Sandra Lado Departamento de Comunicación. Universidad Isabel I
Mar, 11/02/2025 - 10:25

Estados Unidos y China en digitalEstados Unidos y China pugnan por el control de la infraestructura digital.

El mundo se encuentra en el umbral de una transformación tecnológica que no solo reconfigurará la economía global, sino que también redefinirá las relaciones de poder entre las naciones. La inteligencia artificial, la computación cuántica y el control de la infraestructura digital se han convertido en los nuevos ejes de influencia geopolítica, con China y Estados Unidos como los principales protagonistas. Sin embargo, el impacto de esta competencia no se limita a estas dos potencias: la Unión Europea, India, Rusia y otros actores emergentes buscan posicionarse en un escenario donde la neutralidad ya no parece una opción viable.

La revolución causada por DeepSeek

China ha adoptado un enfoque agresivo en su expansión tecnológica, con empresas como DeepSeek demostrando que la innovación ya no es exclusiva de Silicon Valley. Su modelo de inteligencia artificial, capaz de competir con los gigantes occidentales con una eficiencia notable, es solo un ejemplo de una estrategia más amplia que combina inversión estatal, planificación a largo plazo y una integración vertical entre el sector tecnológico y el aparato gubernamental.

El gobierno de Xi Jinping ha dejado claro que su ambición no se limita a alcanzar a Occidente, sino a establecer sus propios estándares globales. Con iniciativas como la Franja y la Ruta Digital, Pekín está consolidando su influencia en regiones clave de África, América Latina y el sudeste asiático, ofreciendo alternativas a las plataformas y servicios dominados por Estados Unidos y Europa. En este proceso, China no solo exporta tecnología, sino que también redefine las reglas del juego, impulsando modelos de un nuevo orden mundial digital que están alineados con su visión del mundo.

Respuesta de Estados Unidos

Si bien Washington sigue liderando en muchas áreas clave, la velocidad con la que China ha avanzado representa una reacción que va más allá de lo simplemente tecnológico. Las restricciones a la exportación de chips avanzados y el veto a empresas tecnológicas chinas en mercados estratégicos reflejan una estrategia más amplia para contener el ascenso de Pekín. Sin embargo, más que una simple rivalidad entre dos países, lo que está en juego es el control de las infraestructuras que sostendrán la economía digital del futuro.

En paralelo, Estados Unidos ha intensificado sus alianzas con Japón, Corea del Sur y Taiwán, para asegurar su liderazgo en semiconductores, mientras refuerza su cooperación con la Unión Europea para establecer marcos regulatorios que limiten la penetración de la tecnología china en Occidente. El reciente acuerdo entre Washington y Bruselas para coordinar la regulación de la inteligencia artificial es un indicio de cómo la política tecnológica se ha convertido en un asunto de seguridad nacional.

Europa busca autonomía

Mientras China y Estados Unidos se disputan la supremacía digital, la Unión Europea se enfrenta al dilema de mantener su independencia tecnológica o aceptar un papel secundario en un mundo dominado por dos gigantes. Con la aprobación de la Ley de Inteligencia Artificial y el impulso a iniciativas como Gaia-X, un proyecto para crear una infraestructura de datos soberana, Bruselas intenta construir una alternativa a los modelos chino y estadounidense.

Sin embargo, la fragmentación interna y la falta de grandes actores tecnológicos propios limitan su capacidad de competir en igualdad de condiciones. Aunque Europa sigue siendo un referente en regulación y protección de datos siguiendo una ética occidental que otros países del planeta se saltan a la torera, la pregunta es si estas medidas serán suficientes para evitar que su industria digital dependa de tecnologías extranjeras. Países como Francia y Alemania han comenzado a invertir en inteligencia artificial y computación cuántica, pero sin una estrategia común a nivel europeo, el bloque corre el riesgo de quedarse rezagado en la carrera tecnológica global.

Los nuevos polos de influencia digital

Más allá de las potencias tradicionales, otros actores están emergiendo con ambiciones propias. India, con su creciente ecosistema tecnológico y su enfoque en la digitalización masiva, busca consolidarse como un tercer polo en esta competencia global. Su apuesta por el software de código abierto y su capacidad para atraer inversión extranjera, la posicionan como un jugador clave, capaz de negociar con ambas superpotencias sin alinearse completamente con ninguna.

Rusia, por el contrario, ha optado por una estrategia de aislamiento digital, promoviendo alternativas nacionales a las plataformas occidentales y reforzando su cooperación con China en áreas como la ciberseguridad y la inteligencia artificial. Aunque su influencia tecnológica es menor en comparación con Beijing y Washington, su capacidad para desestabilizar infraestructuras digitales a nivel global lo convierte en un actor impredecible en esta nueva era de confrontación tecnológica.

Un mundo sin zonas neutrales

El dominio de la tecnología ya no es solo una cuestión de innovación, sino un factor determinante en la configuración del orden global. La competencia entre China y Estados Unidos marcará el rumbo de las próximas décadas, pero el impacto de esta rivalidad se sentirá en todos los rincones del planeta.

Muchos países, que aún no han definido su posición en esta pugna, deberán tomar decisiones estratégicas que influirán en su desarrollo económico y su soberanía digital. La pregunta ya no es quién ganará esta carrera, sino cómo afectará a un mundo cada vez más interconectado y dependiente de tecnologías que, hoy más que nunca, están en el centro del poder global. Estos y otros temas los puedes estudiar en el Máster en Seguridad, Defensa y Liderazgo de la Universidad Isabel I.

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