Ana Cecilia Colmenarez Raga Profesora del Máster en Neurociencia y Educación.
Lun, 05/06/2023 - 11:01

Cerebro y música, imagen infográfica

Combinación de cerebro y música.

Serie: 'Neurociencia Educativa' (XLIV) 

La relación entre la música y el cerebro ha sido objeto de estudio por múltiples investigadores (Blood et al., 1999; Blood & Zatorre, 2001; Brown et al., 2004; Juslin & Västfjäll, 2008; Koelsch, 2018, 2020; Menon & Levitin, 2005). La música más que despertar el sentido de la audición, representa una experiencia multisensorial en la que se despiertan distintas emociones, la imaginación, la memoria y los movimientos. Desde que los humanos hemos desarrollado la capacidad de comunicar, la habilidad para producir música ha ido desarrollándose paulatinamente, por ello no es de extrañar que la música este presente en todas las civilizaciones y haya sido un instrumento válido no solo para entretener si no también, para fomentar la cohesión de grupo, motivar, enseñar y transmitir mensajes poderosos que provocan todo tipo de emociones (tristeza, alegría, motivación).

La neurociencia a través de trabajos interdisciplinares (Blood et al., 1999; Bogert et al., 2016; Koelsch et al., 2006; Liu et al., 2018; Martínez-Molina et al., 2016), que mezclaron técnicas de neuroimagen y tareas de estimulación cognitiva, ha puesto de manifiesto que el acto de escuchar música involucra diversas áreas cerebrales siendo la principal la corteza auditiva, que es la responsable del procesamiento e interpretación del sonido. Se ha observado, además, que la tonalidad musical activa la corteza prefrontal (sede de las funciones ejecutivas, como son, por ejemplo, la planificación o la abstracción), el cerebelo y el lóbulo temporal (región donde se ubica amígdala, estructura principal asociada con las emociones y el estado de ánimo). Por su parte, el ritmo musical y el procesamiento de las letras musicales activan a la corteza frontal y parietal izquierdas (ritmo) así como el área de Wernicke y Broca (letras musicales). Pero, la corteza visual también aparece como una de las áreas activas cuando imaginamos las canciones y su contenido, así como la corteza motora cuando bailamos al ritmo de las canciones.

Libera dopamina y serotonina

La música también ha demostrado ser un recurso para estimular el sistema de recompensas del cerebro, liberando dopamina y serotonina que ayudan a reducir los niveles de cortisol, la hormona responsable del estrés y la ansiedad. Así, por ejemplo, en el estudio de Juslin y Västfjäll (2008), se demuestra como la música puede activar todo un circuito neuronal (el cuerpo estriado ventral (incluido el núcleo accumbens), cuerpo estriado dorsal (cabeza del núcleo caudado), amígdala, corteza cingulada anterior, corteza orbitofrontal, ínsula, tálamo medio dorsal y corteza somatosensorial secundaria, en el que está especialmente involucrado el procesamiento afectivo (emociones positivas) (Juslin & Västfjäll, 2008).

Los efectos de la música en el cerebro pueden variar según el tipo de música, el contexto en el que se escucha y la experiencia previa del oyente (Juslin et al., 2015) . Por ejemplo, la música clásica se ha relacionado con la mejora de la función cognitiva y la reducción del estrés, mientras que la música rock ha mostrado mayor relación con los estados de ánimo enérgicos (Juslin et al., 2015). Por otro lado, la práctica musical ocasiona un impacto significativo en las estructuras corticales y conexiones neuronales, de hecho, los músicos tienen áreas del cerebro más desarrolladas (corteza auditiva y la corteza motora), lo que les permite procesar y producir música con mayor agilidad. Además, la practica musical ha demostrado optimizar procesos de memoria, atención y aprendizaje (Aleman et al., 2000; Liu et al., 2018).

En conclusión, la relación entre el cerebro y la música es multifacética y conocer su sustrato neurocientífico puede ser de gran ayuda para optimizar el aprendizaje dentro del aula a través de métodos más dinámicos como, por ejemplo, las sesiones musicales relacionadas con los contenidos del aula.

Bibliografía:

Aleman, A., Nieuwenstein, M. R., Böcker, K. B. E., & De Haan, E. H. F. (2000). Music training and mental imagery ability. Neuropsychologia, 38(12), 1664–1668.

Blood, A. J., & Zatorre, R. J. (2001). Intensely pleasurable responses to music correlate with activity in brain regions implicated in reward and emotion. Proceedings of the National Academy of Sciences, 98(20), 11818–11823.

Blood, A. J., Zatorre, R. J., Bermudez, P., & Evans, A. C. (1999). Emotional responses to pleasant and unpleasant music correlate with activity in paralimbic brain regions. Nature Neuroscience, 2 (4), 382–387.

Bogert, B., Numminen-Kontti, T., Gold, B., Sams, M., Numminen, J., Burunat, I., Lampinen, J., & Brattico, E. (2016). Hidden sources of joy, fear, and sadness: Explicit versus implicit neural processing of musical emotions. Neuropsychologia, 89, 393–402.

Brown, S., Martinez, M. J., & Parsons, L. M. (2004). Passive music listening spontaneously engages limbic and paralimbic systems. Neuroreport, 15 (13), 2033–2037.

Juslin, P. N., Barradas, G., & Eerola, T. (2015). From sound to significance: Exploring the mechanisms underlying emotional reactions to music. American Journal of Psychology, 128(3), 281–304.

Juslin, P. N., & Västfjäll, D. (2008). Emotional responses to music: The need to consider underlying mechanisms. Behavioral and Brain Sciences, 31(5).

Koelsch, S. (2018). Investigating the Neural Encoding of Emotion with Music. In Neuron (Vol. 98, Issue 6, pp. 1075–1079). Cell Press.

Koelsch, S. (2020). A coordinate-based meta-analysis of music-evoked emotions. NeuroImage, 223(117350).

Koelsch, S., Fritz, T., Cramon, D. Y. V., Müller, K., & Friederici, A. D. (2006). Investigating emotion with music: An fMRI study. Human Brain Mapping, 27(3), 239–250.

Liu, Y., Liu, G., Wei, D., Li, Q., Yuan, G., Wu, S., Wang, G., & Zhao, X. (2018). Effects of musical tempo on musicians’ and non-musicians’ emotional experience when listening to music. Frontiers in Psychology, 9(2118).

Martínez-Molina, N., Mas-Herrero, E., Rodríguez-Fornells, A., Zatorre, R. J., & Marco-Pallarés, J. (2016). Neural correlates of specific musical anhedonia. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 113(46), E7337–E7345.

Menon, V., & Levitin, D. J. (2005). The rewards of music listening: Response and physiological connectivity of the mesolimbic system. NeuroImage, 28(1), 175–184.

Editor: Universidad Isabel I.

ISSN 2697-0481

Burgos, España.

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