Javier de Ponga Mayo - Vie, 07/07/2023 - 09:31
Aprendizaje de idiomas.
Serie: 'Educación en la era digital' (CXXVIII)
El actual Proyecto bilingüe o Proyecto AICLE (Aprendizaje y Contenido Integrado en Lengua Extranjera) según sus siglas, ha cumplido más de una década dentro de prácticamente todo el sistema educativo español; en cambio, en este lapso de tiempo han surgido detractores, pesimismos, y profecías catastrofistas; se alude a la falta de preparación o formación, escaso nivel competencial de la(s) lengua(s) de los docentes de las áreas o materias no lingüísticas, la inestabilidad de los docentes que forman parte del programa AICLE en los centros educativos, la todavía poca presencia de las TIC en el aula, la desconexión con el idioma fuera de las horas lectivas o la no siempre toma de conciencia de la presencia de alumnado con mayores dificultades (Ortega, Hughes y Madrid, 2017).
El programa AICLE o también conocido en el campo de la enseñanza de las lenguas como CLIL por su acrónimo en inglés (Content Language Integrated Learning), tiene por objetivo trabajar el contenido de determinada(s) área(s) o materia(s) al mismo tiempo que se integra la nueva lengua (Marsh y Marsland, 1999). Sin embargo, mencionados algunos inconvenientes, es interesante también tener en cuenta otros recursos metodológicos que podrían resultar valiosos para la práctica docente en el ámbito de las lenguas extranjeras.
En este contexto específico de la enseñanza de las lenguas extranjeras (en adelante LE), pretendemos volver la mirada a un método mucho menos novedoso que el anterior, pero que se propuso –más de cien años atrás– conseguir objetivos muy similares, es decir, la mejora (o el bilingüismo en la práctica) de una LE.
El método directo o método natural, como también es conocido, es un enfoque orientado a la enseñanza-aprendizaje de las LE, para llevarlo a cabo se acentúan las destrezas en la lengua oral dentro de situaciones del día a día. Se conoce también como método natural ya que sus creadores, Berlitz y Sauze partían de la premisa de que aprender un idioma, sea la lengua materna o una segunda lengua, se da dentro de un esquema (simplificado) de: primero, observación; segundo, imitación y finalmente, práctica. Este sistema obvia la enseñanza de reglas gramaticales, traducción o grandes memorizaciones del nuevo léxico; por el contrario, sí parte de la asociación visual y del contexto (Larsen-Freeman, 1986). El énfasis, por lo tanto, está en recurrir primero a las situaciones de cotidianeidad las cuales se pueden contextualizar, son familiares y generan menor “inseguridad idiomática”; de esta forma se ayuda de forma implícita a desarrollar destrezas de escucha y de habla después; esto ocurre del modo más espontáneo y natural posible, sin apoyarse en la traducción basada en la primera lengua, como ocurriría en métodos más tradicionales.
Un ejemplo similar a este método se da en los conocidos y clásicos programas de “inmersión” de verano en los que durante un tiempo delimitado (un mes de verano o el verano al completo) el alumnado se integra en un nuevo contexto lingüístico, dejando la lengua originaria aparte, ya que no se da la posibilidad de utilizarse y se anima a expresarse –tanto como sea posible– en la nueva lengua. Este enfoque no siempre es adecuado para todos los que desean aprender una nueva lengua, pero sí es eficaz entre los que participan en él, ya que hace énfasis en habilidades y situaciones en las que se utilizará la lengua en “el mundo real”.
Pese a sus ventajas en cuanto al aprendizaje de la habilidad oral, este enfoque comprende una serie de debilidades, como son el descuido de la lectura y escritura, dificultad para enseñar patrones gramaticales más complejos o la ausencia de un plan de estudios como tal, donde no se da una evaluación estandarizada.
No obstante lo anterior, el método natural puede verse como un gran complemento a los estilos de enseñanza en el campo de las LE con los que contamos actualmente en nuestro sistema educativo (nos referimos al programa AICLE), puesto que pretendería integrar la adquisición de la nueva LE de un modo efectivo en gran parte de los casos, así como elevar la motivación por el aprendizaje, ya que se encauza como una acción práctica y útil como es la de comunicarse.
Referencias:
Larsen-Freeman, D. (1986). Techniques and Principles in Language Teaching. Oxford University Press.
Marsh, D., & Marsland B. (1999). Learning with Languages. Continuing Education Centre: University of Jyväskylä.
Ortega, J.L., Hughes, S.P. y Madrid, D. (2017). Influencia de la política educativa de centro en la enseñanza bilingüe en España. Secretaría General Técnica. Centro de Publicaciones. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2659-5222
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