otros, donde la biodiversidad es más rica y, paradójicamente, más vulnerable, explica un artículo de theguardian.com.
Propuestas para revertir la “fuga de biodiversidad”
Para combatir estos problemas, los investigadores proponen:
- Informar y reportar las posibles fugas de impacto en todos los proyectos de conservación.
- Reducir la demanda de productos de alto impacto, como carne y madera.
- Focalizar esfuerzos en áreas con alta biodiversidad pero baja producción agrícola, protegiendo así los nichos ecológicos más vulnerables.
- Optimizar la producción en zonas intervenidas, mediante biotecnología, para evitar desplazar la presión a otros territorios.
Además, promueven políticas europeas que reconozcan explícitamente estas fugas, siguiendo ejemplos como los créditos de carbono. Sin embargo, por ahora, la biodiversidad apenas ha sido atendida desde esta perspectiva.
El profesor Bayón hace un llamamiento claro respecto a esta cuestión: “No basta con conservar especies emblemáticas ni asignar zonas protegidas localmente; también hay que prever y evitar que estos actos trasladen el daño a otras regiones”. Solo así será posible implementar una conservación verdaderamente eficaz, equilibrada y global.