Martín González y Santiago Profesor del Grado en Ciencias de la Seguridad
Lun, 01/09/2025 - 15:25

Incendio en un monte de nocheIncendio en un bosque durante la noche.

Serie: 'La Seguridad a tu Alcance' (LXI)

España atraviesa una transformación silenciosa pero crítica: los incendios forestales han evolucionado hacia fenómenos de magnitud extrema que afectan no solo al medio ambiente, sino también a la seguridad humana, el orden jurídico y la capacidad institucional de respuesta. Frente a narrativas que atribuyen estos desastres exclusivamente al cambio climático, los datos oficiales evidencian que la acción humana directa sigue siendo la causa principal.

Desde la perspectiva de la seguridad humana, los incendios deben entenderse como una amenaza estructural que exige respuestas integrales. Como advierte Oliveras (2025), “los incendios no son fenómenos naturales inevitables, sino eventos sociales y ecológicos que responden a decisiones humanas concretas”. El objetivo principal de este artículo es analizar la evolución de los incendios forestales en España desde la perspectiva del derecho y la seguridad humana, evidenciando el papel central de la acción humana en su origen y la necesidad de una respuesta institucional basada en prevención estructural, coordinación estatal efectiva y aplicación firme del marco jurídico vigente.

Evolución de los incendios forestales por generaciones

La evolución de los incendios forestales en España puede entenderse a través de seis generaciones, cada una marcada por cambios en el paisaje, el comportamiento del fuego y el contexto social. La siguiente tabla resume sus principales características y el impacto creciente sobre la seguridad humana.

Tabla de incendios

Los incendios de 6ª Generación suponen un salto en peligrosidad: generan su propia meteorología (pirocúmulos y tormentas de fuego), alteran el viento y superan cortafuegos. El caso de Molezuelas de la Carballeda en 2025, con más de 37.000 hectáreas calcinadas, ejemplifica este fenómeno. Bajo la “regla del 30” (temperaturas >30 °C, vientos >30 km/h, humedad <30%), la única respuesta eficaz es la evacuación y el control del perímetro, ya que la extinción directa resulta altamente compleja y, en ocasiones, inviable.

La chispa humana: el origen del desastre

El 96 % de los incendios forestales en España tienen origen humano, siendo la negligencia (68 %) y la provocación intencionada (19–25 %) las principales causas (Ministerio para la Transición Ecológica, 2025). En el verano de 2025, más de 30 personas han sido detenidas y 92 investigadas por incendios provocados, especialmente en Galicia, Castilla y León, y Andalucía. Aunque el cambio climático intensifica la propagación y la severidad de los incendios forestales, la ignición humana sigue siendo el factor predominante en su origen. Ignorar esta responsabilidad bajo los tan oídos argumentos climáticos compromete tanto la justicia ambiental como la eficacia de las políticas de prevención.”

Seguridad humana: vidas en peligro

Los incendios forestales de 2025, hasta el momento con más de 393.270 hectáreas que corresponden aproximadamente a 5.500.000 campos de fútbol (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, 2025), han causado víctimas mortales, evacuaciones masivas y daños en zonas habitadas, lo que evidencia que no son solo una amenaza ecológica, sino una emergencia humanitaria. La interfaz urbano-forestal se ha convertido en un foco crítico de riesgo. Los incendios de sexta generación, por su comportamiento impredecible y destructivo, comprometen directamente la seguridad humana.

Derecho penal y coordinación estatal: la impunidad como obstáculo

Aunque el Código Penal contempla hasta 20 años de prisión por incendios que pongan en riesgo vidas humanas, solo el 1 % de los casos provocados concluye en condena firme. Esta impunidad se ve agravada por la fragmentación competencial: la extinción recae en las Comunidades Autónomas (Ley de Montes; Real Decreto-Ley 15/2022), lo que dificulta la respuesta ante fuegos simultáneos y de sexta generación. En estos escenarios, el Estado debe asumir la coordinación, como facultan el artículo 29 de la Ley del Sistema Nacional de Protección Civil y el artículo 24 de la Ley de Seguridad Nacional. Sin embargo, como ya ocurrió durante la DANA en Valencia, donde el Gobierno central no activó sus prerrogativas y competencias legales pese a la gravedad del evento, ignorar esta facultad no solo es jurídicamente cuestionable, sino éticamente inadmisible.

Prevención invernal: el eslabón olvidado

Entre 2009 y 2022, la inversión en prevención de incendios en España se redujo un 52 %, mientras el gasto en extinción permaneció constante, reflejando una política predominantemente reactiva (Grupo GRAF, 2022). La ecóloga Imma Oliveras (Environmental Change Institute, Universidad de Oxford) advierte que, aunque el fuego es parte natural del ecosistema mediterráneo, su gestión activa ha sido abandonada (Oliveras, 2023). Esta omisión, especialmente en los meses invernales, ha incrementado la acumulación de combustible, elevando el riesgo de incendios de alta intensidad en paisajes que requieren una dinámica ecológica controlada.

Conclusión: hacia una estrategia integral

Los incendios forestales en España son el resultado de una interacción crítica entre factores humanos, climáticos y estructurales. Aunque el cambio climático intensifica la propagación de los incendios forestales, la mayoría siguen teniendo origen humano. La prevención debe centrarse en evitar conductas negligentes, (quemas agrícolas mal gestionadas, colillas mal apagadas o el uso imprudente de maquinaria), pero también en perseguir las acciones dolosas, como incendios provocados por intereses económicos, vandalismo o piromanía. Minimizar esta responsabilidad bajo el discurso climático no solo es científicamente inexacto, sino que debilita la justicia penal y obstaculiza la eficacia de las políticas preventivas.

La respuesta exige una estrategia integral: gestión forestal continua, planificación urbanística responsable, contundencia penal, coordinación interinstitucional y una inversión sostenida en prevención. Porque lo que no se previene en invierno, se extingue (con vidas y recursos), en verano.

 

Referencias:

Cabayol, J. (2020, junio 30). Luchamos contra la nueva generación de incendios, la del cambio climático. Catalunya Plural.

Cantero Méndez, R. (2023). La lucha contra los incendios forestales: el incendio forestal como delito y la actuación de las FCSE. Actualidad Jurídica Ambiental, (131), 34–66.

Castellnou, M., Miralles, M., Larrañaga, A., Nebot, E., Arilla, E., Castellarnau, X., Herrera, J., & Pallars, J. (2023). Clasificación de las generaciones de incendios forestales: actualización técnica. Revista Incendios y Riesgos Naturales, Grupo GRAF

Constitución Española. (1978). Artículo 148.

González, M., (2025, febrero 25). Análisis de una catástrofe por DANA. Revista Seguritecnia.

Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. (2025). Estadística General de Incendios Forestales (EGIF).

Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. (2025). Informe sobre incendios forestales en España.

Oliveras, I. (2025). FIRE-ADAPT Project. Environmental Change Institute, Universidad de Oxford.

Real Decreto-ley 15/2022, de 1 de agosto, por el que se adoptan medidas urgentes en materia de incendios forestales. (BOE-A-2022-12926). Boletín Oficial del Estado.

Rodríguez-Chaves Mimbrero, B. (2024). Montes resilientes frente a incendios forestales convectivos. Observatorio de Políticas Ambientales, Vol. II.

Rovira, M. (2025, agosto 17). Marc Castellnou: “Si no hacemos una renovación planificada del paisaje, se hará de forma catastrófica”. El País.

SEO/BirdLife. (2025). España necesita un plan con criterios científicos para prevenir los incendios forestales. SEO/BirdLife.

UNRIC. (2025). Fuegos en España y la prevención de riesgos naturales. Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR).

Editor: Universidad Isabel I

ISSN 2697-288X

Burgos, España