Ruth García Martín Profesora del Máster en Tecnología Educativa y Competencia Digital Docente
Mar, 12/04/2022 - 11:00

educación artística

Serie: 'Educación en la Era Digital' (CXII)

Desde hace décadas nuestras sociedades han vivido un giro hacia lo visual: la cultura y los imaginarios contemporáneos deben entenderse principalmente desde las transformaciones ocurridas en las imágenes, ya sea esta ésta estática, en movimiento o interactiva. Las docentes que trabajamos en el ámbito de la enseñanza de la Educación Plástica y la Expresión Artística somos conscientes, o debemos ser conscientes, de la distancia que se produce entre cómo educa la escuela y cómo educan los medios de la cultura visual y las artes visuales (Hernández, 2007, p. 31.) y que una Educación Artística Crítica es indispensable para que nuestro alumnado sea capaz de manejarse adecuadamente con las representaciones visuales que se hacen de la infancia y la adolescencia como realidades sociales y discursivas, cómo están construidas epistemológicamente, y la influencia que esto tiene en su propia subjetivación.

Las formas de relación que establecemos con las pautas de y agentes de socialización y culturalización contribuyen a dar sentido a la manera en que nos sentimos y pensamos, miramos y nos miran y es en este marco dónde la relevancia de las representaciones visuales adquiere un papel fundamental en nuestras sociedades (Hernández, 2007, pp. 29-31). La experiencia estética influye en la construcción de la identidad, y en la interpretación y reinterpretación de los sujetos al repensarnos, e implica conocimiento e intercambio de información y ponernos en relación con lo otro ajeno a nosotras mismas.

acuarela de una adolescente

Acuarela de una adolescente.

Desde esta premisa se entiende mejor que una la alfabetización visual es imprescindible para entender el mundo y la forma en que nos comunicamos con él: ¿Cómo accedemos a las imágenes?, ¿Cómo las interpretamos? ¿Cómo las producimos? Dicho de otro modo, la experiencia cultural de la mirada debe ser un punto de partida para entender los contextos de producción, distribución y recepción de las imágenes, y cómo éstos afectan a las subjetividades, qué tipo de narrativas visuales hegemónicas se construyen según cada medio o aparato visual, las relaciones de poder que el conocimiento construido derivado establece y las formas de resistencia que se pueden plantear.

Cada aparato visual tiene sus propias formas de verdad y sus propias lógicas de visualidad que pueden, y deben, ser deconstruidas para desvelar cada nueva disposición y ordenación de lo visible y su afectación en nuestra concepción espacio-temporal y en la materialidad de nuestra cotidianeidad al permitir desarrollar mejor nuestra ciudadanía. El aparato cinematográfico lo hace de una forma, el aparato fotográfico lo hace de otra, el aparato videolúdico tiene la propia y no digamos ya cada una las redes sociales. Cada uno de ellos determina sus propias condiciones de acceso y construcción de lo real, así como su propia discursividad y producción de sentido. Desde la enseñanza de la Educación Artística, incluida la Enseñanza de la Educación Plástica y Visual, debemos trabajar para que, en nuestras clases de Educación Infantil, Educación Primaria y la ESO, Bachillerato y Educación Universitaria este aprendizaje se lleve a cabo.

Referencias

Hernández, F. (2007). Espigador@s de la cultura visual. Octaedro.

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