Sergio Cañas Docente del Grado en Historia, Geografía e Historia del Arte
Mié, 25/08/2021 - 08:55

liberación de París

Serie: 'Haciendo Historia' (LII).

La historia de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) está repleta de grandes batallas diseminadas en sus múltiples frentes. De episodios que en muchas ocasiones forman parte de la memoria histórica de la sociedad occidental actual, porque, pasando de generación en generación, han sido la base histórica de numerosas producciones culturales ya sean literarias, audiovisuales o de la industria del vídeo-juego. Y dentro de las batallas circunscritas a la Europa continental destaca la modalidad de la guerra urbana, donde el área urbana se transformaba en escenario bélico como su propia denominación indica. Así, episodios como los de Varsovia (Polonia), Stalingrado (Rusia), Berlín (Alemania) o la propia Liberación de París de la que nos ocupamos en este artículo, han escrito de ese modo su propia página en la historia contemporánea.

Francia fue ocupada entre mayo y junio de 1940 por las tropas de la Alemania nazi en su imparable avance hacia el oeste y el sur del continente europeo. El 22 de junio se firmaba un armisticio franco-alemán que como consecuencia más directa hizo que dos tercios del territorio francés, incluyendo la capital, París, sufrieran una ocupación directa y que un gobierno satélite de Alemania se estableciese en el resto del país. No obstante, las tropas francesas que pudieron ser evacuadas antes de que la conquista fuera completada, lideradas por el general Charles de Gaulle, no se rindieron. Tampoco reconocieron la legitimidad del gobierno de Vichy supeditado a los intereses germanos y continuaron luchando contra las fuerzas del Eje en nombre de la Francia Libre. Esta voluntad de continuar la lucha contra el fascismo internacional en general y contra el régimen nazi en particular, alimentó el ardor guerrero contra la ocupación alemana de los voluntarios civiles franceses que, bien fuera desde posiciones nacionalistas-gaullistas o desde posiciones comunistas, conformaron la Resistencia. Oficialmente estas unidades fueron reconocidas como las Fuerzas Francesas de Interior (FFI). Y su amenaza real fue mayor a medida que la guerra cambió la suerte de la poderosa Alemania de Hitler, sobre todo tras la alianza del bando aliado con la URSS y los Estados Unidos de América en un amplio frente antifascista que fue derrotando a Italia y Alemania en diversos frentes hasta que en 1944 le tocó el turno a la Francia conquistada. Iba a dar comienzo la Batalla de París.

Sello de Madagascar

   Figura 1. Sello de Madagascar (1946) donde se representa la liberación de París. Fuente: 123rf..  

La Batalla de París

El 6 de junio de 1944 comenzó el Desembarco de Normandía. Una operación a gran escala militar de las fuerzas aliadas en el frente occidental europeo para realizar un movimiento de pinza a Alemania, mientras la URSS hacía lo propio desde el frente oriental. Entre esas fuerzas que penetraron por el este europeo destacaba la 2ª División Blindada de la Francia Libre o División Leclerc, al mando del general francés Fhilippe Leclerc. Una fuerza de combate muy importante en el contexto de la liberación de París por ser la única unidad que operaba bajo bandera francesa, y muy especial en su composición porque en su seno luchaban españoles antifranquistas y africanos de las colonias (Cercas, 2015, p. 159).

General Leclerc

Figura 2. Fotografía del general Leclerc (en el centro). Fuente: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

A medida que las tropas aliadas iban acercándose a la capital francesa en el verano de 1944, la Resistencia incrementó su presión sobre las fuerzas de ocupación alemanas. Generalmente las Fuerzas Francesas del Interior se dividían en dos tendencias, la gaullista y la comunista, que compitieron por ver cuál liberaba París y de qué manera. Los nacionalistas intentaban calmar los ánimos de los sectores civiles más radicales prometiéndoles una pronta llegada del Ejército de Liberación: a medida que las tropas aliadas fueran derrotando a los alemanes y les expulsaran de sus posiciones en suelo francés, el día de la liberación de Francia estaba más próxima. Pero el día 18 de agosto las fuerzas comunistas proclamaron la movilización general contra las fuerzas nazis de ocupación: París sería liberado sin esperar a que llegaran los aliados. Ante lo cual los sectores gaullistas respondieron al día siguiente llamando a la resistencia parisina, a la insurrección general, sin esperar el visto bueno del gobierno provisional de Francia. Después de cuatro años de ocupación alemana, la ciudad de París se sublevó y los trabajadores del transporte urbano (ferrocarril y metro) se declararon en huelga y dejaron de trabajar, siendo secundados por la propia policía francesa. Las fuerzas comunistas comenzaron a desarrollar tácticas de guerrilla urbana atacando en pequeños grupos a pequeñas unidades de tropas nazis aisladas. A la lucha callejera le acompañó la ocupación de comisarías, edificios estatales y oficinas gubernamentales, declarando con su toma la liberación de París y la disposición de esas infraestructuras al servicio de la liberación parisina. Hombres, mujeres y niños se aprestaron a la formación de improvisadas barricadas en las calles de París. Pero París estaba bien defendida y, según fuentes periodísticas francesas, las fuerzas alemanas se estimaban en 16.000 soldados, 80 tanques y 60 cañones al mando del gobernador: el general von Choltitz, cuyo cuartel general estaba en el Hôtel Meurice de la calle Rivoli. Pero concentradas en la defensa no pudieron evitar que, aprovechando un alto el fuego temporal negociado por el cónsul sueco Raoul Nordling con el alto mando alemán, la resistencia tomase el Ayuntamiento (AFP, 2019).

Barricada de París

Figura 3. Barricada de París levantada cerca de Notre Dame. Fuente: Ushmm.org

El 22 de agosto el desarrollo de la lucha callejera en París y ante la desigualdad de unas tropas militares bien pertrechadas combatiendo contra civiles escasamente armados para afrontar mayores operaciones militares, los mandos aliados decidieron que el general Leclerc entrase en la ciudad con la 2ª División Blindada respaldada por la 4ª División de infantería del Ejército de los Estados Unidos de América. De ese modo se esperaba lograr la derrota alemana. En la vanguardia de la División Leclerc se encuadraba la 9ª compañía (conocida como “La Nueve”), en la que luchaban soldados de Zaragoza, Madrid, Canarias, Valencia, Andalucía y Cataluña. Estos españoles eran parte del contingente republicano español formado por 160 veteranos de la Guerra Civil Española que desembarcaron en Normandía el 1 de agosto de 1944 (Serrano, 2005).  Si bien en la Batalla de París solo participaron dos decenas. Principalmente eran comunistas, anarquistas y socialistas, si bien también hubo nacionalistas vascos y catalanes. A pesar de las diferencias ideológicas, todos estos soldados españoles republicanos estaban unidos en el combate contra el fascismo europeo como antes lo habían estado contra las tropas franquistas en España. Y decidieron nombrar sus carros de combate con términos españoles como “Brunete”, “Guadalajara”, “Ebro”, “Santander”, “Jarama”, “Guernica” o “Madrid”, que aludían al nombre de las batallas más famosas de la Guerra Civil en la que combatieron un lustro antes (Rodrigo Luelmo, 2014). Aunque en el imaginario republicano también hubo lugar para otras denominaciones como “don Quijote” y “España cañí”.

Carro de combate francés denominado “España Cañí”

Figura 4. Carro de combate francés denominado “España Cañí” desfilando por París. Fuente: ABC.

Estas unidades, semiorugas modelo M3, eran útiles en el campo de batalla por su movilidad y rapidez de respuesta. Razón por la que iban en vanguardia: “su misión consistía en avanzar al frente del regimiento” y “peinar” el área antes de que llegase el cuerpo principal de la tropa. Aunque también fueran unidades militares de combate al uso. Tras tomar la región de Écouché, a 260 kilómetros de París, el 23 de agosto de 1944 la 2ª División Blindada recibió la orden de dirigirse a París. “La Nueve” al mando del capitán Raymon Dronne iba al frente con los soldados españoles alistados voluntariamente en el Ejército de Francia. Al decir del propio capitán francés se trataba de “hombres muy valientes. Difíciles de mandar, orgullosos, temerarios” pero soldados experimentados y con “una crisis moral grave” por su participación en la Guerra de España (1936-1939) (Villatoro, 2015). Y entraron en París la noche del 24 de agosto de 1944 para enfrentarse a las tropas nazis y ayudar a la resistencia parisina en su lucha por liberar la capital de Francia (Cercas, 2015). Así, un total de treinta y seis soldados del antiguo Ejército Popular de la República española, junto a cuatro soldados franceses, fueron “los primeros en tomar el corazón de la capital del Sena después de cuatro años de ocupación alemana” (Rodrigo Luelmo, 2014). La llegada de la vanguardia del Ejército aliado renovó la esperanza y la ilusión de la resistencia francesa. Como lo reflejó un escritor de la talla de Albert Camus, redactor jefe del periódico Combat, cuando anotó en su editorial del día 24 que París “brilla con todo su esplendor con la esperanza y el dolor, posee la llama del valor lúcido y todo el resplandor no solo de la liberación, sino también de la libertad cercana” (Mesquinda, 2014). 

Figura 5. Placa en honor de los republicanos españoles de la plaza Pinel. Fuente: Wikipedia.

El destacamento blindado del capitán Dronne, secundado en el mando por el español Amado Granell, llegó la noche del 24 de agosto hasta el Ayuntamiento de París. Antes se habían dedicado a liberar la periferia sur de París, en manos de las tropas alemanas, palmo a palmo. Tras ser recibidos con alegría por la resistencia parisina que veía más cerca la consecución de la victoria, el final de la batalla parisina y la ansiada liberación de la ciudad, se dirigieron hacia el barrio de Marais donde en la Rue des Archives lograron vencer a la tropa alemana encargada de la defensa de ese área que, sin embargo, vendieron cara su piel y les causaron varias bajas en el combate antes de ser derrotados. También la mañana del viernes 25 de agosto fue protagonista de distintas escaramuzas en las que las tropas republicanas de “La Nueve” tuvieron un papel destacado, pero el Ejército aliado encabezado por la División Leclerc siguió avanzando imparable por las calles de París junto a las fuerzas francesas de la resistencia. Al mediodía de ese día la bandera francesa ondeaba orgullosa en la Torre Eiffel sustituyendo a la ignominiosa cruz gamada que fue colocada allí tras la conquista de París, y dominó desde el inicio de la ocupación nazi, durante más de 1.500 días, ese edificio emblemático de la cultura francesa (AFP, 2019). Ante la perspectiva crítica de las fuerzas alemanas, con buena parte de la ciudad liberada, fuerzas aliadas, mayoritariamente estadounidenses, en proceso de rodear París y las tropas dirigidas por Leclerc conquistando terreno, el gobernador alemán de París, el general von Choltiz, recibió la orden directa de Hitler de convertir París en “un campo de ruinas” y destruir su rico patrimonio histórico-artístico antes de perder la ciudad. Era la respuesta del dictador nazi: victoria o exterminio del enemigo. Que desesperado ante la perspectiva de perder la capital francesa no cejaba de chillar en sus conversaciones telefónicas con París cuando preguntaba insistentemente “¿Arde París?”. El alto mando alemán tenía todo dispuesto. Había enviado soldados para que preparasen los incendios y la destrucción de los principales monumentos, pero eran incapaces de ejecutar esa última agresión porque fueron retenidos por las barricadas populares que se cruzaban en su camino. Y el apoyo del Ejército aliado solo empeoró su situación. A la postre: “En realidad, los elementos de la Wehrmacht en retirada no podían más que atravesar París y salir” (Ambelain, 2005, p. 365). 

El general de Gaulle en París

Figura 6. El general de Gaulle en París tras su liberación. Fuente: hoy.es.

Tras una intensa semana de huelgas, barricadas y combates callejeros, al mediodía del 25 de agosto de 1944 el Ejército alemán se rendía y el general Charles de Gaulle, el principal líder militar de la Francia Libre, entraba en la ciudad. Los soldados alemanes derrotados caminaban hacia su cautiverio con las manos sobre la cabeza en señal de sumisión entre una maraña de insultos y vejaciones propinada por la población francesa en pago de su maltrato anterior. Al día siguiente el propio general de Gaulle encabezaba el desfile triunfal por los Campos Elíseos. París había sido liberada a costa de la pérdida de 3.000 soldados alemanes, un millar de miembros de la Resistencia, 130 soldados de la División Leclerc y 600 civiles. En vista de lo cual cobra sentido el discurso que el general francés pronunció ese día: “¡París, París ultrajado! ¡París arrasado! ¡París martirizado! ¡Pero París liberado! Liberado por el mismo, liberado por su pueblo, con el concurso de los ejércitos de Francia, con el apoyo y concurso de toda Francia, esto es, de la Francia combatiente. Esto es, de la Francia auténtica, de la verdadera Francia, de la Francia eterna”. Pero París también había sido liberada por combatientes republicanos, más bien antifranquistas para no entrar en mayores matices, españoles. A los que el propio general de Gaulle les concedió el honor de encabezar la marcha del Arco del Triunfo a la Place de la Concorde (AFP, 2019, Álvarez, 2014, Rodríguez Luelmo, 2014, Santos, 1995). 

La participación española en la Batalla de París

A pesar de que fueron soldados españoles enrolados en el Ejército francés, y por extensión aliado, los primeros en entrar en París para ayudar a la Resistencia y combatir al Ejército alemán, y de que el contingente español constituyó “el colectivo extranjero más numeroso dentro de las Fuerzas Francesas de Liberación”, la suya no es una historia conocida por el común de la sociedad. Mucho menos en España que en Francia donde sí que progresivamente han sido objeto de distintos reconocimientos públicos (Gaspar Celaya, 2012). Todo ello a pesar de que el propio Camus reconocía en un artículo publicado el 5 de octubre de 1944 el valor de los soldados españoles que habían ayudado a liberar París con unas bellas palabras en clave internacionalista: “Nuestra lucha es la suya” (Mesquinda, 2014). Si bien a la postre los soldados españoles no lograron que las tropas aliadas liberasen a España de la dictadura de Franco, como era su objetivo final.

Soldados españoles de la División Leclerc

Figura 7. Soldados españoles de la División Leclerc homenajeados en París (2004). Fuente: ElPaís.

La participación española en la Resistencia no fue un tema abordado por la historiografía hispano-francesa hasta hace relativamente poco tiempo. Al menos cuatro décadas después de los propios sucesos. Por un lado porque Francia decidió inicialmente escribir su historia muy pegada al relato del creado por el nacionalismo republicano galo. Por otro lado porque en la España de Franco no se privilegiaba –si se nos permite el eufemismo- el estudio de los españoles antifranquistas que ayudaron a derrotar a la Alemania nazi, aliada del bando franquista en la Guerra Civil. Aunque existe una tercera razón de tipo técnico: la dificultad de acceder a las fuentes y la discreción de los propios protagonistas que no reclamaron para sí ninguna atención. Ya en el siglo XXI el interés historiográfico se extendió por el estudio sobre los soldados españoles que combatieron en el bando aliado en la Segunda Guerra Mundial. Pues en España sobre todo se habían privilegiado los estudios, muchas veces propagandísticos más que historiográfícos, sobre la División Azul. Es decir, los españoles que lucharon en el bando de la Alemania nazi contra la URSS en el frente oriental. Afortunadamente trabajos posteriores como el de Santos (1995) disponible en la web de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y que nos ha instruido sobre las peripecias de aquellos luchadores antifascistas por la libertad, nos permite conocer mejor la realidad histórica de La Batalla de París y el importante papel de los soldados españoles. Posteriormente distintos autores han continuado dando claves para saber quiénes fueron estos héroes anónimos que hacían gala de las mejores cualidades del antifranquismo español:

“Eran antimilitaristas e incluso pacifistas, pero estupendos soldados. Su iniciativa e independencia a la hora de hacer la guerra encajaba perfectamente con el espíritu indómito de Leclerc. Como él, no aceptaban órdenes estúpidas, necesitaban entender el objetivo y la razón de las mismas. Y sólo respetaban a los mandos que daban ejemplo en el combate y a los franceses libres de primera hora. En la liberación de París, La Nueve participó en diversos combates y lo hizo junto a los cuatro mil compañeros españoles del exilio que estaban en la Resistencia y la guerrilla de la ciudad” (Álvarez, 2014).

Si bien el reconocimiento público hecho en Francia ha sido cuantitativamente mayor que el recibido en España, la situación ha cambiado en los últimos tiempos. Y no resulta extraño que periódicamente tanto autoridades francesas como españolas les hayan rendido homenaje y su historia haya sido reconocida mediante distintos elementos urbanos. E incluso obras literarias y una novela gráfica en los últimos años. Pues como dijo el presidente Hollande en los actos del 70º aniversario de la liberación de París: “para que todo cambie no hay que borrar nada”. Una enseñanza interesante para los tiempos presentes donde se intenta afinar una efectiva memoria democrática en nuestro país.

Homenaje presidido por el Ayuntamiento de París y la Corona española

Figura 8. Homenaje presidido por el Ayuntamiento de París y la Corona española. Fuente: El Periódico.

 

Bibliografía:

Agence France Presse (AFP) (2019). “¡París liberada!” proclamó Charles de Gaulle hace hoy 75 años. El País, 25 de agosto de 2019. Recuperado de: https://www.elpais.com.uy/mundo/paris-liberada-proclamo-charles-gaulle-hoy-anos.html#.

Álvarez, A. (2014). El misterio del hombre que liberó París. Público, 12 de julio de 2014. Recuperado de: https://www.publico.es/politica/misterio-del-hombre-libero-paris.html.

Ambelain, R. (2005). Los arcanos negros de Hitler. Ediciones Robinbook. 

Cercas, J. (2015). Soldados de Salamina. Penguin Random House. Original de 2001.

Gaspar Celaya, D. (2012). De la memoria a la historia. Un estado de la cuestión sobre la participación española en la resistencia. Cahiers de civilisation espagnole contemporaine, 9. Recuperado de: https://journals.openedition.org/ccec/4273.

Mesquinda, E. (2014). La Nueve: los españoles que liberaron París. Penguin Random House.

Rodrigo Luelmo, F. J. (2014). “La Nueve” y la liberación de París en agosto de 1944. Recuperado de: https://www.withthevoices.com/2014/10/09/la-nueve-y-la-liberacion-de-paris-en-agosto-de-1944/.

Santos, F. (1995). Españoles en la liberación de Francia: 1939-1945. FEM. Recuperado de: http://www.cervantesvirtual.com/obra/espanoles-en-la-liberacion-de-francia-19391945--0/.

Serrano, S. (2005). La última gesta. Los republicanos que vencieron a Hitler (1939-1945). Aguilar.

Villatoro, M. P. (2015). Los republicanos españoles que liberaron París de los nazis. ABC, 18 de junio de 2015. Recuperado de: https://www.abc.es/espana/20150604/abci-lanueve-leclerc-paris-nazis-201506031551.html.

Editor: Universidad Isabel I

Burgos, España

ISSN: 2659-398X

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