Pablo Carrera

El profesor Pablo Carrera en la Universidad Isabel I.

28 de enero de 2025. El profesor Pablo Carrera, docente del Grado en Psicología de la Universidad Isabel I revisa el desarrollo histórico de la IA y las limitaciones de las técnicas de aprendizaje profundo actuales. En el artículo titulado ¿Singularidad? Limitaciones, capacidades y diferencias de la inteligencia artificial frente a la inteligencia humana, examina el argumento de que las capacidades cognitivas complejas requieren un cuerpo biológico en interacción con el mundo físico y sociocultural, frente al enfoque dualista de la IA. Igualmente. analiza los riesgos reales de la IA y especula sobre su futuro.

En su artículo, el profesor Carrera señala que "las capacidades cognitivas complejas son indisociables de un cuerpo biológico en interacción con un mundo físico y sociocultural", lo que implica que la inteligencia humana no puede ser replicada únicamente mediante algoritmos y procesamiento de datos.

Siguiendo a Hubert Dreyfus

Desde sus inicios, críticas como las de Hubert Dreyfus han destacado que la inteligencia humana no puede reducirse a operaciones lógico-matemáticas. Dreyfus argumentó que la inteligencia es indivisible de un cuerpo que interactúa con el mundo, en contraste con la visión dualista del cognitivismo que separa mente y cuerpo.

Este dualismo ha influido en la concepción de la IA, explica el profesor Carrera, “reduciendo el cuerpo a meras entradas y salidas y proponiendo que la inteligencia puede ser modelada computacionalmente”. Sin embargo, investigaciones en neurociencia, como las de Antonio Damasio, muestran que la cognición compleja está ligada a la homeostasis (equilibrio entre todos los sistemas del cuerpo necesarios para su funcionamiento correcto) y los sentimientos, surgiendo este razonamiento de la necesidad de mantener la supervivencia.

Dreyfus y otros críticos sostienen que la inteligencia humana, basada en la experiencia corpórea y la intuición, no puede ser replicada por una IA desconectada del cuerpo. La perspectiva de la cognición corporizada sugiere que el pensamiento conceptual y las capacidades cognitivas superiores dependen del cuerpo y están entrelazadas con emociones y percepción.

Además, los sentimientos, producto de la interocepción (que ayuda a entender y sentir lo que ocurre dentro de nuestro cuerpo), fueron cruciales en la evolución hacia la conciencia y la cognición compleja. Este proceso evolutivo ha permitido que la inteligencia humana se adapte de manera flexible a entornos impredecibles.

La IA actual, basada en algoritmos de aprendizaje profundo, enfrenta limitaciones significativas. Estos sistemas son frágiles, propensos a errores catastróficos, por lo que reflejan los sesgos presentes en los datos con los que son entrenados. Por ejemplo, algoritmos en el sistema judicial han perpetuado sesgos raciales.

A pesar de las capacidades actuales de la IA, como el reconocimiento de imágenes y el procesamiento del lenguaje, sus métodos operan de manera principalmente distinta a los de la inteligencia humana. “La IA carece de comprensión real y se limita a manipular símbolos sin entender su significado”, explica el profesor Carrera.

Por lo tanto, mientras que la IA puede ofrecer oportunidades en diversas áreas, es importante para la sociedad reconocer sus limitaciones y riesgos. La posibilidad de una IA general sigue siendo especulativa, ya que los avances en IA estrecha no implican necesariamente un acercamiento a una inteligencia artificial general.

Además, Carrera enfatiza que la percepción pública de la IA a menudo está influenciada por representaciones de la ciencia ficción, lo que puede llevar a expectativas poco realistas sobre sus capacidades actuales.