Irene García Lázaro - Vie, 01/07/2022 - 11:00
Niño con tubos de ensayo aprendiendo ciencia.
Serie: 'Un Viaje por la Ciencia' (XXVIII)
En la actualidad nadie pone en duda la importancia de utilizar una metodología activa en el proceso de enseñanza-aprendizaje, donde los niños y niñas sean los verdaderos protagonistas. Cuando se desea trabajar la ciencia en un aula, se debe diseñar exhaustivamente una planificación que posibilite a los estudiantes experimentar por ellos mismos los aprendizajes, permitiendo que descubran el mundo que les rodea. Esto será viable si al alumnado se les facilitan herramientas para indagar sobre las cuestiones que les interesa, permitiéndoles cometer errores e impulsando el aprendizaje autónomo y el pensamiento reflexivo. Al respecto Alarcón-Orozco et al. (2022) indican que “hay que dar la oportunidad de trabajar de un modo similar a como lo hacen los científicos en la resolución de problemas, permitiéndoles familiarizarse con el trabajo científico y adquirir una comprensión procedimental de la ciencia utilizando destrezas y procedimientos” (p. 104).
En este sentido, las aulas de Educación Infantil y Primaria son un espacio privilegiado para poner en marcha el trabajo científico, ya que en ambas etapas educativas se va forjando la identidad propia, lo que facilita el desarrollo físico, intelectual, afectivo y social de los niños y niñas. Desde el nacimiento el ser humano se caracteriza por tener curiosidad por el contexto que le rodea, cuestionándose sobre el porqué de los fenómenos y teniendo interés en adquirir nuevos conocimientos. Para impulsar la investigación científica en el aula, los divulgadores deben presentar las actividades de forma enigmática, planteándoles cuestiones que deberán resolver. Igualmente, se deberá fomentar la imaginación, a través de juegos, dramatizaciones, cuentos, etc. que permitan tener una participación activa de todos. Además, se deberá proporcionar la oportunidad de realizar experimentos y manipulaciones, llevando los conocimientos teóricos a la práctica. Brown y Stamper (2002) proponen diversos aspectos para tener presentes en el aprendizaje de la ciencia con los menores:
- Ofrecer al alumnado la oportunidad de participar activamente en el experimento.
- Realizar preguntas abiertas.
- Proporcionar un tiempo amplio para que los menores contesten a las cuestiones planteadas y que ellos mismos gestionen el tiempo.
- Admitir respuestas divergentes.
- Estimular la observación.
- Tener paciencia.
- Valorar la posibilidad de ampliar la actividad.
Para que esto sea posible, es primordial que los divulgadores científicos tengan presente la edad y los intereses de los menores, acercando diariamente la ciencia al alumnado mediante experiencias contextualizadas. Sin lugar a dudas, el aprendizaje de la ciencia en el ámbito educativo posibilitará a los estudiantes expresar lo que conocen y les ayudará a interpretar los hechos que le suceden.
Referencias bibliográficas
Alarcón-Orozco, M.M., Franco-Mariscal, A.J. y Blanco-López, A. (2022) Ayudando a maestros en formación inicial a desarrollar indagaciones en la Educación Infantil. Revista Eureka sobre Enseñanza y Divulgación de las Ciencias, 19(1), 101-119.
Brown, S. y Stamper, S. (2002). Experimentos de Ciencias en Educación Infantil. Narcea.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2792-1808
Burgos, España
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