Andrés Seoane Fuente - Jue, 01/06/2017 - 17:58
El ‘boom’ de las dobles titulaciones que vive el sistema educativo universitario se resume a la perfección en los datos del Ministerio de Educación: de las 307 Programaciones Conjuntas de Estudios Oficiales de Grado registradas en el curso 2011-2012 -147 impartidas por universidades públicas y 160 por privadas, todas ellas presenciales-, se ha pasado en este año académico a 665 -distribuidas entre las 366 de las instituciones académicas públicas y las 299 de las privadas, que además son las únicas que cuentan con modalidad online-. Es decir, más del doble en tan solo cinco cursos.
Pero, ¿por qué estudiar un doble grado? Estas titulaciones se diseñaron en base a un criterio principal: mejorar la empleabilidad de los universitarios. Y ese es el objetivo que marcan en rojo los alumnos que cursan estos. No se imparten todas las asignaturas de los dos grados pero sí las más importantes, y a cambio se obtienen no solo dos carreras, sino los conocimientos y competencias de ambos ramos, lo que duplica los puestos de trabajo a los que se aspira y hace del perfil del egresado uno de los más atractivos del mercado para las empresas por su especialización y polivalencia.
Otra de las mayores motivaciones para iniciar un doble grado es el tiempo. En cinco o seis cursos, dependiendo de titulaciones, el alumno obtiene las dos carreras. Prácticamente la mitad de tiempo que si las cursase por separado, lo que facilita una inserción laboral que además de ser rápida por la transversalidad que caracteriza a estos estudiantes, se produce a una edad temprana y permite crecer profesionalmente desde el momento de finalizar la universidad.
La competencia voraz del mercado laboral actual nos lleva al siguiente punto: la diferenciación. Un doble grado aporta a los alumnos muchas ventajas respecto a sus posibles ‘rivales’ a la hora de encontrar un puesto de trabajo. Hay dos áreas de conocimiento a las que pueden dedicarse por separado, pero conservando a la vez una visión global. Y haber estudiado bajo esta modalidad también revela una gran motivación, una mayor capacidad de responder bajo presión y la cualidad de contar con más recursos a la hora de resolver cualquier tipo de problema, cubriendo un abanico mucho más amplio de necesidades en las empresas.
Además, si a un alumno le atraen dos posibles campos de estudio, esta opción permite que no tenga que elegir solo uno, y pueda desarrollar así sus aptitudes de manera diversificada. En este sentido, un estudio de la Universidad de Vanderbilt (Nashville) publicado en 2012, concluye que la combinación de dos estudios diferentes ayuda a que los universitarios piensen de forma distinta, resuelvan puzles intelectuales y abarquen tareas de forma más creativa.
Por otro lado, hay ciertos sacrificios que el alumno debe afrontar. La carga lectiva es mayor, por lo que el esfuerzo debe ir en concordancia. Por ejemplo, si un estudiante de un grado tiene cinco materias por trimestre, uno de doble grado podría tener seis, razón por la que la organización es básica. Y además, su coste económico es más elevado, derivado del mayor número de créditos, y también precisan de una nota de corte superior.
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