Amalia Orúe López Decana de la Facultad de Ciencias y Tecnología
Lun, 06/10/2025 - 16:13

Profesores de la Facultad de Ciencias y TecnologíaProfesores de la Facultad de Ciencias y Tecnología de la Universidad Isabel I.

Serie: 'Conectados' (LXXIV)

Cada 5 de octubre se celebra el Día Mundial del Docente, una fecha que nos invita a reconocer el valor de quienes, con vocación y compromiso, dedican su vida a enseñar, acompañar y a transformar realidades. Este año, quisimos rendir homenaje a través de una entrada colaborativa que recoge las voces de algunos de los docentes de nuestra Facultad de Ciencias y Tecnología. Hemos elegido el formato de «mini-testimonios», donde cada uno comparte una experiencia, una reflexión o un mensaje que nos recuerda por qué enseñar es mucho más que transmitir conocimientos. A continuación, te invitamos a leer estos breves pero poderosas reflexiones que celebran la diversidad, la pasión y el impacto de la docencia.

Diego Sandoval, coordinador del Grado en Ingeniería Informática, nos dice: «Como docente mi momento álgido es aquel donde, luego de explicar una duda, acto seguido viene un breve silencio sepulcral y, segundos después, se escucha un ---ahhh--- involuntario por parte de los alumnos. Esa chispa de conocimiento me da años de vida.

Alexis Martel, docente de las asignaturas de Inglés, comparte:

Lo que me inspira a enseñar cada día es la convicción de que la educación tiene el poder de transformar no solo el conocimiento de una persona, sino también su forma de mirar el mundo y enfrentarse a él. La docencia es un compromiso constante con la curiosidad, la motivación y el esfuerzo, y me impulsa ver cómo cada estudiante descubre sus capacidades, intenta alcanzar sus metas y confía más en sí mismo. Enseñar no es repetir contenidos, es crear experiencias de aprendizaje significativas, conectar con la realidad del alumnado y acompañar sus procesos de crecimiento con respeto y dedicación.

Además, deja un mensaje a las nuevas generaciones:

A los futuros docentes me gustaría decirles que esta profesión, aunque exigente, es también una de las más gratificantes. Requiere pasión, constancia, disciplina y sensibilidad, pero ofrece la oportunidad única de dejar una huella positiva en las vidas de las personas. Cada clase es una semilla, y cada estudiante, un futuro lleno de posibilidades.

Cristian Jesús Vaca, docente del máster en Big Data, también nos comparte su mirada:

En este Día del Docente quiero dar gracias a todas las personas que me enseñaron a enseñar: maestros, compañeros y mentores que me mostraron con su ejemplo que educar no es solo transmitir conocimientos, sino acompañar y sembrar confianza. De ellos aprendí que la paciencia, la escucha y la pasión son tan importantes como los contenidos. Quiero hacer una especial mención al Dr. F. Javier López Martínez en este sentido. Hoy, lo que más me llena de esta profesión es ver a mis estudiantes implicados, con ganas de aprender y sentir que puedo guiarlos y acompañarlos en ese camino. No hay mayor satisfacción que percibir que lo que hagamos en el aula tiene un impacto real y positivo en la confianza del estudiante y lo que puede lograr alcanzar. Es en esos momentos cuando uno siente que eligió bien esta profesión y que vale la pena cada esfuerzo.

Juan Manuel Pascual, docente de la facultad, recuerda:

La docencia me acompaña desde muy pequeño, cuando en los años 80 ayudaba a mis compañeros en la EGB y el BUP con matemáticas o física. He tenido idas y venidas en la enseñanza, combinándola con otras facetas profesionales, pero siempre ha estado ahí, como una llamada constante. Con el tiempo he comprendido que enseñar no es solo una vocación, sino casi una obligación. Sería egoísta no transmitir lo aprendido, tanto en lo académico como en la propia aventura de la vida. Para mí, la mejor recompensa es ver cómo los estudiantes perciben y agradecen tu dedicación. Sé que tienen un sexto sentido para detectar el esfuerzo sincero. Dejar, aunque sea una pequeña huella en cada uno hace que todo el trabajo silencioso de esta profesión merezca la pena. Al final, son esas pequeñas cosas las que, cuando miremos atrás, nos harán sentir orgullosos de nuestro paso por la vida, mucho más que cualquier logro material.

Desde el ámbito de la ciberseguridad, Juan Agustín Fraile, director del máster, destaca el valor transformador de la educación:

La educación es un factor decisivo en la transformación individual y colectiva. En el ámbito personal, permite el desarrollo de competencias cognitivas y socioemocionales que favorecen la autonomía. Además, la educación ayuda en la toma de decisiones informadas y la movilidad social. En el plano colectivo, la educación impulsa la innovación, fortalece las instituciones y contribuye a la reducción de desigualdades. Su impacto trasciende a la mera transmisión de conocimientos, ya que fortalece valores, fomenta la cohesión social y promueve la sostenibilidad. De esta forma, la educación es la base sobre la que se construyen sociedades más justas, equitativas y resilientes. A todos los que potenciaron en mi las ganas de enseñar y me impulsaron hacia esta profesión tan gratificante, GRACIAS. Gracias por mostrarme que la educación va más allá de transmitir conocimientos: es inspirar, guiar y acompañar procesos de transformación. De cada uno aprendí la importancia de la paciencia, la escucha atenta y la pasión por compartir el saber. Sus enseñanzas me recordaron que no debemos limitarnos a impartir lecciones, sino que hay que abrir nuevos caminos y despertar la curiosidad de los alumnos. Hoy reconozco que mi forma de enseñar es reflejo de su generosidad, compromiso y ejemplo.

José Iván San José, docente del grado en Ingeniería Informática comparte su inesperado inicio en la docencia:

Siempre pensé que al terminar los estudios de Ingeniería Informática iba a terminar trabajando en una gran empresa y viviendo en una gran ciudad. De momento, ese pensamiento no se ha cumplido y espero que ya no se cumpla. Aunque ser docente dicen que es una profesión que viene detrás de una vocación, en mi caso no fue así. Estaba trabajando como personal investigador, haciendo tareas en un proyecto, y el investigador principal, docente de una asignatura de programación en el lenguaje C, nos comentó a otro compañero y a mí que al día siguiente lo teníamos que sustituir ya que él tenía que ir a una reunión del proyecto en el que estábamos contratados. La verdad es que entré al aula con bastante nerviosismo y miedo. Preocupado por si los estudiantes me podían “pillar” y no iba a saber responderles a sus dudas o cuestiones, pero nada más lejos de la realidad. En esa hora y media en el aula respondí a gran cantidad de dudas, expliqué bucles, condicionales, errores en el uso de variables, etc. y, al terminar, noté que me había “picado el gusanillo” de la docencia. De esto hace más de 15 años y por aquí sigo.  

Fermín Carrillo nos cuenta con emoción:

Lo que me motiva y me hace feliz como docente es ayudar a mis alumnos, que confían en mi institución y en mí en particular, a cumplir sus sueños. Lo que me mueve, en lo personal, es buscar y trabajar cada día para encontrar no solo mi mejor versión como persona y profesional, sino también la de cada uno de mis estudiantes. Me ilusiona la idea de crear y ofrecer experiencias educativas que realmente marquen, que transformen, que dejen huella.

Roberto Matheus Pinheiro, reflexiona sobre el aprendizaje compartido:

Creo que lo que me inspira a enseñar cada día es saber que en cada interacción con un estudiante aprendo algo nuevo. El Día del Docente me recuerda que todos tenemos siempre algo que enseñar y algo que aprender. Esa es una de las lecciones más valiosas que he aprendido de mis estudiantes, de mis colegas docentes y de los profesores que me han acompañado a lo largo de mi carrera.

Diego Ramírez, docente del área de ciberseguridad, afirma:

En el mundo de la ciberseguridad, enseñar es mucho más que explicar ciberataques o vulnerabilidades: es formar a otras personas a ser también docentes de consejos, buenas prácticas y avisos en una época donde el valor de los datos es la piedra angular de las empresas y constantemente están intentando romper nuestra guardia. Cada unidad, cada práctica, cada consejo es una oportunidad para despertar conciencia, fomentar pensamiento crítico y preparar a los futuros profesionales para defender a las empresas. Lo que me inspira cada día como profesor es ver cómo estos estudiantes pasan de la curiosidad a la responsabilidad, entendiendo que proteger sistemas es también proteger personas. En tiempos de constante alerta, enseñar ciberseguridad es sembrar confianza y resiliencia.

Víctor Martínez, docente y director del Máster en Big Data y coordinador de los trabajos de fin de grado y máster de la facultad, nos habla de lo que representa «ser docente en tiempos de cambio»:

La docencia en los tiempos actuales, sobre todo en el ámbito de la ciencia y la tecnología, está sujeta a continuos cambios a los que nos debemos adaptar: docencia online, nuevas herramientas (como la Inteligencia Artificial), el continuo avance del conocimiento, cambios metodológicos, etc. Esto es un desafío, ya que requiere una constante adaptación y formación, pero también nos permite dar docencia en otras Universidades sin necesidad de desplazamiento, estar al día de las últimas novedades tecnológicas o trabajar con profesores y alumnos de diferentes partes del mundo.

Francisco Almeida docente de la facultad, comparte su visión innovadora:

Como ingeniero informático y doctor en informática educativa, navego en la intersección entre la tecnología y el potencial humano. En un mundo de IA generativa e información infinita, mi enfoque es claro: uso la visualización para simplificar lo complejo y la nube para crear oportunidades de aprendizaje. Creo que el rol docente actual consiste en cultivar la curiosidad y el pensamiento crítico, entendiendo el error no como un fallo, sino como parte del proceso. Mi especialidad no es tener todas las respuestas, sino saber formular preguntas potentes que impacten positivamente en el aprendizaje de los alumnos.

Mario Solana, docente y coordinador del grado Ingeniería informática habla de lo que le inspira como docente:  

La razón principal que me inspira a ser docente y enseñar cada día es que la enseñanza me conduce ineludiblemente a un proceso continuo de aprendizaje. Para poder enseñar, primero se debe aprender. Ya sea profundizando en conceptos conocidos o descubriendo otros nuevos, es bien sabido que el aprendizaje es inmensamente gratificante. Un conocido proverbio chino dice: aprender es un tesoro que seguirá a su dueño a todas partes. Además, no se trata de un proceso unidireccional, ya que todo este aprendizaje se vierte de nuevo sobre la enseñanza, enriqueciendo el proceso y creando un círculo virtuoso.

Raque Nogal, nos comenta:  

Tal vez, el momento más significativo que experimentamos como docentes sea la graduación de nuestros estudiantes, verlos cumplir un ciclo. Más allá de la adquisición de conocimientos, la experiencia universitaria es un periodo de evolución y crecimiento personal incalculables al que, como docentes, asistimos con cierta admiración, en ocasiones, más que ellos mismos. Durante mi periodo de formación, tuve la suerte de aprender de grandes profesionales, docentes e investigadores, quienes me inspiraron como estudiante e impulsaron en mi etapa como docente. Hoy, tengo la suerte de trabajar con compañeros de diferentes titulaciones y aprender cada día de ellos, aunque en esta ocasión agradezco especialmente a mis compañeros del Grado en Ingeniería Informática, de quienes recibo consejo y apoyo en todo momento. En la actualidad, asistimos a profundos cambios sociales, culturales y tecnológicos que suponen un reto enorme que, como docentes, debemos afrontar. Sin embargo, tengo la convicción de que esta es una percepción compartida por todos aquellos que han enfrentado un aula, tanto virtual como presencial, en algún momento. Ser docente significa no dejar de aprender. Hoy, junto a mis compañeros, celebro el poder transformador de la educación, esforzándome en no abandonar la actitud curiosa y constante que impulsa nuestro crecimiento.

Antonio Pérez nos habla de su agradecimiento a quienes le enseñaron a enseñar:

Quiero aprovechar estas líneas para agradecer a todos los profesores que dedicaron su esfuerzo en transmitirme sus conocimientos. Recuerdo con nostalgia aquellos tiempos en que aprendí sintaxis gramatical, que me ayudó a hablar y escribir correctamente; a cuando me enseñaron geografía política e historia, para poder comprender el mundo actual en buenas condiciones; a aquellos profesores que, desde muy pequeño, me empezaron a enseñar inglés pese a que aún no estaba reglamentado en el plan de enseñanza, para que en el futuro me desenvolviera más fácilmente en el idioma de Shakespeare; a quienes me enseñaron biología y geología para saber valorar la naturaleza; incluso a los profesores de educación física, que no me gustaba demasiado, pero que me transmitieron la importancia del movimiento y de la salud. También recuerdo como si fuera ayer a mis profesores de facultad, cada uno con un estilo diferente, con un "librillo" personal, con una motivación única, con un entusiasmo genuino..., cada uno abordando una parcela distintiva del mundo de la informática, de los algoritmos a la interfaz de usuario, de las bases de datos a los procesadores, de los sistemas operativos a las redes de ordenadores, acompañándome en aquellos años en los que buscaba convertirme en un gran profesional de mi pasión. Todos ellos me enseñaron lo que sé, y me enseñaron también a enseñar, pudiendo reunir lo mejor de cada uno de ellos y uniéndolo a mi vocación docente, la que sin darme cuenta ellos me inculcaron, y la que muy activamente he querido mantener toda mi vida y gracias a la cual estoy hoy en la Universidad Isabel I. Todos ellos, además, me enseñaron a ser lo que soy, a desenvolverme, a aportar, a ayudar, a colaborar, a compartir, a ofrecer, a escuchar, a entender, a comprender, a saber estar donde estoy y a saber estar donde estaré.

Amalia Orue, decana de la facultad reflexiona sobre su experiencia docente:

Siempre he tenido muy buena comunicación con mis estudiantes, creo que es una vía de doble sentido. A menudo, se espera que el docente sea la única fuente de conocimiento, pero la verdad es que mis estudiantes me han enriquecido con lecciones muy valiosas a nivel académico y personal. De ellos he aprendido sobre la curiosidad inagotable, del esfuerzo que representa estudiar en etapas de la vida complejas, con familia, trabajo que sacar adelante y sobre todo de la importancia de adaptarse a diferentes situaciones desde la humanidad y la pedagogía. A ellos les doy las gracias porque están fuertemente ligados a mi crecimiento personal y profesional.

Finalmente, Marta Blanco, PAS de la Facultad dedica unas palabras a todo el equipo de la Facultad de Ciencias y Tecnología con el que comparte esta apasionante tarea de educar:

Cada día demostráis que la enseñanza universitaria va mucho más allá de impartir contenidos: es acompañar procesos, despertar curiosidad y abrir caminos hacia un futuro mejor. Admiro vuestra entrega, vuestra capacidad de adaptarnos a los nuevos retos educativos y vuestro compromiso constante por innovar y crecer juntos. Gracias por vuestra dedicación y por el espíritu de colaboración que hace que nuestro trabajo en equipo sea tan enriquecedor. Es un auténtico privilegio contar con personas tan implicadas, creativas y generosas. Sigamos construyendo juntos una educación transformadora que deje huella en cada estudiante, recordando siempre su paso por la Universidad Isabel I.

Cada testimonio compartido en esta entrada es una muestra del compromiso y la humanidad que habita en la labor docente. Agradecemos profundamente a quienes participaron, y a todos los docentes que, día a día, hacen de la educación un espacio de crecimiento, inclusión y esperanza ¡Gracias por enseñar con el corazón!