Manchas de sangre en el escenario de un crimen

Manchas de sangre en el escenario de un crimen.

5 de noviembre de 2025. La coordinadora de investigación y docente del Grado en Criminología de la Universidad Isabel I, María Hernández Moreno, ha publicado un estudio en la Gaceta Internacional de Ciencias Forenses que profundiza en cómo las características de las superficies y el ángulo de impacto determinan la forma final de las manchas de sangre en escenarios criminales. El trabajo, realizado junto al agente de Policía Local, Samuel Estévez Fernández, aporta nuevas claves para mejorar la interpretación forense de este tipo de vestigios.

El artículo, titulado “Análisis morfológico de gotas de sangre: correlación entre superficies y ángulo de impacto. Un estudio en manchas generadas a 45º”, parte de una premisa fundamental: la apariencia final de una mancha de sangre no es siempre esférica, sino que depende en gran medida de las condiciones físicas del soporte y del ángulo con el que el fluido impacta sobre él. Como señala Hernández Moreno, “la forma esférica que se presupone de las manchas de sangre al momento de impactar contra las superficies dista mucho de ser, en ciertas ocasiones, el aspecto final con el que son localizadas en las escenas criminales”.

Un estudio experimental con ocho tipos de superficies

El equipo investigador llevó a cabo un experimento controlado en el que se dejaron caer gotas de sangre a un ángulo de 45º sobre ocho tipos de superficies distintas, entre ellas metal, papel absorbente, tela vaquera, azulejo o cartón. Se utilizaron estructuras diseñadas específicamente para mantener constantes variables como la altura (100 cm), la velocidad de caída o el volumen de las gotas, con el objetivo de aislar los efectos del ángulo y la textura.

Los resultados mostraron que la morfología de las manchas se altera significativamente en función de la porosidad y rugosidad del soporte, así como de la inclinación con la que se produce el impacto. “Cuanto más absorbente y poroso sea el soporte, más irregularidades presentará la mácula, mientras que en superficies lisas e impermeables las manchas resultan más regulares y con bordes definidos”, subraya la autora.

En materiales rugosos como el papel absorbente o la tela vaquera, las gotas tienden a deformarse o difuminarse debido al fenómeno de imbibición (la absorción inmediata del fluido por las fibras del tejido), mientras que sobre superficies lisas, como el metal o el azulejo, la sangre mantiene una forma ovalada y uniforme.

Manchas de sangre

De la ciencia al escenario del crimen

El estudio tiene una dimensión experimental y aplicada. Según la profesora Hernández Moreno, el análisis de las manchas de sangre “proporciona datos objetivos que permiten reconstruir los hechos acontecidos, determinar las posiciones de víctimas y victimarios o diferenciar muertes accidentales de violentas”. En este sentido, el trabajo contribuye a reforzar la fiabilidad de la interpretación forense en la investigación criminal.

Además, la autora advierte de los riesgos de una lectura incorrecta de estos patrones: “Su enorme valor va acompañado de una complejidad suprema en relación con su correcta interpretación. Múltiples variables internas y externas pueden dar lugar a manchas y patrones que adquieran un aspecto más o menos acorde a lo esperado, llegando incluso a complicarse su análisis hasta el punto de errar en la conclusión si no se aplican las técnicas adecuadas”.

Continuidad de una línea de investigación forense

Este trabajo amplía una línea de investigación que la profesora Hernández Moreno inició en 2020 con el artículo “Manchas de sangre y sus soportes. Cambios morfológicos de los patrones”, también publicado en la misma revista. En aquella ocasión, analizó cómo las propiedades de diferentes materiales influían en las manchas generadas a 90º, demostrando la necesidad de estudiar otros ángulos de impacto.

El nuevo estudio da un paso más al centrarse en un ángulo de 45º, más frecuente en escenarios reales, lo que permite aproximarse con mayor precisión a la dinámica de los hechos. En palabras de la investigadora, “es esencial comprender cómo el ángulo de incidencia y la textura del soporte modifican la morfología de las manchas, ya que un pequeño error de interpretación puede alterar la reconstrucción de un crimen”.

Futuras líneas de investigación

Entre las conclusiones de la investigación, Hernández Moreno plantea la necesidad de seguir profundizando en el comportamiento de la sangre sobre superficies textiles, dada su omnipresencia en escenas delictivas y su complejidad interpretativa. “Conviene ahondar en el análisis de los tejidos, pues su nivel de absorción y la textura generada por la trama de la tela dan lugar a depósitos distorsionados que pueden dificultar la labor de los analistas”, señala.

La autora propone incluso la elaboración de un catálogo forense de superficies textiles, en el que se describan los patrones más probables que se generan en función del material y del acabado, lo que facilitaría el trabajo de los investigadores al interpretar evidencias en casos de homicidio o agresión.

Ciencia aplicada a la justicia

El estudio de la profesora Hernández Moreno refuerza la importancia de la Criminalística como ciencia empírica, basada en el análisis riguroso y reproducible de la evidencia. Su trabajo se inscribe en una corriente que busca perfeccionar los métodos de reconstrucción de la escena del crimen mediante el estudio del comportamiento físico de la sangre como fluido.

“Cada mancha es una fuente de información”, recuerda la criminóloga. “Saber leerla correctamente puede marcar la diferencia entre una hipótesis acertada y un error judicial”.