Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales Universidad Isabel I
Mar, 16/08/2022 - 09:28

Cerebro como infografía tocada por la mano de una doctora

El cerebro humano en una infografía.

No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. Este refrán ayuda a explicar en qué consiste la procrastinación, aunque una definición más precisa es que “se trata de la acción o el hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables”, según explica el colegio oficial de la psicología de Madrid

Este hábito de retrasar tareas está muy presente en el día a día, pero con ayuda de la neurociencia se puede acabar con él. Profundizar en este concepto pasa por estudiar neurociencia y poder así sumergirse en el apasionante viaje que supone el cerebro humano.

Antes de seguir explorando el ámbito de la procrastinación, es bueno advertir de que no se trata de un trastorno. “Todos procrastinamos, pero no todos somos procrastinadores”, defiende Joseph Ferrari, profesor en la Universidad DePaul en Chicago (EEUU), el mismo que explica que los procrastinadores son las personas que posponen sus obligaciones de manera recurrente. Se ha intentado demostrar durante años que se trata de un trastorno y no hay base científica que lo apoye. Este hábito se puede tomar como un síntoma de algo mayor, pero no es un trastorno en sí. Representa el equivalente a lo que sería una tos como uno de los síntomas de una neumonía.

Bucear en las causas de la procrastinación por evasión lleva a afirmar que no es un problema de poca productividad, sino que se trata de un asunto de gestión de emociones.

Nuestros cerebros siempre están buscando recompensas relativas. Si tenemos un círculo de hábitos alrededor de la procrastinación, pero no hemos encontrado una mejor recompensa, nuestro cerebro continuará haciéndolo una y otra vez hasta que le demos algo mejor que hacer, dijo Judson Brewer, director de investigación e innovación en el Centro de Plenitud Mental de la Universidad de Brown, según recoge The New York Times

Por lo tanto, acabar con la procrastinación no es buscar una app de gestión de tiempo o de buscar estrategias de autocontrol, sino que se centra en el manejo de nuestras emociones de forma diferente.

Tipos de procrastinación

Este hábito, que hace las veces de ladrón de tiempo, depende de varios factores y en función del que tenga más peso a la hora de procrastinar será un de tipo u otro. 

  • Expectativa. En ocasiones, un exceso de confianza lleva a pensar que en poco tiempo podremos realizar una tarea, y en realidad, después supone mucho más esfuerzo. Esto provoca frustración.
  • Valoración. Hay tareas que podemos considerar aburridas y lo que hay que hacer es intentar convertirlas en atractivas y motivadoras.
  • Impulsividad. Lo emocional a veces va más rápido de lo racional. Por ejemplo, en ocasiones, pensamos en que no deberíamos haber hecho algo, pero tenemos ese pensamiento una vez que ya lo hemos realizado.

 La solución a la procrastinación

Acabar con este hábito, que a la larga puede afectar de forma negativa, pasa por apoyarse en la ciencia. ¿Cómo la neurociencia nos puede ayudar a controlar la procrastinación?

Para conseguir cambiar este hábito hay que trabajar en cierto grado de autocontrol para empezar el cambio. Hay que esforzarse para superarlo, pero se puede conseguir.

Técnicas más recomendadas para vencer a la procrastinación

  • Método Pomodoro. La neurociencia ha confirmado su validez no sólo para luchar contra la procrastinación, sino también para lidiar con el cansancio y la pérdida de concentración. Consiste en volcarse en una tarea durante 25 minutos seguidos asegurándose de que no hay ninguna distracción alrededor. Después, se descansa 5 o 10 minutos haciendo algo entretenido. A continuación, se reanuda la tarea durante otros 25 minutos. Se repite este proceso hasta que se finalice el cometido en cuestión. Al finalizar, hay que volver a premiarse. Es clave que el premio nos guste y nos motive para que así tengamos un incentivo para estar concentrados.
  • Establecer objetivos. Hay que ponerse retos realistas y que se ajusten a la realidad. Tener claro qué motivo hay detrás de tu esfuerzo, te ayudará a vencer la tentación. Es importante también que las metas sean específicas ya que si son muy generales pueden ser poco motivadoras.
  • Planificar el día con antelación. Una de las causas de la procrastinación es no saber qué acción tienes que hacer a continuación. La clave es organizar tu jornada el día antes
  • Dejar de soñar despierto. Hay que centrarse en el presente y en lo que estamos haciendo y es que otros pensamientos te desvían de tu objetivo inmediato y te frustran. Elimina divagaciones y el soñar despierto.
  • Recompensar el buen comportamiento. Debes marcarte premios después de acabar las tareas que tienes que acometer. Ese momento tranquilo del café, ver un capítulo de tu serie preferida o escuchar el podcast te motivará para afrontar las tareas, sabiendo que tienes una recompensa al final.

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