Marta Herreros Villanueva Profesora de Biología en el Grado de Nutrición Humana y Dietética. Profesora del Posgrado de Nutrigenómica.
Vie, 06/11/2020 - 00:00

 

pasta, verduras, aceite y tomates

Actualmente, los consumidores poseen mayor conciencia sobre los beneficios, más allá de la mera nutrición, que proporcionan ciertos tipos de alimentos. Entre estos destacan los alimentos funcionales.

Los alimentos funcionales son aquellos que tienen un efecto potencialmente positivo en la salud más allá de la nutrición básica. Estos alimentos promueven una salud óptima y ayudan a reducir el riesgo de padecer enfermedades.

Las propiedades de estos alimentos se deben a la presencia de sustancias biológicamente activas que en realidad son las que se encargan de proporcionar a este alimento el efecto beneficioso de la salud, además de contribuir a su aroma, color o sabor. Estas sustancias son en realidad los denominados compuestos bioactivos.

Un ejemplo de alimento funcional que todos conocemos es la avena, ya que contiene fibra soluble que puede disminuir el colesterol. Algunos alimentos se modifican para que proporcionen estos y otros beneficios para la salud. Por ejemplo, el jugo de naranja se fortifica con calcio para favorecer la salud de los huesos. El caqui es un ejemplo de fruta, que además de ser nutritiva, tiene altos compuestos bioactivos entre los que se incluyen los polifenoles, flavonoides y carotenoides, que le proporcionan efectos antioxidantes frente a trastornos cardiovasculares.

La regulación asociada a este tipo de alimentos es reciente, en constante evolución y varía dependiendo de la geografía mundial. En Europa, el Reglamento 1924/2006 constituye un hito de relevancia con respecto a la comercialización y seguridad de alimentos funcionales, a través del cual se ha conseguido elaborar una lista de alegaciones nutricionales y propiedades saludables permitidas, la cual es actualizada por la European Food Safety Authority (EFSA).

Para la declaración del efecto beneficioso son necesarios estudios científicos rigurosos en humanos. En las últimas décadas ha sido notable el incremento de investigaciones realizadas en relación a estos alimentos y ciertas enfermedades como cardiovasculares, cáncer etc. A pesar de los avances realizados, el uso clínico de alimentos funcionales es todavía limitado, pues no tienen la misma eficacia en estudio in vitro que en humanos. Esto puede deberse en parte a la inestabilidad durante la digestión, lo cual reduce de forma notable su bioaccesibilidad y biodisponibilidad.

Si deseas probar alimentos funcionales, debes infórmate correctamente, escogerlos de manera inteligente y contrastar su validación científica. También ahora mas que nunca existen marketing falso y noticias contradictorias a este respecto.

 

 

pasta, verduras, aceite y tomates

Añadir nuevo comentario

La Universidad Isabel I tratará la información que nos facilite con el fin de publicar su comentario como respuesta a esta entrada de su blog, así como para mantenerlo informado de nuestra actividad. Más información sobre este tratamiento y sus derechos en nuestra política de privacidad.