Antonio Segura Marrero
Jue, 26/04/2018 - 11:39

En la Universidad Isabel I consideramos el proceso de aprendizaje como una actividad constructiva en la que el sujeto no solo se limita a recordar y reproducir el contenido que debe ser aprendido, sino que también construye su propia representación mental de la información y los contenidos, selecciona aquello que considera importante e interpreta y aplica esa información en función de sus conocimientos previos. Esta forma de entender el aprendizaje, como proceso de construcción, pone de manifiesto que la manera en que los estudiantes asimilan el proceso de enseñanza-aprendizaje es un factor crucial en su proceso académico (Palmero, M. 2011).

Adquirir competencias para aprender de forma autónoma permite que el alumnado adquiera un sentimiento de valía personal que implica motivación y confianza en uno mismo y el gusto por aprender. Implica desarrollar actitudes para «aprender a aprender», que supone la conciencia de las propias posibilidades y limitaciones, y poner en práctica estrategias para superarlas, es decir, el control y la gestión de las propias capacidades y conocimientos bajo un sentimiento de eficacia personal, que incluye la capacidad de autoevaluarse, el pensamiento estratégico y el manejo eficiente de un conjunto de recursos y técnicas de trabajo intelectual (Cabeza, 2011).

El éxito académico no solo depende de la capacidad intelectual y del esfuerzo, sino también de la eficacia de las técnicas y métodos de estudio utilizados. Por lo tanto, en el proceso de enseñanza-aprendizaje, no solo es importante proporcionar conocimientos, sino también dotar al alumnado de métodos y estrategias que le faciliten su proceso de aprendizaje autónomo.

Una de las estrategias más importantes son las llamadas técnicas de estudio o técnicas de trabajo intelectual, que se pueden definir, según Lora, García y Gimeno (2009), como «todos aquellos procedimientos que permiten a quien los domina la autonomía intelectual, es decir, facilitan al sujeto el aprendizaje autónomo e intencional en situaciones formales e informales de estudio», entre las que una de las técnicas más destacadas el subrayado.

Entendemos por subrayado una técnica de análisis del contenido cuyo objetivo principal es localizar la información fundamental del tema a través de palabras o frases. Nos ayuda a destacar lo relevante de la información que vamos leyendo, favoreciendo así su atención preferente y mejorando su fijación en la memoria, para posteriormente estructurar y sintetizar esa información. Además, facilita el estudio en ocasiones posteriores, ya que con solo leer las palabras y frases subrayadas se tiene un conocimiento completo de toda la lección. Esta técnica constituye uno de los principales pasos dentro del proceso de estudio del alumno y servirá de base a otras técnicas posteriores tanto de análisis como de síntesis: resumen, esquemas, etc.

Por todo ello, la Universidad Isabel I, con el fin de seguir ofreciendo una interacción continua del alumnado con los contenidos online, ha desarrollado una nueva funcionalidad que le permite hacer uso de esta técnica de estudio desde cualquier dispositivo electrónico, favoreciendo de esta forma el proceso de aprendizaje de los estudiantes. Esta opción se puede encontrar integrada en la interfaz de los contenidos en la parte superior, como se observa en la siguiente imagen:

La técnica del subrayado en el proceso de aprendizaje

Imagen 1. Opción «subrayado» dentro de la interfaz de los contenidos.

La incorporación de esta opción dentro del contenido online también se debe a que el subrayado, como técnica de estudio, presenta una serie de ventajas que harán del proceso de aprendizaje una experiencia enriquecedora y constructiva. Entre sus varias ventajas, podemos destacar las siguientes (Rodríguez, R. et al. 2009):

  • Favorece fijar la atención en el estudio de forma más analítica y selectiva.
  • Evita distracciones y el uso improductivo del tiempo.
  • Contribuye al estudio activo e incrementa la atención selectiva ante las ideas subrayadas.
  • Fomenta el desarrollo de funciones mentales como el análisis, la observación y la jerarquización.
  • Facilita el repaso rápido, la elaboración de esquemas, resúmenes y demás formas de síntesis de contenidos.
  • Constituye una ayuda determinante para comprender el contenido de un tema, memorizar y posteriormente aplicar lo aprendido.

Cada ser humano aprende de una forma distinta y, a lo largo de su recorrido por la escuela y su propia vida, va adquiriendo información de una manera muy particular y personal. Desde la Universidad, seguiremos innovando y ofreciendo vías para atender a los diferentes estilos de aprendizaje y necesidades del alumnado.

 

Bibliografía:

  • Cabeza Leiva, A. (2011). Las técnicas de estudio y trabajo intelectual en educación secundaria. Pedagogía Magna, 11, 20-25.
  • Rodríguez, R. M. L., Tagua, I. M. G., y García, P. G. (2009). Técnicas de trabajo intelectual: una alternativa para mejorar el rendimiento académico del alumnado de educación secundaria. Hekademos: revista educativa digital, 2, 37-54.
  • Palmero, M. L. R. (2011). La teoría del aprendizaje significativo: una revisión aplicable a la escuela actual. IN. Investigación e Innovación Educativa y Socioeducativa, 3(1), 29-50.

Entrada publicada el 26/04/2018

Editor: Universidad Isabel I

Burgos, España

ISSN 2605-258X

La técnica del subrayado en el proceso de aprendizaje

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