David Centellas Navas Profesor del Grado en Periodismo de la Universidad Isabel I
Sáb, 21/11/2020 - 00:00

Plató de televisión de un informativo

Falta un minuto para las nueve de la noche. Es sábado, 14 de marzo. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se dirige a los ciudadanos españoles para anunciar las primeras medidas que se aplicarán en todo el país tras decretarse el Estado de Alarma ante la expansión del coronavirus. La comparecencia es televisada por 24 cadenas. Más de 18 millones de espectadores eligen la televisión para seguir sus palabras.

Aquel fue el día de mayor audiencia de televisión de la historia, más que el partido España-Italia de la Eurocopa 2008 y la prórroga del Mundial 2010. Los espectadores pasaron, en promedio, más de seis horas y media frente al televisor. Un dato histórico que pronto sería viejo. El confinamiento fuerza un reencuentro con el televisor de casa, esa caja que muchos mantenían apagada o simplemente ni tenían, sobre todo, los públicos más jóvenes.

Esta caja -para algunos “tonta”- se enciende para informar y entretener. El medio siempre ha estado en los momentos históricos vividos y compartidos que construyen la memoria colectiva de un país. Aquellos días lejanos fueron uno de esos momentos en los que la televisión, pese a sus mil crisis existenciales, no estuvo en silencio. 

Emisiones deportivas, concursos y realities son actualmente los programas más seguidos durante la emisión. El concurso como género de calidad en la televisión española es una clara tendencia al alza. De hecho, los concursos de talento ganan minutos en la parrilla: con audiencias del 20 por ciento, demuestran cada semana su poder de convocatoria frente a la pantalla. Algunas televisiones tienen hasta 3 programas en emisión, e incluso, se permiten arañar minutos a las franjas tradicionalmente de informativos para resolver su ganador. 

La televisión en abierto refuerza su posición como fábrica de concursos porque en la ficción, las series, cualquier intento se encamina hacia una más que probable derrota. La principal apuesta de plataformas como Amazon Prime Video, Netflix o HBO son las series. En cambio, para las cadenas generalistas es cada vez más arriesgado producir una ficción que arrastre a las audiencias masivas que siempre han buscado.

En la interacción directa con el telespectador tiene la televisión una de sus bazas frente a las principales plataformas de pago que no suelen ofrecer todavía este tipo de programas. Una conexión con el presente de la que carecen las series, el producto más consumido por determinadas franjas de audiencia. A este 21 de noviembre, Día Mundial de la Televisión, el medio llega vivo, con más fuerzas de las que contaba antes. La pandemia puede suponer para la televisión un punto y aparte a la hora de afrontar un necesario reajuste de contenidos que defina con acierto una programación basada siempre en información y entretenimiento.

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