Tania Vidal López - Vie, 02/02/2024 - 08:34
Hombre con un cuchillo en la mano amenazando a una mujer.
Serie: 'Criminología en Serie' (XLIV)
Desde la antigüedad, los actos parricidas son percibidos como supuestos repulsivos y excepcionales por transgredir los significativos lazos familiares.
Se entiende por parricidio, la muerte provocada de un familiar próximo cuando la acción homicida es ejecutada por el propio agresor. Normalmente se emplea para referirnos a la muerte de la figura paterna o materna, no obstante, esta conceptualización engloba un abanico variado de sujetos pasivos (hijos, hermanos, etc.). Es decir, pese a los continuos cambios conceptuales experimentados, actualmente se conserva para calificar la muerte de un familiar próximo a manos del delincuente.
Para concretar de forma conceptual al acto homicida en la persona de los ascendientes, en concreto cuando queremos referirnos al delito contra la vida humana independiente contra la figura de los progenitores, vamos a referirnos como el homicidio filioparental.
En España, pese a las consideraciones previas de los anteriores códigos penales, no se recoge esta conducta como un delito independiente, sino que se enmarca en los delitos de homicidio o asesinato, acompañado de la circunstancia mixta de parentesco como agravante.
Uno de los casos con más repercusión en España, por las circunstancias tan espeluznantes que envuelven al crimen, es el conocido caso del “Asesino de la Catana”. Rabadán, un joven de 16 años, decidió matar a sus padres y hermana pequeña, empleando su catana. Fue condenado por tres delitos de asesinato con la circunstancia de parentesco como agravante, además de mediar ensañamiento y alevosía, y la eximente incompleta de enajenación mental.
Por desgracia, esto no se trata de un hecho aislado, sino que es un caso más de otros muchos que ocurren en nuestro país. Lo cierto es, que, aunque no llenen los titulares y sea un crimen poco frecuente en comparación a otros, suceden con más frecuencia de la que deberían. De hecho, con mi investigación analicé 220 casos de homicidio filioparental en España con sentencia firme, en el período de 1990 a 2019. Cifra que va en aumento, ya que seguimos teniendo nuevas noticias de estos sucesos. Por ejemplo, en julio, un joven fue detenido en Vilafant (Girona), como presunto autor de la muerte de su padre.
Por ello, más allá de escandalizarnos con titulares de que alguien ha asesinado a sus padres, y considerarlo un hecho aislado, debemos entender que es un crimen atroz que ha ocurrido desde nuestros orígenes.
Actualmente, la documentación sobre este tipo de homicidios, en los que un hijo arrebata la vida de al menos uno de sus progenitores, es escasa. Por ello, cabe destacar la importancia que tiene conocer la realidad social de este delito e incidir en su estudio, para así cuestionarnos y analizar por qué ocurren, y si realmente tienen elementos o variables comunes. No basta con realizar un estudio general del delito, sino que es preciso realizar un análisis individualizado de las variables criminológicas del delito.
Por ello, es necesario seguir estudiando estos fenómenos, así como las circunstancias que envuelven al propio crimen, teniendo en cuenta al victimario, pero también a la víctima, las circunstancias de la escena del crimen, y el proceso penal para conocer la respuesta actual ante estos delitos.
En conclusión, los homicidios filioparentales son una realidad que nos acecha, y se hace latente la falta de investigación al respecto para conocer este fenómeno. Al mismo tiempo, se hace necesario su estudio para tratar de prevenirlo, pues se trata de un comportamiento homicida que, además, transgrede los importantes vínculos familiares.
ISSN 2697-1984
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
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