María Sánchez Álvarez - Mié, 28/05/2025 - 09:49
Nutrición y empleabilidad.
Serie: 'La Vitamina Inquieta' (LV)
El empleo constituye un soporte fundamental de la estructura social no solo por su función económica sino también por su relevancia en el bienestar psicológico, la construcción de la identidad, la asignación de roles y la definición de estatus dentro de los grupos sociales. Por el contrario, el desempleo se ha asociado con un deterioro de salud física y mental (1)
Desde una perspectiva de empleabilidad varios estudios sugieren que mejorar el estado nutricional y adoptar hábitos de vida saludables puede contribuir significativamente a aumentar las posibilidades de inserción laboral especialmente en poblaciones vulnerables. Esto se explica porque la nutrición influye de manera directa en la salud integral afectando las capacidades físicas y cognitivas (2). Además existen evidencias que indican que mejorar la salud precede a la transición desde el desempleo al empleo remunerado (3).
Considerando que el desempleo y la precariedad laboral son fenómenos prevalentes en España y en otras regiones de Europa resulta pertinente analizar si un estado nutricional deficiente representa una barrera adicional para acceder a empleos estables y de calidad.
El cuerpo como capital biológico y social
El cuerpo humano puede ser considerado un capital biológico y social que condiciona las oportunidades de acceso al mercado laboral. La seguridad nutricional que sostiene la empleabilidad iría más allá del acceso físico y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que supone la seguridad alimentaria, puesto que abarca no solo la disponibilidad de alimentos, sino que también incluye la capacidad de aprovechar biológicamente los nutrientes, es decir, la capacidad fisiológica para asimilar y utilizar los nutrientes, procesos para los que son necesarios un entorno saludable, servicios sociosanitarios y prácticas de cuidado apropiadas (4).
Factores como la apariencia física, la percepción más o menos sesgada de una menor productividad o el supuesto aumento del ausentismo por razones de salud llevan a muchos empleadores a preferir candidatos sin exceso de peso. La evidencia señala que aunque las personas con obesidad logran insertarse en el mundo laboral, suelen ocupar puestos con menor remuneración, especialmente en el caso de las mujeres (5-7)
Malnutrición y exclusión laboral: evidencias desde diferentes contextos
Estudios realizados en distintas latitudes muestran la relación compleja entre malnutrición y exclusión o precarización laboral. En el sur de Ecuador un estudio sobre adultos mayores reveló que el bajo peso se asociaba a un menor estatus socioeconómico y a trabajos que demandaban esfuerzo físico mientras que la obesidad se vinculaba con bajo estatus en trabajos no manuales. Estos hallazgos indicarían quizás una conexión entre la situación económica y el tipo de actividad laboral de las personas
Por otro lado un estudio longitudinal en Europa sobre personas entre 45 y 64 años observó que la transición al desempleo estaba relacionada con un aumento progresivo del índice de masa corporal (IMC)(9).
Estos hallazgos pondrían de manifiesto cómo las condiciones nutricionales y de salud en interacción con las desigualdades socioeconómicas dificultan tanto el acceso como la permanencia y progresión en el mercado laboral.
El control del estado nutricional como ayuda en la búsqueda activa de empleo
El estado nutricional y la salud física influyen en la capacidad funcional del individuo, pero también afectan a su autopercepción de empleabilidad. Mejoras en los hábitos alimentarios y en el IMC se asocian con un aumento en la capacidad para el trabajo y una mejor salud autopercibida. Por el contrario, cuando se deterioran estos aspectos, suele relacionarse con una disminución en la aptitud laboral (3). En este sentido, el control nutricional adecuado puede convertirse en una herramienta individual valiosa para mejorar las oportunidades laborales.
Un cuerpo percibido como saludable suele asociarse con mayor productividad y menor absentismo, factores muy valorados en el mercado de trabajo. Por ello el IMC y otros indicadores nutricionales emergen como elementos de estudio clave en la evaluación de la empleabilidad.
Por otra parte, desde la perspectiva profesional de la nutrición es fundamental promover estrategias integrales que aborden no solo el acceso a alimentos saludables, sino también la educación nutricional, la prevención de la malnutrición, y la reducción de estigmas relacionados con el peso corporal. De esta forma se contribuye no solo a la mejora de la salud individual sino también a la inclusión social y laboral de grupos vulnerables.
Así, el control y la mejora del estado nutricional y su percepción se posicionan como factores determinantes que pueden facilitar la inserción y la permanencia en el mercado laboral, reforzando la importancia de la nutrición en el ámbito de la empleabilidad.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2792-1824
Burgos, España
Referencias
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- López Ejeda N, Tomás-Cardoso R. Innovación social en la inserción laboral: promoción de hábitos de vida saludable y su impacto en el empleo. Technical Report. 2023.
- van de Ven DJG. Sustainable Employability among Vulnerable Groups: The role of health promotion and working conditions [Tesis Doctoral]. Rotterdam: Erasmus University Rotterdam; 2023.
- López Ejeda N, Vargas A, Marrodán MD. Desempleo, precariedad, nutrición y salud en una España en crisis. Rev Diecisiete Investig Interdiscip Objet Desarro Sostenible. 2020;(3):305-10. doi:10.36852/2695-4427_2020_03.04.
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- Paraponaris A, Daval M, Ventelou B. The impact of health on labour market transitions: evidence from France. Econ Hum Biol. 2005;3(2):241–58. doi: 10.1016/j.ehb.2005.02.001.