
Uso de ChatGPT en clase.
14 de agosto de 2025. Un reciente estudio publicado en Aula de Encuentro, coescrito por el profesor José Hidalgo Navarrete, docente en el Máster en Formación del Profesorado y los Grados en Educación Infantil y Educación Primaria de la Universidad Isabel I, y la investigadora Elena Moreno Fuentes, de la UNIR, ha encendido el debate sobre el uso de herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT en la formación inicial del profesorado. Bajo el título "Percepciones estudiantiles, brechas curriculares y desafíos pedagógicos con ChatGPT", la investigación revela un panorama complejo, donde la utilidad percibida de la IA convive con un notable escepticismo ético y académico.
Resultados del estudio
"Existe una marcada ambivalencia entre los futuros docentes respecto al uso de ChatGPT", señala el profesor Hidalgo Navarrete. El estudio, basado en una muestra de 195 estudiantes de los grados en Educación Infantil (33,8%) y Primaria (66,2%) del Centro Universitario Sagrada Familia, evidenció que el 53,3% de los encuestados no considera conveniente utilizar ChatGPT en actividades académicas, mientras que solo un 35,4% cree que mejora su capacidad investigadora.
Uno de los datos más llamativos es la percepción de preparación del profesorado: apenas un 30,2% considera que sus docentes están capacitados para incorporar estas herramientas en sus clases. “Se detecta una brecha formativa preocupante que no solo afecta a los estudiantes, sino también al cuerpo docente”, advirtió el investigador.
La investigación destaca también diferencias por género y titulación. Mientras los estudiantes varones y aquellos con mención en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) muestran una actitud más abierta hacia el uso de ChatGPT, quienes estudian Teología Católica expresan mayores reservas éticas, con un 63,9% manifestando desconfianza hacia la herramienta.
Repensar los planes de estudio
"Los datos nos obligan a repensar los planes de estudio universitarios, no solo para incluir competencias técnicas, sino también una formación ética robusta sobre el uso de la inteligencia artificial", subraya Hidalgo Navarrete. En esa línea, el artículo propone la incorporación de módulos específicos sobre sesgos algorítmicos, trazabilidad de contenidos generados por IA y metodologías activas, en línea con recomendaciones de organismos como la UNESCO o el plan #DigEdu del INTEF.
Otro hallazgo destacable es que, a pesar del auge global del uso de IA, el 89,7% de los participantes niega sentirse dependiente de ChatGPT, lo que sugiere una apropiación aún limitada en el contexto de la formación docente. Sin embargo, el estudio alerta de que esta baja dependencia no debe ocultar los riesgos asociados al uso no crítico de estas herramientas, especialmente en la escritura académica y el pensamiento autónomo.
Además, el estudio presenta un modelo de análisis en tres dimensiones —utilidad percibida, impacto académico y riesgos éticos— con una fiabilidad estadística destacable, que, según los autores, puede servir de base para la creación de políticas universitarias basadas en evidencia.
Como advierte el profesor Hidalgo Navarrete, “la IA no puede ser vista solo como una herramienta técnica; es un catalizador para repensar qué significa enseñar y aprender en la era digital”. Y concluye: “O integramos estas tecnologías desde una perspectiva crítica y formativa, o nos arriesgamos a formar docentes desconectados de la realidad educativa actual”.