Alejandro Jiménez Gómez Profesor del Máster de Formación del Profesorado.
Jue, 22/04/2021 - 11:00

madre tierra, dos manos de madre con una bola del mundo que se lo da a un niño pequeño

Cuidar la biodiversidad es fundamental para preservar el planeta.

Hoy es 22 de abril y al igual que desde hace más de medio siglo, 'celebramos' el Día Internacional de la Madre Tierra, el cual se estableció por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1970.

El objetivo principal de esta señalada fecha es concienciar a la sociedad sobre los problemas generados por la contaminación de nuestros ecosistemas, los efectos causados por la superpoblación y la importancia de conservar la biodiversidad, así como otras preocupaciones ambientales emergentes.

Nuestro planeta nos pide actuaciones y medidas inmediatas. Nuestro planeta está sufriendo, y cada vez más. En los últimos años estamos viviendo catástrofes medioambientales que no hacen más que agravar el preocupante problema del siglo XXI: el cambio climático.

Además, hoy en día nos enfrentamos a una pandemia sanitaria a nivel global directamente relacionada con la salud de nuestros ecosistemas.

La pandemia mundial causada por la COVID-19 tiene una estrecha vinculación con la biodiversidad, pues esta es parte de la solución. Según la comunidad científica una gran diversidad de especies dificulta la propagación rápida de patógenos y, por tanto, disminuye los posibles efectos en la salud pública y en la economía mundial. El año 2021 ha sido propuesto para conmemorar la Biodiversidad, centrándose en su indispensable papel como indicador de la salud del planeta. En este contexto, aunque se estén realizando todos los esfuerzos por parte de programas e intervenciones gubernamentales de múltiples países, la biodiversidad se está deteriorando a un ritmo frenético. Se estima que más de un millón de especies animales y vegetales se encuentra actualmente en peligro de extinción. 

Cada vez es más evidente la unión intrínseca entre biodiversidad y salud humana. Los deterioros provocados en la biodiversidad alteran el funcionamiento y el ritmo de los ecosistemas, causando así alteraciones importantes en los bienes y productos que estos proporcionan a nuestra especie. Entre las relaciones se destaca el impacto en la nutrición, la investigación científica sanitaria y la generación de nuevas enfermedades, entre las cuales se encuentran las infecciosas, como el ya famoso SARS-CoV-2.

En esta situación, debemos recalcar, la más que evidente importancia de la inversión en ciencia e investigación. La comunidad científica aboga por un aumento de la financiación en planes, programas y proyectos que garanticen la conservación de los ecosistemas, busquen soluciones a los problemas actuales y protejan con medidas legales los incalculables recursos que nos ofrece nuestro planeta.

Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, comentó en una de sus últimas intervenciones que 'Debemos reflejar el verdadero valor de la naturaleza en todas nuestras políticas, planes y sistemas económicos. Con una nueva conciencia, podemos dirigir la inversión a políticas y actividades que la protejan y restauren'. Estamos viviendo unos años críticos, en los que el planeta nos pide una pausa y nos suplica a gritos nuestra ayuda. Ya no nos podemos permitir esperar, es momento de arrimar el hombro y remar como sociedad hacía el mismo puerto. De otra forma convertiremos irrevocablemente la Tierra en un planeta inhóspito para la vida.

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