Facultad de Ciencias de la Salud Universidad Isabel I
Mar, 30/12/2025 - 10:00

Qué es la sociabilidad

Qué es la sociabilidad.

La sociabilidad es una de las capacidades humanas más determinantes para nuestro bienestar, aprendizaje y desarrollo profesional. En psicopedagogía, esta competencia se analiza desde una perspectiva integradora porque la sociabilidad permite las relaciones entre personas, pero también se define como la habilidad para construir interacciones saludables y empáticas, que implican comprender al otro, construir vínculos estables y participar activamente en la vida social. Como afirmaba Georg Simmel, uno de los grandes teóricos del concepto, en Sociología. Estudios sobre las formas de socialización “la sociabilidad es la forma lúdica de la socialización”, un espacio simbólico en el que las personas se encuentran, se reconocen y se transforman mutuamente.

En el desarrollo evolutivo, son las experiencias, desde las primeras interacciones en la infancia hasta los vínculos que se construyen en la adolescencia, las que moldean la sociabilidad y determinan cómo cada persona se relacionará en la edad adulta. Comprender este proceso no solo permite explicar por qué nos vinculamos de una manera u otra, sino también detectar cómo fortalecer estas habilidades cuando aparecen dificultades.

Analizar cómo se forman estas competencias relacionales resulta clave para intervenir de forma eficaz en entornos educativos y sociales, donde la calidad de los vínculos humanos puede marcar la diferencia entre un proceso de aprendizaje limitado y una experiencia verdaderamente transformadora.

¿Qué es la sociabilidad? Una mirada clásica y actual

A lo largo de la historia de la psicología y la sociología, pensadores como Aristóteles, Kant o Simmel han destacado la dimensión social del ser humano. Aristóteles afirmaba que “el hombre es por naturaleza un ser social” y su identidad se construye a través del encuentro con los demás.

Más tarde, Immanuel Kant introdujo el concepto de la insociable sociabilidad. Para él, el ser humano necesita vivir en sociedad pero, al mismo tiempo, experimenta tensiones, rivalidades o deseos de aislamiento. En sus palabras, que se recogen en la obra Idea para una historia universal en clave cosmopolita:
“El hombre tiene una inclinación a entrar en sociedad, porque sólo en ella se siente más hombre… pero también una gran propensión a aislarse, porque encuentra en sí mismo la insociabilidad que le empuja a quererlo todo a su manera”.

Esta ambivalencia, lejos de ser un conflicto menor, explica por qué la sociabilidad es una habilidad que debe educarse, entrenarse y comprenderse en profundidad. Podemos definirla como una predisposición natural, pero, al mismo tiempo, se puede considerar como una competencia que mejora con la práctica y la intervención psicopedagógica.

¿Cómo mejorar la sociabilidad?

Mejorar la sociabilidad requiere de un trabajo personal e implica un proceso gradual en el que cada individuo aprende a relacionarse de forma más consciente y efectiva con los demás sin renunciar a su propia personalidad. Desde la psicopedagogía, se ha demostrado que habilidades como la escucha activa, la regulación emocional, la comunicación asertiva, el desarrollo de habilidades comunicativas o el uso saludable de las redes sociales digitales son algunas de las claves para construir vínculos saludables.

La participación en dinámicas grupales y la observación consciente de modelos sociales proporcionan herramientas complementarias para practicar y ajustar los comportamientos sociales. Estas estrategias, habituales en programas de intervención socioeducativa, se apoyan en evidencias como las propuestas por Carl Rogers, quien afirmaba que “la auténtica escucha es uno de los mayores actos de respeto hacia el otro”, expuestas en su obra El proceso de convertirse en persona, (1961). Rogers subraya en su teoría que la calidad de las relaciones interpersonales depende, en gran medida, de cómo atendemos y comprendemos a los demás.

Sociabilidad en tiempos de redes sociales: ¿conexión o aislamiento?

En la actualidad, la convivencia entre sociabilidad e insociabilidad adquiere una nueva dimensión debido al uso masivo de redes sociales. Aunque estas plataformas favorecen la interacción inmediata, pueden ser al mismo tiempo fuente de aislamiento emocional. La hiperconexión no siempre implica un vínculo real.

Autores contemporáneos como Sherry Turkle, investigadora del MIT, advierten de la siguiente paradoja: “Estamos solos, juntos”, afirma en su obra Reclaiming Conversation (2015). Turkle señala que la interacción digital sustituye el contacto humano profundo en lugar de enriquecerlo.

Este fenómeno es especialmente relevante en psicopedagogía en el que jóvenes y adultos pueden mostrar una alta actividad social en redes, pero, al mismo tiempo presentar baja sociabilidad real, dificultades en habilidades sociales, ansiedad social o problemas para interpretar señales no verbales.

Sociabilidad e intervención psicopedagógica

En el ámbito educativo, clínico y social, mejorar la sociabilidad significa favorecer relaciones más equilibradas y satisfactorias, capaces de sostener el bienestar emocional de una persona. Cuando una intervención psicopedagógica es necesaria, el trabajo profesional se orienta a prevenir conflictos, reforzar la autoestima y ayudar a que el individuo comprenda mejor su entorno para relacionarse con mayor seguridad y eficacia.

Desarrollar esta competencia es especialmente relevante para quienes estudian Psicopedagogía, ya que será una herramienta clave en contextos donde las personas necesitan apoyo para desplegar su potencial: escuelas, centros de atención a la diversidad, programas comunitarios y otros espacios socioeducativos donde las relaciones humanas son el eje del progreso.

Qué es la sociabilidad