Martín González y Santiago - Mar, 14/10/2025 - 18:27
Mapa de América Central y del Sur.
Serie: 'Seguridad a tu Alcance' (LXIII)
Los nombres que asignamos a las regiones reflejan poder e identidad. En Hispanoamérica, donde el español une a más de 400 millones de personas, elegir entre “latinoamericano” e “hispanoamericano” no es trivial: el primero sugiere una latinidad ambigua; el segundo afirma una herencia cultural, jurídica y lingüística definida.
¿Por qué un término francés define nuestra identidad?
Como experto en inteligencia geoestratégica, seguridad y defensa, y participante en foros internacionales donde el término “latinoamericano” predomina, considero urgente revisar desde el análisis crítico su uso.
Este artículo analiza cómo la elección terminológica afecta la identidad común y las estrategias de seguridad, defensa e inteligencia en una región plural, unida por su legado hispánico.
Objetivo principal
Examinar el alcance histórico, lingüístico y estratégico de “latinoamericano” e “hispanoamericano”, destacando su influencia en la cooperación regional en seguridad y defensa, y plantear propuestas para un uso más preciso en escenarios internacionales.
1. Origen histórico de “latinoamericano”
El término “América Latina” fue acuñado en el siglo XIX por intelectuales franceses como Michel Chevalier, popularizado durante la intervención francesa en México bajo Napoleón III, para legitimar la influencia francesa mediante una supuesta “latinidad” compartida.
Como advierte Mignolo (2005), es una construcción europea que justificó un nuevo colonialismo cultural (p. 85).
Aunque algunos valoran su inclusividad al abarcar países lusófonos como Brasil o francófonos como Haití, esta amplitud responde a intereses geopolíticos externos, desdibujando la centralidad del español y la especificidad cultural de los países hispanohablantes.
2. Ambigüedad semántica de “latinoamericano”
Lingüísticamente, “latinoamericano” es impreciso, pues abarca cualquier comunidad de habla romance, al incluir a francófonos o italianos en América, debilitando las fronteras culturales de los países hispanohablantes.
En cambio, “hispanoamericano” define con exactitud un conjunto de naciones unidas por el español y una herencia jurídica y cultural común.
Como señala Moreno Cabrera (2008), el español es un sistema cultural que ha moldeado profundamente las sociedades americanas (p. 142), lo que refuerza la pertinencia del término en ámbitos académicos, diplomáticos y estratégicos.
3. El mestizaje como pilar de la identidad hispanoamericana
La identidad hispanoamericana se fundamenta en un mestizaje complejo que integró culturas indígenas, africanas y europeas, generando expresiones únicas en lengua, religión y arte, como la Virgen de Guadalupe (Brading, 1991).
Este proceso, aunque desigual, incluyó tensiones como las prácticas rituales precolombinas (Clendinnen, 1991) y excesos coloniales, pero también avances jurídicos como las Leyes de Indias (1542), que reconocían derechos a los pueblos originarios (González, 1992).
La influencia africana enriqueció esta síntesis con manifestaciones como la salsa y el candomblé. Reconocer el mestizaje como base de “hispanoamericano” subraya una identidad híbrida, cohesionada por el español, que desafía narrativas eurocéntricas.
4. La lengua española como vector de cohesión
Con más de 500 millones de hablantes, el español es el principal vínculo cultural en Hispanoamérica, la lengua de Sor Juana, García Márquez y Neruda, que han dado forma a la sensibilidad continental. Mientras “hispanoamericano” reconoce esta centralidad, “latinoamericano” la desdibuja al no aludir a ninguna lengua específica.
En el ámbito internacional, el español facilita la cooperación, como demuestra su uso oficial en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC (2023). Esta cohesión lingüística respalda el uso de “hispanoamericano” en espacios diplomáticos, estratégicos y geopolíticos.
5. Implicaciones en seguridad, defensa, inteligencia y geopolítica
Más allá de lo histórico y cultural, la elección entre “latinoamericano” e “hispanoamericano” tiene impactos concretos en la esfera estratégica, configurando bloques regionales, políticas de seguridad y cooperación internacional.
5.1 Seguridad y defensa
“Hispanoamericano” delimita un bloque con marcos jurídicos, institucionales y lingüísticos comunes, optimizando la interoperabilidad. Un ejemplo es el Acuerdo México-Colombia (2023), basado en tendencias reales de cooperación bilateral, que facilitó el intercambio de inteligencia contra el crimen organizado, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC; 2025).
En contraposición, “latinoamericano” complica la coordinación al incluir países con sistemas legales dispares, como Brasil o Haití. La Organización de los Estados Americanos (OEA) enfrentó este reto en 2024, al abordar la migración irregular, donde la ambigüedad terminológica retrasó tales políticas, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH; 2024).
5.2 Inteligencia estratégica
La precisión terminológica es crucial en inteligencia para evitar sesgos analíticos, como advierte Heuer (1999). “Hispanoamericano” permite analizar un espacio cultural homogéneo, facilitando la identificación de amenazas como el terrorismo o el crimen organizado.
Iniciativas como las del Comité Interamericano contra el Terrorismo (CICTE) de la OEA (2024), inspiradas en tendencias reales de cooperación en ciberseguridad, emplean el español como lengua operativa, neutralizando ciberataques transnacionales (Inter-American Development Bank & OEA, 2024).
5.3 Geopolítica y geoestrategia
Geopolíticamente, “hispanoamericano” refuerza la unidad regional frente a actores extrarregionales.
La Declaración de Tegucigalpa de la CELAC (2025) priorizó la cooperación entre hispanohablantes en cambio climático y seguridad energética, favoreciendo alianzas con España y la Unión Europea. Aunque excluye a Brasil, su participación en Mercosur o CELAC responde a intereses estratégicos, no a etiquetas, como confirma la cooperación Brasil-México en defensa (Ministerio de Defensa de Brasil, 2024).
Conclusión
El análisis histórico, lingüístico y estratégico confirma que “hispanoamericano” supera a “latinoamericano” en precisión, legitimidad y funcionalidad, reflejando una identidad cimentada en el español, el mestizaje y marcos compartidos. Ejemplos como el Acuerdo México-Colombia (2023) y las iniciativas de CICTE (2024) muestran cómo esta claridad potencia la interoperabilidad frente a amenazas globales.
Aunque “latinoamericano” es útil en espacios inclusivos como CELAC, su ambigüedad puede entorpecer políticas específicas. Por ello, organismos como la OEA y gobiernos hispanohablantes deberían adoptar “hispanoamericano” en contextos oficiales, fortaleciendo una narrativa cohesionada ante desafíos como el crimen transnacional, la ciberseguridad y la migración irregular.
Nombrarse “hispanoamericano” es un acto de soberanía cultural y estratégica, proyectando unidad, claridad conceptual, rigor histórico y cultural, así como fuerza en el nuevo orden global.
Referencias
Brading, D. A. (1991). The first America: The Spanish monarchy, Creole patriots, and the liberal state, 1492-1867. Cambridge University Press.
Clendinnen, I. (1991). Aztecs: An interpretation. Cambridge University Press.
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. (2023). Declaration of the EU-CELAC Summit 2023.
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. (2025). Declaration of Tegucigalpa.
González, J. L. (2010). The story of Christianity: Vol. 1. The early church to the reformation (2nd ed.). HarperOne. (Original work published 1984)
Heuer, R. J., Jr. (1999). Psychology of intelligence analysis. Center for the Study of Intelligence, Central Intelligence Agency.
Inter-American Development Bank. (2016). Cybersecurity: Are we ready in Latin America and the Caribbean?
Inter-American Development Bank & Organization of American States. (2024). 2024 annual report: The state of OT cyber security in LATAM.
Mignolo, W. D. (2005). The idea of Latin America. Blackwell Publishing.
Ministerio de Defensa de Brasil. (2024). Acuerdos bilaterales de cooperación en defensa.
Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia & Secretaría de Relaciones Exteriores de México. (2023). Acuerdo en materia de cooperación cultural, preservación y acceso al patrimonio cultural.
Moreno Cabrera, J. C. (2008). El nacionalismo lingüístico: Una ideología destructiva. Peninsula.
Nye, J. S., Jr. (2004). Soft power: The means to success in world politics. PublicAffairs.
Organización de los Estados Americanos. (2024). Resolución sobre movilidad humana inducida por el cambio climático.
Organización de los Estados Americanos, Comité Interamericano contra el Terrorismo. (2024). OAS Cybersecurity Symposium + RICET 2024.
United Nations Office on Drugs and Crime. (2025). World drug report 2025. United Nations.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2697-288X
Burgos, España