Marián García participa en el VII Congreso de Comunicación Social de la Ciencia

De izquierda a derecha: Javier Peláez, Marta Macho, Marián García, Ángela de Bernardo, José Luis Crespo y Javier Armentia, en la mesa redonda.

10 de octubre de 2019. Marián García, profesora del Grado en Nutrición Humana y Dietética de la Universidad Isabel I, ha participado hoy en el VII Congreso de Comunicación Social de la Ciencia celebrado en Burgos, en la mesa redonda La batalla por los followers: youtubers, influencers y otras rockstars de la divulgación.

Más conocida como Boticaria García -el nombre de su blog y el que utiliza en sus perfiles de redes sociales-, la profesora de la Isabel I ha explicado con su inconfundible estilo personal y sus toques de humor la importancia de aprovechar Instagram, Twitter o Facebook como instrumentos de divulgación científica para llegar al gran público y resolver las dudas y problemas a los que se enfrenta cualquier persona en su día a día.

En una mesa redonda moderada por Ángela de Bernardo y en la que también han participado otras voces autorizadas de la comunicación de la ciencia como Javier Peláez, José Luis Crespo, Marta Macho y Javier Armentia, Marián García ha asegurado que todas las redes sociales “son útiles” para divulgar, si bien es necesario preguntarse “¿para quién estamos divulgando?” y, en función del público al que se quiera llegar en cada caso, utilizar una u otra plataforma, así como distintos formatos.

“Acostumbrada a estar en el barro”, ha apuntado la profesora de la Universidad refiriéndose a su experiencia en la farmacia de su pueblo, Belmonte, de 500 habitantes, se ha declarado firme “defensora de Instagram” como herramienta para divulgar, puesto que actualmente es la red social más utilizada por la mayoría de la gente. De hecho, ha añadido, es la red con mayor fidelidad por parte de los seguidores, ejemplificándolo en que ella recibe “entre 300 y 1.000 mensajes privados cada día consultándome dudas, o con imágenes de etiquetas de jamón york en las que me preguntan: ¿Este es el bueno, Boti?”.

En el debate sobre la importancia del divulgador o la importancia del mensaje, la autora del libro El jamón de york no existe, ha subrayado la importancia de ofrecer un contenido de rigor y calidad, sin que ello sea un obstáculo para que el divulgador se convierta en una marca de referencia porque “las personas se creen a las personas”. Además, ha indicado que, por ejemplo, una señora de las que acudía a su farmacia -el 92% de sus seguidoras son mujeres y el perfil principal es el de una mujer de entre 35 y 44 años- no está pendiente de lo que diga un organismo oficial y sí de una persona experta en ciencia que sepa comunicar bien su conocimiento.

Otro de los temas a debate ha sido si la divulgación en redes sociales banaliza la ciencia y el mensaje científico, a lo que Marián García ha replicado que “lo importante es tener una base sólida” que respalde la información sobre ciencia que se está divulgando, destacando que es esencial saber qué contenido comunicar en cada plataforma. Es decir, una entrada de su blog puede tener mayor rigor mientras que en Instagram debe “ser más light”. En esta línea, la profesora de la Isabel I también ha subrayado que es fundamental emplear “distintos códigos” en cada situación, porque no es igual el público al que se dirige en el programa de televisión Zapeando que en la radio en el programa en el que participa junto a Pepa Fernández. “Al final, lo importante es que puedes divulgar ciencia y que, por ejemplo, en el programa de radio lo escuche una abuela y en la tele su nieto”, ha resumido Boticaria García.

Por último, otro de los temas controvertidos que se ha sacado a la palestra ha sido el conflicto de intereses. Respecto a esta problemática, Marián García ha sido rotunda y ha dicho que “es fundamental declarar si alguna marca te está pagando”, defendiendo que es básico ser transparente con los seguidores para mantener la credibilidad. La docente de la Universidad Isabel I también ha apuntado que no monetiza los seguidores que tiene en Instagram, es decir, que no obtiene ningún beneficio económico por su actividad en esta red social, de modo que puede “hacer divulgación pasándomelo bien y, como no es lo que me da de comer, yo pongo mis reglas”.