Pedro Santa Brígida Director de Comunicación
Mar, 12/07/2016 - 09:09

Previsión demográfica de España en el año 2050

Los datos son contundentes y se repiten insistentemente en los últimos años. Según el Instituto Nacional de Estadística, el pasado año 10 comunidades autónomas españolas perdieron población, mientras que las otras 7 ganaron habitantes. En el cómputo global, España perdió 11.142 ciudadanos, un 0,02% de sus habitantes. La crisis económica que empezó en 2008 ha hecho perder a este país casi dos millones de personas. El año terminó con  46.438.422 censados en España.

Castilla y León lidera, con notable diferencia también porcentual, el declive demográfico español; en 2016 perdió 23.209 vecinos. En este negativo ranking se sitúan también Galicia (-13.988), Castilla-La Mancha (-12.939), Asturias (-9.194), Aragón (-8.482), Comunidad Valenciana (-6.769), Extremadura (-6.434), Cantabria (-2.787), País Vasco (-2.473) y La Rioja (-947).

En el lado positivo de la balanza demográfica destaca significativamente Madrid, que ganó 47.924 habitantes, seguida por Baleares (+9.684), Canarias (+7.524), Cataluña (+6.999), Andalucía (+2.142), Murcia (+1.484) y Navarra (+600).

Con las excepciones de Valencia y Navarra, que tienen una peculiar explicación que no viene al caso, el mapa geográfico de la población/despoblación en este país es nítido: pierden habitantes los territorios del norte y del interior y los ganan toda la franja mediterránea, los archipiélagos y Madrid. ¿Por qué?

La tendencia, con las correspondientes particularidades, se mantiene desde hace años. La España interior se desangra y las comunidades del Mediterráneo y las islas, además de Madrid, aumentan su peso poblacional. La principal razón de estos datos hay que buscarla en la economía y en el ámbito sociolaboral, pero también en la cultura del ocio. Los jóvenes se van a donde hay porvenir, posibilidades y futuro, es decir trabajo, empleos de mayor calidad para el elevado nivel de estudios que han adquirido.

La desindustrialización de determinadas zonas, el casi nulo interés que generan la agricultura y la ganadería entre las nuevas generaciones, el reclamo vital y económico del sector servicios y todo lo que hay alrededor del turismo de playa en las zonas más cálidas de España son algunas de las causas de este panorama poblacional. Pero también las ineficaces políticas que se han adoptado desde el Gobierno central, habitualmente poco o nada sensible al problema que aflige a los territorios que pierden habitantes, y de los Gobiernos autonómicos afectados, que, después de décadas de acciones políticas, no han conseguido prácticamente nada.

Pero también hay sangría poblacional en el medio rural de las comunidades autónomas que pierden y de las que ganan población. El campo se queda sin vecinos a niveles estremecedores, incluso las capitales de provincia, en mucha menor medida, y ganan peso las áreas periféricas de las ciudades. La explicación a este hecho tiene mucho que ver, entre otras razones, con el precio de la vivienda, con el negocio urbanístico del ladrillo y con los estilos de vida elegidos por los jóvenes que se incorporan al mercado laboral. Por no incidir en el saldo negativo entre nacimientos y defunciones.

Esta es la situación en 2016. ¿Cómo será el reparto de población en España en los próximos 50 o 100 años? Pues según las estimaciones del INE, en el año 2050 esta tendencia actual se va a acentuar. La población se concentrará más aún en Madrid y alrededores, toda la costa mediterránea y Canarias y Baleares. Alguna excepción habrá, caso por ejemplo de Sevilla o Bilbao y sus áreas de influencia. Y el conjunto de la población crecerá hasta poco más de 50 millones de habitantes.

Vivimos en la era digital, en un mundo globalizado, en la llamada sociedad del bienestar, con la juventud más y mejor formada de la historia de este país. Los españoles quieren viajar, conocer mundo, salir del terruño cuando este no les facilita su existencia y quedarse en él cuando cumple sus expectativas. Es simple. Poner puertas al campo nunca ha sido una buena idea, ya lo decían nuestros ancestros.

Pedro Santa Brígida de Barrio
Director de Comunicación de la Universidad Isabel I

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