Sandra Lado - Lun, 29/12/2025 - 10:10
Infografía sobre lo que representa el método Kaizen.
A comienzos de año, la idea de “año nuevo, vida nueva” vuelve a ocupar un lugar central en las decisiones personales y profesionales. Sin embargo, tanto la evidencia académica como la experiencia práctica coinciden en una cuestión fundamental: el cambio sostenible no depende de grandes propósitos, sino de la constancia en hábitos mantenidos en el tiempo. En este contexto, la metodología Kaizen se ha consolidado como uno de los enfoques más eficaces para transformar objetivos ambiciosos en procesos realistas y duraderos.
Aplicada inicialmente en el ámbito industrial japonés y validada posteriormente por la psicología moderna, la metodología Kaizen ofrece claves especialmente útiles para quienes se plantean iniciar o retomar una carrera universitaria, un proyecto que exige compromiso a largo plazo, organización y mejora continua. En este sentido, la Universidad Isabel I representa un entorno idóneo para integrar esta filosofía en el desarrollo académico y profesional.
¿Qué es la metodología Kaizen?
La metodología Kaizen es un sistema de mejora continua basado en la realización de pequeños cambios constantes que, acumulados en el tiempo, generan transformaciones significativas. El término Kaizen proviene del japonés y se compone de kai (cambio) y zen (mejora), lo que puede traducirse como cambio para mejor.
Masaaki Imai, uno de los principales divulgadores de esta metodología, subraya que su fortaleza no reside en grandes innovaciones puntuales, sino en la disciplina diaria de mejorar procesos, hábitos y decisiones (Imai, 1986). Esta lógica se ha aplicado con éxito no solo en organizaciones y empresas, sino también en ámbitos como la educación, el aprendizaje autónomo y el desarrollo personal.
Desde la psicología del comportamiento, autores como James Clear han reforzado este planteamiento al afirmar que “no alcanzamos nuestras metas, sino que caemos al nivel de nuestros sistemas”. Es decir, lo que determina el éxito no es lo que deseamos lograr, sino lo que hacemos de forma repetida.
Origen de la metodología Kaizen: el sistema Toyota y su relación con la psicología moderna
El origen de la metodología japonesa Kaizen se encuentra en el Sistema de Producción Toyota, desarrollado en Japón tras la Segunda Guerra Mundial. Taiichi Ohno, uno de sus principales impulsores, introdujo el concepto de mejora continua como eje central de la eficiencia organizativa, prestando especial atención a la eliminación de desperdicios (muda) y a la optimización progresiva de los procesos (Ohno, 1988).
Con el paso del tiempo, estos principios trascendieron el ámbito industrial y comenzaron a dialogar con la psicología moderna de los hábitos, la autorregulación y el aprendizaje. Investigaciones en psicología educativa y conductual han demostrado que los cambios pequeños, sostenidos y bien estructurados generan mayor adherencia que los esfuerzos intensivos y esporádicos (Lally et al., 2010).
Este puente entre Kaizen y psicología explica por qué la metodología Kaizen mejora continua resulta especialmente eficaz en contextos como el estudio universitario, donde la constancia supera al talento inicial y donde el progreso se construye día a día.
Principios básicos del método Kaizen
1. Cambiar el “qué quiero ser” por el “qué voy a hacer hoy”
Uno de los errores más habituales al fijar objetivos es formularlos en términos identitarios. La metodología Kaizen propone sustituir esas metas abstractas por acciones concretas y diarias, lo que incrementa significativamente la adherencia conductual (Gollwitzer, 1999). En el ámbito universitario, no es “ser estudiante” lo que marca la diferencia, sino sentarse hoy a estudiar.
2. Preguntarse “por qué” hasta llegar a la causa real
El método de los Five Whys permite identificar los verdaderos obstáculos al cambio propuesto inicialmente. Aplicado al estudio, ayuda a detectar problemas de organización, descanso o planificación antes de atribuir el fracaso a la falta de motivación.
3. Empezar con pasos pequeños
La investigación sobre hábitos confirma que reducir la fricción inicial facilita la repetición (Lally et al., 2010). Leer una página o dedicar cinco minutos al campus virtual puede parecer insignificante, pero crea continuidad.
4. Reconocer los micro-logros
El refuerzo positivo activa mecanismos neuronales asociados a la repetición de la conducta (Schultz, 2016). Anotar avances y reconocer el esfuerzo refuerza la autoeficacia académica (Bandura, 1997).
5. Priorizar la constancia antes que la perfección
Kaizen distingue claramente entre hacerlo de forma regular y hacerlo mejor. La repetición precede a la optimización, especialmente en procesos de aprendizaje complejo como una carrera universitaria.
6. Entender el error como aprendizaje
Desde la mentalidad de crecimiento, el fallo se interpreta como información útil para ajustar el sistema (Dweck, 2006). En la universidad, suspender o retrasarse no invalida el proceso, sino que lo redefine.
7. Diseñar el entorno a favor del hábito
El contexto influye decisivamente en la conducta. Espacios de estudio claros, calendarios visibles y plataformas digitales accesibles reducen la dependencia de la fuerza de voluntad.
8. Mejorar solo un 1 % cada día
El principio del 1 % refleja la lógica acumulativa de la metodología Kaizen que promueve la mejora continua. Pequeños avances diarios generan resultados exponenciales a largo plazo.
9. Identificar y eliminar la “muda”
La muda representa todo aquello que consume recursos sin aportar valor. En el estudio universitario, identificar distracciones y actividades improductivas es clave para sostener el esfuerzo académico.
10. Confiar en el sistema, no en la motivación
La motivación fluctúa, pero los sistemas bien diseñados sostienen la conducta incluso en días difíciles (Baumeister & Tierney, 2011). Rutinas claras y planificación estructurada son esenciales en cualquier proyecto universitario.
Por último, la metodología Kaizen contribuye al desarrollo de la autoeficacia y la autonomía. La acumulación de pequeños logros refuerza la percepción de control sobre el propio proceso de aprendizaje, un factor determinante para el bienestar y la motivación a largo plazo.
Ejemplos de metodología Kaizen en las empresas
Aplicar la metodología Kaizen implica mejoras tanto a nivel de rendimiento como en el ambiente laboral y la calidad de vida de los trabajadores. Algunos de los casos más conocidos de aplicación de Kaizen en procesos de producción y gestión en diferentes sectores, son los siguientes:
1. Toyota Motor Corporation
La empresa japonesa ha integrado estos principios en su cultura organizacional desde mediados del siglo XX, lo que le permitió optimizar procesos, reducir desperdicio y elevar la eficiencia de sus líneas de producción. Este enfoque se refleja en innovaciones como la producción lean y el sistema Just In Time, que han marcado estándares en la industria automotriz global.
2. Ford Motor Company
Bajo esta filosofía, la empresa automotriz Ford logró una mayor estandarización del trabajo, eliminación de residuos operativos y una producción más fluida, con resultados tangibles en eficiencia y competitividad.
3. Nestlé
La multinacional suiza de alimentación aplica el método Kaizen en sus procesos de producción y logística para mantener altos estándares de calidad y eficiencia. Mediante mejoras incrementales propuestas por empleados en todos los niveles, Nestlé ha logrado optimizar el uso de recursos, reducir desperdicios y fomentar prácticas más sostenibles en su cadena de valor.
4. Lockheed Martin
En el sector aeroespacial, Lockheed Martin ha utilizado los principios Kaizen en programas complejos de producción, como el de la aeronave F-35, logrando mejoras significativas en costos, tiempos de ciclo y calidad, sin comprometer los estrictos requisitos del sector.
5. Amazon
Amazon ha incorporado prácticas Kaizen en sus operaciones logísticas y de almacenamiento. La compañía alienta a los empleados a proponer mejoras continuas en los flujos de trabajo, lo que ha contribuido a agilizar procesos en centros de distribución y mejorar la eficiencia general de sus operaciones.
Estos ejemplos demuestran que la metodología Kaizen no es exclusiva de un sector ni de una región, sino una filosofía adaptable a múltiples entornos productivos y organizacionales. Su éxito radica en la implicación de los equipos de trabajo en la mejora diaria y en la cultura de pequeños cambios sostenidos, un principio que puede trasladarse también al ámbito educativo y formativo con resultados positivos.
Estudiar una carrera universitaria con la metodología japonesa Kaizen
Iniciar una carrera universitaria no es un evento puntual, sino un proceso de mejora continua. La pedagogía universitaria señala que el éxito académico depende más de la constancia y la organización que del talento inicial. Desde esta perspectiva, la metodología Kaizen ofrece un marco sólido para integrar el estudio como hábito transformador.
En este sentido, la Universidad Isabel I proporciona un entorno flexible que facilita la aplicación de esta filosofía. La apertura de un nuevo plazo de matrícula en enero convierte el inicio de año en una oportunidad estratégica para alinear propósito y acción, transformando la intención de mejorar profesionalmente en un compromiso cotidiano.
Principios básicos: constancia, formación y proyecto vital
La formación universitaria impacta positivamente en la empleabilidad, la autoeficacia y el bienestar personal. Cuando el estudio se aborda desde una lógica Kaizen, con sistemas claros, avances progresivos y expectativas realistas, se convierte en un proceso sostenible y compatible con otras responsabilidades.
En definitiva, el verdadero sentido de año nuevo, vida nueva no está en reinventarse de golpe, sino en empezar hoy, avanzar mañana y no abandonar el proceso. Esa es, precisamente, la esencia de la metodología Kaizen.
Referencias bibliográficas
Bandura, A. (1997). Self-efficacy: The exercise of control. W. H. Freeman.
Baumeister, R. F., & Tierney, J. (2011). Willpower: Rediscovering the greatest human strength. Penguin Press.
Clear, J. (2018). Atomic habits: An easy & proven way to build good habits & break bad ones. Avery.
Dweck, C. S. (2006). Mindset: The new psychology of success. Random House.
Gollwitzer, P. M. (1999). Implementation intentions: Strong effects of simple plans. American Psychologist, 54(7), 493–503.
Imai, M. (1986). Kaizen: The key to Japan’s competitive success. McGraw-Hill.
Lally, P., Van Jaarsveld, C. H. M., Potts, H. W. W., & Wardle, J. (2010). How are habits formed: Modelling habit formation in the real world. European Journal of Social Psychology, 40(6), 998–1009.
Ohno, T. (1988). Toyota production system: Beyond large-scale production. Productivity Press.
Schultz, W. (2016). Dopamine reward prediction-error signalling: A two-component response. Nature Reviews Neuroscience, 17(3), 183–195.