Enseñar historia a partir de una experiencia lúdica: Las Torres de Oeste de Catoira (Pontevedra)

Las Torres de Oeste. Fotografía actual realizada desde las aguas del río Ulla. Fotografía del profesor Piay Augusto.

Serie: 'Educación en la era digital' (CXXXVIII)

En la sociedad actual se hace cada vez más difícil encontrar medios para expresar la importancia de la historia. Hoy la vida es vertiginosa, la información fluye por todas partes y es fácil obtener datos sobre cualquier tema con gran facilidad y rapidez. Si se escribe un texto largo sobre hechos del pasado, repleto de fechas e informaciones de diversa índole, lo más normal es que este sea leído únicamente por personas realmente interesadas en la historia, o por académicos especialistas.

A pesar de que son muchas las personas que sienten pasión por la historia, es cada vez más difícil encontrar los canales adecuados para transmitirla y lograr captar la atención de los potenciales interesados. Es esencial que la historia se adapte a los nuevos tiempos. No se trata de banalizar el pasado ni su conocimiento, ni de menospreciar la importancia concedida al rigor histórico. Pero si se quiere que la historia mantenga su status, que el pasado genere interés y que sigamos sintiendo orgullo al relatar los hechos que hacen de cada población una entidad singular, es necesario que la disciplina actualice su discurso y busque canales exitosos para su difusión.

Este es el motivo por el que es importante rescatar una experiencia actual en la que lo lúdico y lo histórico conviven de forma ejemplar. En el pequeño municipio pontevedrés de Catoira, que no alcanza los 3.500 habitantes, cada año, desde 1960, se celebra una fiesta denominada Romería Vikinga. Desde el año 2002 es fiesta de interés turístico internacional, y congrega a miles de personas. Entre los festejos, que tienen lugar el primer fin de semana de agosto, no faltan los elementos más conocidos de la gastronomía gallega: empanadas, marisco y buen vino son degustados por todos aquellos que acuden a la romería. Pero todo se basa en hechos históricos del pasado. Catoira cuenta con un monumento excepcional: las denominadas Torres de Oeste, los restos de una fortificación cuyo origen se sitúa en el siglo X, pero que siguió ampliándose y reforzándose hasta el siglo XIV. Su objetivo, defender Santiago, y Galicia, de los ataques de los «hombres del norte» (mal llamados vikingos) primero, y de los almorávides posteriormente.

El lugar, además, se encuentra repleto de historia; las primeras referencias arqueológicas de este lugar se remontan al 1.300 a.C., época en las que en las aguas del río Ulla, que bañan hoy las torres en época de pleamar, recibieron ofrendas en forma de espadas dedicadas a las divinidades marinas. De la Edad del Hierro, las excavaciones arqueológicas realizadas en el solar de las torres pusieron al descubierto un poblado, que tenía una fuerte vocación comercial. Y dicha vocación se mantuvo tras la conquista romana del noroeste, en el 19 a.C. Tras un breve uso funerario del espacio, el yacimiento fue abandonado durante los siglos VI al IX, época en la que volvió a ser reocupado para su empleo militar. No hay que olvidar, además, que, de acuerdo con la leyenda, el río Ulla fue empleado para transportar el cuerpo del apóstol Santiago hasta Iria Flavia, y hoy es recorrido por cientos de peregrinos que recorren esta vía de peregrinaje fluvial, origen de todos los caminos que conducen a Santiago.

El profesor Diego Piay Augusto.

Alguien podría decir que hay, en la actualidad, muchas fiestas basadas en un hecho histórico, y no faltaría a la verdad. Pero sí se ha decidido recuperar el ejemplo de las Torres de Oeste es porque, gracias a la Romería Vikinga, cada año se generan recursos para poner en valor el patrimonio de Catoira y para recuperar su pasado. Tanto es así que, en el año 2021, junto a las Torres de Oeste, se inauguró un Centro de Activación Cultural (CACTO) que, si bien se centra principalmente en la llegada de los «hombres del norte» a Galicia, repasa toda la historia del concello a través de réplicas, piezas originales, paneles explicativos, recursos didácticos y elementos audiovisuales de diversa índole. La experiencia lúdica anual está muy presente, puesto que un video inmersivo permite al visitante sumergirse en la Romería Vikinga. Y, recientemente, se ha publicado un libro titulado La huella romana en Catoira. De la arqueología a la historia (Andavira, 2019).

El Centro de Activación Cultural de las Torres de Oeste (CACTO). Concello de Catoira. Foto del profesor Piay.

Todos estos elementos ejemplifican cómo a partir de una experiencia lúdica, de una fiesta multitudinaria, puede recuperarse el pasado de un lugar, puede indagarse en su historia y puede transmitirse esta a los herederos de los hombres y mujeres del pasado. En el caso de Catoira, una fiesta ideada por una serie de intelectuales en 1960, ha logrado poner en valor un monumento único y, al mismo tiempo, ha permitido dar a conocer el pasado de un espacio singular, a través del cual puede vislumbrarse toda la historia de Galicia, desde la prehistoria y hasta la época contemporánea. Además, Catoira ha logrado internacionalizarse; no solo por su fiesta de interés turístico internacional, sino también por otro tipo de iniciativas, como el hermanamiento con la población danesa de Frederikssund, o su inclusión en el itinerario cultural europeo Follow the Vikings.

Réplica de drakkar vikingo navegando sobre las aguas del Río Ulla. Fotografía de Sebas González.

Bibliografía

Almazán, V. (1986), Gallaecia Scandinavica, Editorial Galaxia, Santiago de Compostela.

Naveiro López, J. (2004), Torres de Oeste. Monumento histórico e xacemento arqueolóxico, Pontevedra.

Morales Romero, E. (1997), Os vikingos en Galicia, A Coruña.

Piay Augusto, D., Naveiro López, J. (2023), La huella romana en Catoira. De la Arqueología a la Historia. Editorial Andavira, Santiago de Compostela.

Editor: Universidad Isabel I

Burgos, España

ISSN: 2659-5222