Andrea Cabezas Mateos

Andrea Cabezas Mateos, alumna del Máster en Ejercicio de la Abogacía y la Procura de la Universidad Isabel I.

24 de enero de 2025. La trayectoria de Andrea Cabezas Mateos, alumna del Máster en Ejercicio de la Abogacía y la Procura y egresada del Grado en Derecho de la Universidad Isabel I, es un ejemplo de cómo el compromiso académico puede convertirse en motor de cambio social. Con un enfoque en la protección de las víctimas de violencia vicaria y de género, su Trabajo de Fin de Grado (TFG) no solo ha influido en su desarrollo profesional, sino también en políticas públicas a nivel estatal.

Andrea destaca cómo su paso por la Universidad Isabel I ha sido fundamental para construir su carrera jurídica. A pesar de sus dudas iniciales sobre la educación en modalidad online, asegura que la experiencia superó sus expectativas. “El seguimiento de los docentes, la comunicación inmediata y los estudios de caso planteados me han preparado para enfrentar los retos del ejercicio profesional”, comenta en una entrevista concedida a la Universidad.

Su Trabajo de Fin de Grado (TFG), centrado en un análisis histórico-jurídico de las leyes relacionadas con la protección de mujeres y niños desde el Código Penal de 1944 hasta hoy, marcó un punto de inflexión en su carrera. En él, Andrea abordó el concepto de violencia vicaria como una extensión de la violencia de género, destacando la falta de una figura jurídica específica para sancionarla. En su investigación propuso que se tipificara como una circunstancia agravante en el Código Penal, una medida que considera fundamental para proteger a los menores de este tipo de violencia. “No se puede proteger a las víctimas de violencia vicaria sin sancionarla penalmente”, afirma. “Es imposible erradicar esta problemática sin establecerla como un delito tipificado”, subraya la alumna del Máster en Ejercicio de la Abogacía.

De la investigación al impacto político: un paso al frente

La labor de Andrea no se quedó en el ámbito académico. Fue invitada a participar en una mesa de trabajo del Ministerio de Igualdad, junto a referentes como Sonia Vaccaro y la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Carmen Martínez Perza. En este espacio, compartió su perspectiva sobre la urgencia de tipificar la violencia vicaria y la necesidad de priorizar el bienestar de los menores sobre los derechos parentales de los agresores. “Me sentí escuchada y valorada. Alcanzamos la conclusión de que no podemos dejar en la moralidad de las personas la protección de los más pequeños”, recuerda.

Además, ha participado en una mesa de trabajo el Congreso de los Diputados, donde subrayó la importancia de formar a los operadores jurídicos y sociales en violencia de género y vicaria. “No todo son separaciones conflictivas. Hay que instruirse caso a caso, porque la violencia vicaria puede estar oculta tras antecedentes que no se abordan adecuadamente”, señala.

Aportes al Pacto de Estado contra la Violencia de Género

Las propuestas de Andrea han tenido eco en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, incluyendo:

  • La creación de un título habilitante obligatorio para formar a los profesionales que trabajan con víctimas.
  • La formación de un organismo independiente para tramitar denuncias por violencia de género y vicaria.
  • El reconocimiento del interés superior del menor sobre los derechos de padres violentos, evitando revinculaciones forzadas.

Andrea también aboga por la erradicación del falso síndrome de alienación parental (SAP), una teoría desacreditada que sigue influyendo en el ámbito judicial. Su investigación expone cómo este concepto pervive encubierto bajo otros términos, lo que lleva a decisiones judiciales que vulneran los derechos de mujeres y niños.

Reconocimientos y desafíos personales

Su destacada labor le ha valido ser finalista en los premios Mondragón Sariak, en la categoría de “Transformación basada en personas”. Andrea lo considera un honor y una motivación para seguir avanzando. “Aunque no gané, estar entre las finalistas ya es un premio. Espero que las víctimas de violencia sigan confiando en mí para transformar los errores del sistema”, matiza.

La alumna de la Universidad Isabel I reconoce los sacrificios personales que ha tenido que hacer para compaginar su vida familiar con su carrera. Sin embargo, su mayor satisfacción es haber transformado momentos adversos en un motor para el cambio.

Mirando al futuro: justicia e igualdad

Con una visión clara, Andrea aspira a continuar investigando nuevos tipos de violencia y desarrollando soluciones jurídicas innovadoras. “Los agresores se especializan cada día más, utilizando nuevas formas de violencia para eludir la ley. Es esencial que sigamos trabajando en proteger a las víctimas y adaptándonos a los desafíos emergentes”.

Para quienes comienzan en el ámbito jurídico, Andrea destaca la importancia de la empatía, la constancia y la formación continua. “Escuchar a las víctimas y mantenerse actualizado en la legislación son claves para marcar la diferencia”, concluye.

Andrea Cabezas es, sin duda, un ejemplo inspirador de cómo el esfuerzo académico puede trascender y convertirse en un pilar para el cambio social. Su compromiso con la justicia y la igualdad de género promete seguir impactando en la sociedad y en las políticas públicas por años.

Descubre algunas de las reflexiones de Andrea Cabezas sobre su experiencia estudiando el Grado en Derecho en la Universidad Isabel I.