Carlos Pérez Atanet Departamento de Comunicación
Vie, 28/04/2017 - 17:06

Entrevista a Pilar Conde

Podríamos definir a la directora del Grado en Derecho de la Universidad Isabel I como una mujer de mundo. Aunque nació en Jaén, pasó sus primeros años de niñez entre Madrid y Jaén, por motivos laborales de sus padres. La vuelta a su tierra natal fue breve, porque su formación universitaria en Filosofía y Derecho la completó en Granada. A lo largo de esta entrevista, ella misma te cuenta su historia.

Eres de Jaén aunque has vivido en muchos sitios…

Sí, soy nacida en Jaén, aunque mis primeros años de la niñez los pasé viviendo entre Madrid y Jaén. Pasados unos años mi familia ya se asentó más firmemente en Jaén y yo hice allí mis estudios de Primaria y Secundaria y en Granada los universitarios, donde me licencié en Filosofía y en Derecho. A partir de ahí prácticamente no he parado de moverme por varias regiones españolas, lo cual me parece muy enriquecedor. Tenemos un país maravilloso y el que los temas profesionales o personales te lleven por distintos rincones siempre me ha parecido bien. Estuve bastante tiempo en Madrid, que fue donde hice mis estudios de posgrado y donde tuve mi primer trabajo. Más tarde, tras vivir durante un periodo en Murcia, regresé a la capital y pude leer mi tesis doctoral y estuve también ligada durante un tiempo a la Universidad Rey Juan Carlos. Y ahora me encuentro muy bien en esta nueva etapa en Castilla y León, una tierra que no terminaba de conocer en toda su extensión y profundidad y que es, desde luego, muy bonita.

Jaén, Granada, Madrid, Burgos… ¿Qué le aporta a uno el vivir en tantos sitios?

Es muy enriquecedor. Siempre nos dicen que los españoles somos poco proclives a la movilidad. No solo a nivel internacional, aunque es cierto que eso está cambiando en los últimos años, sino incluso dentro de nuestro mismo país, donde parece ser que estamos muy arraigados a nuestra región. Además, España es un país donde hay una calidad de vida estupenda y a veces nos cuesta salir de esa zona de confort. Pero yo siempre lo he tomado como algo muy fructífero, que me ha aportado muchísimo como persona y como profesional.

¿Sigues teniendo familia en Jaén?

Sí, aunque cada vez menos. Yo pertenezco a una familia en la que somos cinco hermanos y por las obligaciones de la vida es verdad que todos estamos repartidos en distintas partes de España. Pero, por supuesto, me gusta volver a mi tierra siempre que puedo porque me encanta Jaén. Ese mar de olivos, como se suele decir. Es una tierra preciosa.

¿En qué momento de tu vida empiezas a interesarte por el derecho?

Yo empecé estudiando en Granada la licenciatura en Filosofía, que era un campo que me atraía muchísimo, debido en parte a los buenos profesores que tuve en el Bachillerato, que me inculcaron un cariño y un amor especial por esa área en concreto. Por otro lado, el derecho, que considero que está muy relacionado con la filosofía, incluso a nivel de plan de estudios, también me llamaba mucho la atención. Así que durante mi segundo año de carrera en Filosofía, empecé a compaginar estos estudios con los de Derecho.

¿A la vez?

Sí. Y eso me ha servido mucho para enfocar el derecho desde una perspectiva de la fundamentación (de las leyes, del ordenamiento, etc.) y en cuanto a la filosofía, para no perderme en elucubraciones, sino teniendo una base realista, que pude adquirir gracias al derecho positivo.

¿Sobre qué tema hiciste tu tesis doctoral?

Cuando terminé mis estudios de estas dos licenciaturas, me apeteció ir a Madrid a hacer un Máster en Administración y Dirección de Empresas, que era un área ligada al derecho laboral que me atraía particularmente. Ahí empecé a tomar contacto con algunas problemáticas jurídicas, laborales y sociales, que están también muy enraizadas en filosofía del derecho. Esta experiencia me llevó a encaminar mi tesis doctoral hacia cuestiones relacionadas con la dignidad en el trabajo y, particularmente, al tema del acoso laboral en el empleo público. Ese es el tema de mi tesis, que luego publiqué en el año 2008 en la Editorial Pomares. En aquel momento, año 2008, esta era una problemática emergente, aunque, lamentablemente, y según hemos ido viendo, es una problemática que no ha decaído con el paso de los años. Sigue presente e incluso hoy en día hablamos ya no solo de acoso en el trabajo sino de acoso escolar, acoso inmobiliario… Es decir, que existen distintas vertientes y fórmulas de trato vejatorio en distintos ámbitos de la vida.

¿Y la docencia? ¿Es también algo que siempre te atrajo?

Sí, aunque en mi primera etapa trabajé siempre en el mundo de la empresa. Estuve trabajando durante cinco años como abogado en un bufete profesional. También he sido juez… Pero sí, la docencia siempre me había llamado la atención, pero desempeñar la función como juez me ha permitido estar en contacto con la realidad profesional. Eso sí, no sabía cómo me iba a desenvolver como docente, pero una vez que empecé y que tuve la oportunidad de dar clases, me gustó tanto, que inmediatamente las demás facetas pasaron a un segundo plano. A partir de ahí, la docencia y también la investigación tomaron ya todo el protagonismo en mi vida profesional y es en estas áreas donde, hoy por hoy, me siento totalmente realizada y satisfecha.

¿Qué tal te va en la Universidad Isabel I?

Me surgió la oportunidad y quise venir entre otras cosas porque pensé que me iba a permitir crecer en tareas de gestión. Me pareció que podía ser interesante capitanear un grado como el Grado en Derecho. Además, para mí es una novedad estar en una Universidad joven, que se caracteriza por ser 100% online, iniciativa privada… Entonces todo eso tiene un cúmulo de factores para mí muy atractivos. Por ejemplo, la plataforma tecnológica de la Universidad Isabel I me ha parecido muy novedosa. De hecho, tampoco hay tantas universidades 100% online en España y la Universidad Isabel I es pionera en España con una trayectoria breve pero muy potente por el número de alumnos que tenemos y por el grupo de profesionales docentes, que es muy solvente.

¿Qué es lo que más destacas en la formación online de la Universidad?

Pues destaco la calidad de los materiales que hemos conseguido. También el perfil de alumno tan esmerado, involucrado y exigente que tenemos. Personas de mayor edad que el alumno tipo de universidad presencial, que tiene cargas familiares y profesionales, pero que tiene la voluntad de complementar su vida familiar y profesional con los estudios. Este aspecto ha sido una sorpresa grata.

¿Cuál es tu percepción del trato con los alumnos?

En el tiempo que llevo aquí he visto crecer el grado. Eso nos lo trasladan los alumnos, que nos felicitan por mejorar cada día. Evidentemente, siempre hay cuestiones que merecen una nueva reflexión para seguir mejorando. En cuanto a comunicación, el alumno nos demanda feedback constante e inmediatez en la respuesta del profesor. Y la rapidez en dar respuesta a sus cuestiones lo valoran positivamente. Percibimos también la satisfacción del alumnado en la calidad docente y su trayectoria investigadora.

Este año saldrá la primera promoción del Grado en Derecho. ¿Qué consejo les darías de cara a su incorporación al mundo laboral?

Este año los alumnos culminan su trayectoria en estos estudios que les permiten tener una formación sólida en itinerarios tan demandados como derecho y nuevas tecnologías o derecho y empresa, lo que va a hacer que estén bien encaminados a la hora de elegir un posgrado o un máster que les permita especializarse.

Juez, abogada, docente. ¿Cuál es la faceta que más te motiva?

Sin duda, la de docente e investigadora, que me ha dado muchas satisfacciones, la verdad. Me ha permitido viajar, entrar en contacto con buenos investigadores de tu país y de fuera de España. La investigación me ha permitido ir a Estrasburgo, a Roma, a Brasil, a Rumanía, a Lituania… y conocer todas estas culturas.

Además de ser una viajera empedernida, ¿qué otras aficiones te gustan?

Efectivamente, viajar es una de mis pasiones. Me gusta pasear para conocer las ciudades y disfrutar del paisaje, de los pueblos cercanos… Me gusta cocinar. Me encanta leer. Estas actividades me permiten desconectar para volver a retomar el trabajo y conectar ideas. Son aficiones sencillas.

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