María Eugenia Tapia Sanz, entrevista

María Eugenia Tapia Sanz en la Universidad Isabel I.

15 de abril de 2024. María Eugenia Tapia Sanz, Directora del Máster en Psicología Forense de la Universidad Isabel I, explora los determinantes individuales y familiares que influyen en la expresión de la agresividad en la adolescencia. Su investigación se encuentra en la fase de recogida de datos y análisis de los primeros resultados. Hemos querido saber, a través de una entrevista, cómo es su trabajo investigador que busca proporcionar herramientas para la prevención y gestión de conflictos en esta etapa crucial del desarrollo.

El tema de tu tesis se titula ‘Factores predictores de la expresión de la agresividad en la adolescencia’. ¿Qué quieres investigar con tu trabajo?

Mi directora de tesis, María José Cantero, de la Universidad de Valencia, como experta en apego me sugirió investigar este tema y relacionarlo con la expresión de la agresividad en esta etapa. Yo lo quise enfocar a mi área de trabajo que es la psicología forense, como directora del Máster en Psicología Forense en la Universidad Isabel I. Junto con mi codirectora, Ángela Victoria Hoyo, coordinadora del Grado en Psicología, enfocamos el trabajo hacia la prevención de la agresividad.

La idea inicial era investigar qué factores a nivel individual y familiar influyen en la agresividad. Tras analizar la bibliografía existente en la materia, he comprobado que la agresividad en el ámbito familiar está bastante estudiada, pero no a nivel individual, donde hay menos estudios.

En el trabajo, se estudian variables como son el apego, el temperamento, las distorsiones cognitivas, la comunicación familiar y diferentes aspectos dentro de la agresividad a nivel emocional (la ira), cognitivo (la hostilidad) y conductual, pudiendo ser proactiva o reactiva.

Entonces, tu tesis está basada en buscar las causas que generan la agresividad en los adolescentes…

Efectivamente, queremos identificar de dónde procede esa expresión de la agresividad. Todos en nuestra vida vivimos situaciones que nos hacen sentir la emoción de la ira y ante ella, hay personas que a nivel cognitivo desarrollan un pensamiento que va en una u otra dirección, de manera que la respuesta que ofrece cada uno a esa emoción es distinta, en función de sus experiencias previas.

Se puede responder ante una amenaza de manera agresiva o, todo lo contrario, teniendo un pensamiento que, acorde con lo que está ocurriendo, responde de manera asertiva. Con mi investigación quiero entender cómo se produce esa conducta. Tomé la decisión de enfocarme en los adolescentes, no solo por mis investigaciones anteriores y porque me interesa esta franja poblacional, sino también, y esto es lo más importante, porque es la etapa en la que comienzan a darse las primeras conductas antisociales y es el paso previo a que se inicie una carrera delictiva.

Cada persona es un compendio de todo lo que vive, el ambiente en el que se mueve y las relaciones que establece con su entorno. Así, la adolescencia es el momento más adecuado para realizar este tipo de prevención.

¿Qué objetivo pretendes alcanzar con esta investigación?

El objetivo principal de la investigación es analizar la relación entre estas variables y su poder predictivo sobre la agresividad expresada en las relaciones interpersonales de los adolescentes.

Más allá de la tesis, el propósito es poder ofrecer las herramientas necesarias para que los centros educativos y las familias sepan cómo prevenir y evitar esas situaciones de conflicto.

El adolescente violento, ¿nace o se hace?

Como te decía antes, es una mezcla. Las personas tenemos un componente biológico. Nosotros evaluamos el temperamento como componente hereditario que podría influir, pero hay otros muchos factores a nivel social, familiar y de las experiencias que uno vive lo que genera nuestra respuesta ante las situaciones que vamos viviendo. Aunque hay diferentes teorías, no soy de la opinión de que el adolescente sea conflictivo porque vive una etapa compleja como es la adolescencia. Considero más bien que cada persona, ante una situación interpretada como violenta reacciona de un modo diferente en función de sus características personales, valores, herramientas, esquemas mentales y trayectoria de vida.

Un elemento importante es la distorsión cognitiva. Es decir, cada persona desarrolla unos esquemas cognitivos o mentales de las cosas que le suceden y, según lo que ha aprendido, interpreta la información según más le conviene. A veces, una situación puede verse como un ataque ante la que hay que reaccionar y responder o, todo lo contrario, considerar que esa situación no es responsabilidad de uno y, por tanto, no responder de manera agresiva. Lo importante es saber qué influye en el adolescente para desencadenar o no respuestas de este tipo.

Hay personas que, aun sufriendo violencia intrafamiliar en su entorno más cercano, han aprendido herramientas fuera de su hogar que les permiten no reproducir esos comportamientos que han visto desde la infancia. Y en esta situación influye la figura del apego que el adolescente tenga y de sus figuras de referencia, que es una de las bases a partir de las cuales uno se desarrolla como persona.

¿Cómo se ha definido la selección de la muestra del estudio?

Seleccionamos a adolescentes de entre 14 y 19 años, escogidos por estratos para que la muestra sea lo más representativa posible, con población tanto de centros rurales como urbanos, colegios públicos y concertados, centros de FP y universidades en el entorno de España.

Hasta el momento, ya he recogido datos de más de 500 jóvenes, a los que se les han ofrecido los cuestionarios en papel, para evitar errores o que no se dejen preguntas sin contestar. Además, acudo personalmente a cada centro para resolver dudas que puedan surgir a la hora de responder las preguntas, siendo la participación totalmente anónima.

Entonces, ahora estás en la fase de recogida de información para empezar a realizar un primer análisis de los datos…

Sí, estamos empezando a meter los datos de las encuestas en una base de datos para empezar a analizarlos. La idea es continuar con la recogida de datos y su volcado hasta final de año y, a partir de ahí, analizar los resultados de la investigación y dar respuesta a los objetivos que nos hemos planteado. Calculo que en año y medio podría empezar a tener resultados preliminares para, a partir de ahí, poder publicarlos.

Como experta en psicología forense y prevención de delitos, ¿qué nos podrías adelantar en función de las teorías actuales de prevención?

Mi investigación en este campo se centra en la prevención porque siempre ha sido un tema que me ha interesado. Mi trabajo de fin de carrera en la licenciatura fue la creación de un programa de prevención de maltrato en niños de alto riesgo que después llevé a la práctica en Perú.

Mi intención, una vez finalice la tesis doctoral, es la de crear un programa de prevención. En la actualidad este tipo de programas no existe, o, por lo menos, no se están aplicando de forma eficiente. Es necesario definir la metodología adecuada para desarrollar un programa de prevención y, a largo plazo, poder aplicarlo en los colegios y en las asociaciones de padres y madres como medida preventiva. Las bases para la vida en sociedad están en la educación que se recibe en el entorno más próximo, no solo en casa sino también en la escuela.

¿Cuál es la tendencia general en la sociedad actual respecto a la agresividad?

Los estudios que hay hasta el momento indican que cuanto más mayores son los adolescentes, mayor es la agresividad, especialmente en los chicos. Las cifras señalan que cada vez aumentan más los niveles de agresividad entre los adolescentes, en todos los sentidos y a todas las edades.

El punto novedoso de mi tesis es que aúna una serie de variables que no se han estudiado conjuntamente y en cómo se relacionan con la agresividad en la adolescencia. Se suele poner el foco en las familias, pero, en muchos casos, no tienen las herramientas para afrontar las actitudes violentas del adolescente. En otras ocasiones, el foco se pone en la escuela, que carece de los recursos y del equipo humano necesarios para hacer frente a este tipo de situaciones. Mi trabajo se orienta a definir de qué manera se puede frenar ese avance en la sociedad actual.

María Eugenia Tapia se encuentra en la vanguardia de la investigación sobre la agresividad en la adolescencia, abordando un tema crucial para la prevención del delito y el bienestar social. Su enfoque multidisciplinario y su compromiso con la creación de programas de prevención prometen contribuir significativamente a la comprensión y abordaje de este fenómeno en la sociedad contemporánea.